30 Millones de Venezuelas…

Los problemas de Venezuela son inocultables, el gobierno nacional ha tenido que confesarlos, así como reconocer sus errores en materia económica. La calidad de vida de los habitantes de este país con bondades en desuso año a año se depaupera a un ritmo cada vez más veloz. Muchos se preguntan por qué no se iza una bandera común en contra de esta realidad, por qué los venezolanos en estampida no colman las calles a exigir soluciones estructurales a sus gobernantes, por qué las protestas no se masifican en un país que se encuentra en los primeros lugares en todos los indicadores negativos como inseguridad, inflación, escasez, entre otros. Las respuestas a estas interrogantes coinciden en una sola reflexión; está coyuntura histórica, donde sobrevivir a los servicios públicos o encontrar alimentos y productos básicos es una odisea y un desafío al bolsillo, ha hecho que cada quien imprima todos sus esfuerzos y concentración para solucionar su situación personal, hoy día no existe una visión colectiva del país, de lo que acontece en él, como diríamos en criollo “cada quien está pendiente de lo suyo”. Ello ha evitado que las presiones sociales se manifiesten en los niveles que debieran ser, por supuesto, hay que considerar que han sido aminoradas por el sostenimiento de la división social por parte de factores políticos, por la atención de los sectores más débiles a través de políticas sociales paliativas, por la atribución de responsabilidades extra gobierno, extra nacionales, campañas mediáticas y mucha propaganda oficial. En cuanto a lo que corresponde a los sectores de oposición, a nuestro juicio ocurre una gran dificultad, estos líderes no son capaces de elevar sus narices más allá de la visión partidista, aún no parecen comprender que la Venezuela de hoy no es problema exclusivo de partidos, sino que es imprescindible que incorporen en su seno (Mud o cualquier otra expresión organizativa) a todos los sectores del país (trabajadores, productores, estudiantes, gremios, etc) a fin de construir un pertinente mensaje de unión, un proyecto cónsono con la Venezuela real, esta carencia de enfoque contribuye a que los venezolanos no se amalgamen, no confluyan en puntos comunes haciendo que cada quien se ocupe de lo suyo, hoy cada habitante venezolano es un país distinto, aislado. El liderazgo que implora Venezuela es un liderazgo que se sepa conectar con las necesidades sentidas de la población, capaz de destrozar las embriagantes gríngolas partidistas, así permitir unir a los venezolanos en una visión compartida, en una “nueva esperanza”, ese es el gran reto, reto para el que las condiciones están dadas desde hace mucho tiempo. Ahora bien, este liderazgo no es exclusivo de la oposición organizada, puede surgir dentro de las filas del gobierno o una tan anunciada tercera vía, incluso, de algún sector nacional como el productor, empresarial, laboral, estudiantil, entre otros. Los venezolanos estamos viviendo cada uno en su país, hasta que no recuperemos nuestra identidad, nuestra visión país nada cambiará.

 

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Leandro Rodríguez Linárez

Politólogo / Analista político / Articulista de opinión, con más de 1.200 artículos publicados nacional e internacionalmente.

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