De Juan Vicente Gómez al 23 de enero de 1958. El papel de los jóvenes y la traición de Rómulo el comunista

Siendo un poco salomónico, puede ubicarse en la historia el primer gran movimiento de emancipación y lucha revolucionaria juvenil del siglo XX en febrero de 1928, en plena dictadura del General Juan Vicente Gómez. En esa oportunidad, un grupo de jóvenes universitarios se reunieron en el teatro municipal de Caracas. El orador de orden, Pío Tamayo, fundador del Partido Comunista de Venezuela, recita un poema considerado subversivo por el gobierno de Gómez. Dos estudiantes cuasi anónimos para el momento, toman la palabra y pronuncian sendos discursos "inconvenientes" para la Dictadura. Eran tiempos en los que el látigo y los grilletes no eran vistos desde el cristal con el que podrían verse actualmente. Por ello, la más mínima afrenta contra el Estado y el Gobierno o la simple irreverencia política era pagada con represión y cárcel, en La Rotunda. A pesar de ello, la teoría marxista y las noticias de la Revolución rusa goteaban en los puertos venezolanos, llenando de esperanza la mente de los jóvenes. El sueño de una Revolución social los hizo conspirar. La mayoría de los estudiantes de La Generación del 28 son perseguidos, detenidos y recluidos y en muchos casos asesinados.

Sólo hasta la muerte de Gómez muchos de los exiliados regresan al país. Irónicamente, como ha sucedido una y otra vez en nuestro país, el destierro temporal les permite a muchos una formación ideológica más amplia, influenciada por las ideas socialistas. Sin duda, aquellos que aguantaron el garrote gomecista, sentaron las bases de lo que serían las futuras luchas de la juventud revolucionaria. De la Generación del 28 saldrían las caras de los grupos políticos que a la postre protagonizarían todo lo que ocurre en la década de 1950. Es precisamente por esos años en los que partidos como el PCV, URD y AD (como partido de abierta tendencia socialista) luchan contra una Dictadura militar, la del General Marcos Pérez Jiménez. En 1957, luego de años de desorganización, se crea un Frente Patriótico clandestino liderado por el periodista de 27 años, Fabricio Ojeda. La calle era un hervidero de jóvenes con ideas de izquierda. En este contexto, los estudiantes de la UCV encabezan la ofensiva final contra la dictadura. Todos los manifestantes son reprimidos por la Seguridad Nacional, que asesina a 7 jóvenes con edades entre 18 y 21 años y detiene a más de 200 personas entre profesores y estudiantes. El 23 de enero de 1958, luego de una rebelión cívico-militar, se consigue derrocar a la dictadura. Una vez más los jóvenes revolucionarios y socialistas participan activamente por la libertad y la democracia venezolana. La misma bandera democrática y socialista que se levantó en la lucha contra el general Juan Vicente Gómez, volvía a enarbolarse ahora contra la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez.

Poco después las luchas de los jóvenes de izquierda se ven traicionadas por los líderes políticos que se mantuvieron en el exilio durante la tiranía perejimenista. Este segundo exilio, contrario a aquel de los años 20, solo trajo traición y una camada de políticos ya manipulados por la ideología norteamericana. AQUEL PUNTO DE QUIEBRE, se mantiene hasta nuestros días. En 1958 se firma el llamado pacto de Punto Fijo entre AD, URD y COPEI —excluyendo al PCV—, y ese mismo año es electo presidente Rómulo Betancourt, quien llegaba de ser nada menos que el Presidente del partido comunista de Costa Rica, y quien en su mismísimo discurso de toma de posesión da la espalda a todos los partidos de izquierda que lidiaron por años contra la dictadura. No conforme con la puñalada, reprime a todos los que pertenecen a los partidos revolucionarios, y ordena el despido de más de 200 profesores universitarios sólo por su tendencia política. Ante esto, y motivados también por el triunfo de la Revolución cubana, muchos de los jóvenes marxistas deciden seguir el camino de la lucha armada.

El diputado Fabricio Ojeda, líder de las luchas contra la dictadura, con tan sólo 31 años, decide abandonar su cargo en el Congreso y tomar un fusil. En su carta de renuncia expresa: Nuestra decisión de incorporarnos a los estudiantes, obreros y campesinos que hacen la guerra de guerrillas en Falcón, Portuguesa, Mérida, Zulia, Yaracuy, obligados por la brutal represión del gobierno que amenaza con la muerte, la tortura y la cárcel a quienes se oponen a sus designios, obedece a la firme convicción de que la política de las camarillas que ejercen hoy el poder no muestran ningún ánimo para dar soluciones a la crisis política venezolana a través del diálogo y la senda electoral. El gobierno de Rómulo Betancourt desata una cruenta represión contra el movimiento revolucionario y popular, violando los más elementales derechos humanos. Fabricio Ojeda es asesinado 4 días después de ser capturado en el año 1966. En los periodos de gobierno consecutivo del partido AD —Rómulo Betancourt y Raúl Leoni—, se evidencia una de las épocas de mayor represión y actos criminales en contra de los jóvenes revolucionarios. Las desapariciones, los "suicidios" y las matanzas son la orden del día a día.

El 23 de enero de 1958 fue el fin de una era política retrograda, que dio paso a nuevas formas de dominación, incluso más devastadoras que las anteriores, pero esta vez amparadas por Lobbys e imperios. 40 años después de aquel 23 de enero, la "Democracia perfecta" estallo en la cara de los herederos de aquella traición. De alguna forma el Comandante Chávez reivindico a aquella juventud socialista traicionada, y devolvió las banderas de lucha, que hoy seguimos enarbolando.



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Moises González


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