Como cobarde sucumbí

Hoy en la celebración de los quince años de la promulgación de nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, una vez más acudí a una marcha y concentración a la Avenida Bolívar de Caracas, y cuando hago acto de presencia en sus espacios, ¡Por Dios!, que de sensaciones tan incontrolables, un cúmulo exacerbado de emociones y extraños escalofríos recorrieron toda mi espina dorsal, dándome la muy particular sensación, que estaba ante una situación extrasensorial, que confundía toda mi inmensa humanidad, pues no podía equilibrar la mente con los latidos de mi corazón…

Nada más llegando al centro de la avenida Bolívar, aquella voz retumbante que salía por los parlantes, cornetas y todos los equipos de sonido instalados a lo largo y ancho de aquella avenida, hicieron que me desencajara y como latigazos los recuerdos empezaron a fluir cual manantial de mi memoria, y mientras me desplazaba por ella, fui escuchando la voz, y mirando a todo lado para ver si en la multitud alcanzaba a verte, y levantar mi brazo como siempre lo he hecho a lo largo de estos mas de 22 años de lealtad absoluta; pero no logré alcanzar verte, pero seguía escuchando aquella voz…

Fue entonces cuando acompañada de canciones, entre la que se cuentan: “La Gata bajo la lluvia, “Únicamente tu”, “Los que mueren por la vida” “El Yanqui teme que tu te levantes”, “Que tal te va sin mi”, “Motivos llaneros, “Al clamor de clarines guerreros ocurre el blindado ocurre veloz”, entre otras, precisamente ahí, empezó a brotar desde mi ser, expresivas gotas de sentires y de dolores, y solo ahí pude entrar en razón, y luego entonces me di cuanta, que ya no te vería, pues me acordé que habías partido a uno de esos viajes, en la que el ser se AUSENTA físicamente, pero su PRESENCIA ESPIRITUAL se convierte, en la sustitución tangible de aquello que intangible avisa su presencia.

No logre caminar mas de tres cuadras, puesto que, a mitad de mi travesía, tuve me vi en la imperiosa necesidad, de abandonar el lugar, porque sentí que algo muy dentro de mí pecho quería reventar, y en ese instante para mis adentro me pregunte: ¿Si así con la insólita reacción de debilidad de este pobre ser, es que cuenta la patria para defenderla?...

Y ante la incertidumbre de mi respuesta; como todo un grandísimo cobarde me aleje huyendo, del lugar en donde por ultima vez, te vi en cuerpo y alma presente, debido a que toda mi humanidad comprendió, que no estaba, ni estará preparado, para aceptar y soportar de buenas a primera tu AUSENCIA FISICA, mi querido, amado y eterno camarada comandante HUGO RAFAEL CHAVEZ FRIAS.

¿Quién mas que haya asistido no sintió lo mismo?

Lo último que llegue a escuchar al alejarme, fue algo así como que:

“Chavez no canta por que no sabe cantar, pero lo escuchan porque Chávez canta con lo profundo de su alma”


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Jesús Chua Espinoza


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