Me lo habían contado pero no lo había vivido intensamente. El típico opositor deslenguado que hace quince años decía “Chávez en su vida lo único que administró fue la cantina de un cuartel…”, el opositor que se escuda diciendo ”tengo derecho a pensar y a mí se me respeta”, pero es contrario a todo lo que hace la revolución y le gusta expresarse contra Barrio Adentro o ideas similares afirmando “eso ya no sirve porque la prensa no dice nada, eso servía al principio…”. Es el mismo que vive amargado gracias a la matriz noticiosa que niega los avances de la revolución bolivariana, chavista y socialista, hoy conducida por el primer Presidente obrero electo en Venezuela. A ese adversario le encanta dar opiniones, ironizar o practicar la táctica de afirmar “Chávez era otra cosa, pero… esto que tenemos no es nada”. Son compatriotas e incluso extranjeros adversarios a la revolución, que no emiten quejas de ciertos aspectos pero nos espetan afirmando “yo no hago política”. Bendicen la empresa privada y a Fedecámaras, a tiempo que disimulocráticamente disfrutaron la violencia guarimbera, y no creen en el combate al contrabando de extracción, ni en la guerra económica, inducida por sectores fracasados. Exclaman “el gobierno no hace nada”, pero cobran pensión y compran en Mercal o donde se logren rebajas por Ley y aunque ni de broma apoyan el combate a la especulación, acaparamiento y usura, desde que amanece hasta el descanso nocturno hablan escandalosamente del “insoportable costo de la vida”. En privado gozan porque todo esté carísimo, proclaman que el barril de petróleo bajó de precio y hasta se alegran “analizando” cualquier derrota deportiva de Venezuela. Esta radiografía la palpé hablando por teléfono con un familiar que vive lejos de donde resido. Usted los ve o los oye, reclamando democracia y haciendo preguntas, pero interrumpiendo la respuesta y siempre advirtiendo “yo no soy político, el que está hablando de política eres tú”. Aguante callado o callada, es preferible escribirle sus razones al opositor u opositora fanatizado que no lo deja contestar, redáctele sus pareceres y se los envía, esperando que no haya sufrido pérdida de memoria y se le olvidó leer “por culpa de este rrrrrrégimen”. La presente opinión puede ser remitida a quien usted le parezca y rétele a que le dé argumentos convincentes y por lo tanto inteligentes, difícil, porque usted sabe que se trata de una porción del país, minoritaria pero guiada por la odiocracia opositora de ciertos medios de agitación social, que disfrazan intenciones políticas haciendo “periodismo” y ocultando las buenas noticias, sin dejarle ver, oír o leer más allá de la vidiotización sesgada, muy bien sembrada para culpabilizar de todo a Chávez, a Maduro y hasta a Simón Bolívar, por antiimperialistas. Advertencia, se es IGNARO en política, cuando se está mal informado y deliberadamente engañado.