León Trotsky.
Cabe empezar diciendo que la xenofobia y el chovinismo son elementos propios del espectro nacional-burgués que por demás alimentan y arriman bastantisimo para el mingo a la clase dominante, que valiéndose de la explotación de arraigos y expresiones folclóricas y culturales de los pueblos, hacen valor al convertirlas en símbolos y banderas con demarcación territorial y fundamentos ideológicos para que esa determinada población termine abrazando y defendiendo a su propio verdugo. El gran colchón de todo esto, es el patriotismo.
La burguesía venezolana históricamente alimento el "anti-colombianismo". Como es lógico, todo ello sin argumentación, sin discusión y sin explicación alguna. Tal cual, como la oligarquía colombiana alimenta el "anti-chavismo". Precisamente fue Hugo Chávez, el hombre quien desde el poder ejecutivo empezó haciendo grandes aportes para darle vuelta a ese rechazo sembrado que había en la población venezolana hacia el colombiano. Sin embargo, los resultados a la vista nos indican que hubo una falla enorme al no darse un debate integro sobre cual era la política mas acertada para atender el caso de los inmigrantes. Digo por supuesto desde la lógica de un proceso de cambio que consolidara la inclusión de la mayoría de los llamados extranjeros, con perspectivas sociales, económicas y políticas.
Es ahí, amen de otras cosas, donde esta una de las grandes confusiones de algunos compañeros militantes bolivarianos que ante la crisis actual señalan al inmigrante y con gran particularidad al colombiano, como responsable de la difícil situación e incluso coparticipe de la famosa "guerra económica". Puede notarse con claridad como vienen arreciando escritos en donde a los colombianos en Venezuela se les dice malagradecidos, enemigos y otras cosas mas que no vale repetir. Mientras esto sucede y parece crecer, el sistema imperante y su lógica, persiste incólume y bien resguardadito. El capitalismo y la clase que lo administra "si que sabe hacer sus vainas". Lo sabe Luis Carlos Sarmiento en Bogota y Lorenzo Mendoza en Caracas, solo por nombrar par de ejemplos.
En política, eso del "agradecimiento" si que termina siendo la propia quimera y mas aun si de política revolucionaria se tratase. Se estima que son más de 6.000.000 los nacidos en Colombia que viven en Venezuela. De sus condiciones o razones por las cuales emigran, son bien conocidas: desplazados, perseguidos, pobreza extrema, etc. etc. Aquí se nos revela una interrogante automáticamente: ¿cuantos burgueses hay entre esos más de 6.000.000? creo que la respuesta es obvia. Ahora ¿Qué tipo de educación van a tener todos esos hermanos venidos a estas tierras? Lógicamente que son educados con la ideología de la clase dominante.
El detalle por así decirlo es, que la dirección política del proceso bolivariano ha respondido con más ideología al caso en cuestión y no con teoría y praxis revolucionaria. Digamos que, cuando se dice que los llamados raspa-cupos, los usuarios de las remesas o los bachaqueros desangran el país, pero no se habla o se abre una investigación seria sobre el desfalco y la fuga de divisas, con montos superiores a los 250.000.000 $ ¿a que se contribuye? ¿Quién roba a la nación, el "remesero" colombiano que se rebusca o el burócrata nacido posiblemente en la concepción palacio en conchupancia con el capitalista nacido en una clínica privada en caracas? Eso por tocar el tema de la situación económica actual, pero cuando no hay discusión política, los argumentos dejan el espacio para que sea llenado con falsas posiciones e incorrectas conclusiones, de modo que no se trata llanamente de ser malagradecido sino que la explotación se empieza midiendo por los niveles de conciencia.
Nadie niega la corrupción, que como vicio va desde lo mas alto hasta lo mas bajo, de eso se trata el sistema del capital, pero bien falso que es pretender endilgarle la responsabilidad al explotado, independientemente de su nacionalidad, credo o color de piel. Partiendo del criterio de nuestra clase social nos equivocaríamos menos. Un obrero venezolano tiene más coincidencia con un obrero colombiano o de donde sea, que con un burgués venezolano.
Por ultimo, ha sido una constante la ubicación de poco carácter clasista de la dirección oficial del proceso bolivariano. Y bien funcionales que le son los autores de artículos con características como las que más arriba he aludido. Por ejemplo, no les he leído escudriñando sobre las relaciones del gobierno nacional con otros gobiernos. Por un lado se levantan las banderas de Palestina y por otro se acomodan con gobiernos como el colombiano, haciendo mutis ante las movilizaciones populares. Útil es recordar que el gobierno colombiano tiene TLC firmado con Israel. Pero ya eso será tema para otra ocasión.
¡Que viva el internacionalismo proletario!
¡Que vivan los pueblos del mundo!
¡Ni burocracia, Ni Capital!