- Mira, señor periodista, hoy por hoy, el mejor negocio para sacarle plata a la oposición es meterse a brujo, o en todo caso aparentar serlo.
El periodista Pedro Cuartilla, había llegado con su viejo Malibú, a una modesta casa en el municipio Mariño (Nueva Esparta), esquivando huecos y observando el montón de basura en las esquinas y pensó: El alcalde de esta jurisdicción, se deja ver que después que ganó las elecciones no ha pisado más nuca este lugar. ¡Y tanta plata que recibe por impuestos de las diferentes empresas que existen en Porlamar!, exclamó en voz alta.
- ¿Quiero que seas más explícito amigo? Preguntó el reportero.
- Bueno sucede, como tú mismo lo sabes, que los opositores ya no hayan qué hacer, aunque sigan haciendo actos violentos y uno viendo que ellos siguen creyendo en pajaritos preñados, les dice que ese es el camino correcto, porque tú tienes que complacer al cliente, no puedes llevarle la contraria, porque si nó, salen diciendo: Ese brujo no sirve para un carajo.
- ¿Pero si ellos saben que eso es la salida para qué vienen?
- Porque tú sabes que a la burguesía le gusta mucho consultar a brujos, santeros, leedores de cartas, hechiceros o como lo quieran llamar. ¿Pero con qué fin? Simplemente para que tú le digas como pitoniso que tienen razón, que el Presidente va a caer, así tú mismo no lo creas. Pero tienes que asegurarle que en la bola se ve clarito que ese hombre no termina su mandato y, de paso, que se ve un poco de gente en la calle celebrando.
- ¿Y esas personas creen eso?
- Claro, te repito, que ellos vienen convencido de eso, y tú lo que haces es seguirle el jueguito y salen contentos, y no sólo eso que dan buena recompensa. Mientras tanto tú te quedas pensando: hay gente bien tonta en este país.
Pedro Cuartilla siguió conversando y hurgando la vida del brujo y hasta descubrió que no era tal. Luego se despidió, se montó en el viejo Malibú y arrancó rápidamente del lugar, pensando en los opositores: "En verdad Chávez los volvió locos".