Con la vana ilusión de poder alcanzar un alto grado de desarrollo y un nivel de bienestar similar al de las potencias occidentales, el gobierno de India concedió voluntariamente porciones del territorio perteneciente a todo el pueblo a los capos de los conglomerados capital-sionistas que controlan el mercado financiero, industrial y tecnológico mundializado.
Partiendo del razonamiento económico ramplón que enlaza el desarrollo y la reducción de la pobreza (material) con el aumento de los ingresos, con la inversión extranjera directa y con el incremento de la capacidades productiva, tecnológica y de exportación que teóricamente ésta trae, la coalición gobernante cayó en la nueva trampa para la enajenación de territorios y creó una cantidad importante de Zonas Económicas Especiales (ZEE) a largo y ancho del inmenso subcontinente indio.
Pero la creación de estas ZEE exentos de las obligaciones fiscales, crediticias y laborales aplicables en el resto del país así como de los procedimientos y controles que supuestamente frenan el desarrollo de las potencialidades nacionales, no le ha traído a los indios los beneficios esperados.
No sólo no se han reducido las desigualdades regionales, no se han creado puestos de trabajo para la población local, ni ha mejorado el nivel de vida de la mayoría de indios sino que por lo contrario, la delimitación de esta especie de territorios foráneos ha implicado el desalojo de pequeños campesinos y productores, la privatización de sus tierras con fines especulativos, la pérdida de medios tradicionales de vida, el deterioro de las condiciones ambientales, el irrespeto a los usos y costumbres locales, la agudización de la corrupción y el amiguismo, etc.
Afortunadamente, esta práctica neocolonizadora basada en la lógica del capital y el desconocimiento las circunstancias específicas que posibilitaron la emergencia de las potencias occidentales, incluyendo la dominación y explotación de la propia India, está siendo cuestionada por políticos e intelectuales y ha provocado protestas populares tan fuertes como para lograr la reconsideración de los incentivos a las FEE en algunas regiones e incluso la suspensión total de las mismas, en el caso de Goa.