El cuatro de Febrero de 1992, el gigante del siglo 21 salió a la calle acompañado de valientes, sólo por un momento, pero prontamente acompañado de pueblo; todos lo seguimos hasta el fin y más allá en los tiempos por venir.
Fedecamaras y su sistema usurpador de la soberanía del pueblo recibían una certera estocada, En la casa del pez que escupe el agua, la cara visible de aquel momento Carlos Andrés Pérez fue barrido por el huracán que se desató; pero Fedecamaras quedó viva y se camufló para incrustarse en la naciente República.
Camaleones de gorra roja se incrustaron cual rémora, cual vampiro y se fueron apoderando de los espacios conquistados. Pasaran años para que esa marabunta que nos azota, ese hongo que carcome nuestra sociedad sea dominado y desaparezca.
Prontamente Luis Miquelena, abrazo al nuevo líder de la patria, prontamente aparecieron los Rosendos a engordar mas de las arcas de la patria, prontamente los Badueles abrazaron a sus compadres y prontamente los sin nombre se inscribieron en el naciente partido PSUV, cuando por orden del comandante desapareció el Movimiento Quinta Republica.
Contratos nuevos a personeros viejos empezaron a carcomer las arcas; dura lucha la del comandante que vio muchas de sus ideas diluidas entre las manos oligarcas de adecos y copeyanos que eran ahora mas chavistas que Chávez y tomaban la "decisión correcta" en contra de la del comandante supremo y en contra del ingenuo pueblo, que cada día lo era menos.
Saboteo, intriga, manipulación, traición; ese fue el viacrucis que vivió Hugo Chávez; así lo rodearon; crearon en 2002 la mayor escasez de la que tengamos conocimiento, lograron paralizar la economía del país desde la PDVSA que aun tenían en su poder los oligarcas tecnócratas.
El pueblo rescata su propia dignidad en el golpe de abril y el comandante Chávez se dedica a limpiar su entorno; chiripas y traidores empiezan a salir a la luz pública; pero uno se quedó dentro hasta ayer: Leamsy Salazar (¿la mano que vertió el veneno?). la ingenuidad que tiene el hombre de buen corazón fue su mayor defecto. Un, en ese momento, teniente de navío; que quizás apuñaló a quien portaba la bandera para quitársela, ondeó la bandera de la libertad ese fatídico día y eso fue suficiente para que el comandante le abriera la puerta de su corazón y de su casa, eso bastó para que el grande lo considerará su amigo fiel, eso bastó para que otro traidor se incrustará en el corazón del pueblo.
Una vez asesinado el comandante, el ataque contra su hijo, contra nosotros, comienza como en el principio; otra vez se desata la guerra del desabastecimiento, donde comenzó el saboteo; otra vez el fantasma de la casa de los espíritus revive.
En este episodio de su novela, Isabel Allende, nos relata lo que sucedía en Chile en 1973 y que fue el preludio del golpe de estado liderado por Pinochet y financiado y organizado por Estados Unidos; que culminó en el vil asesinato de Salvador Allende. Serían unas líneas más de una novela más; sino retrataran fielmente lo que está pasando hoy (42 años después) en nuestra patria Venezuela. El mismo formato que allá fue eficiente lo aplican hoy aquí ofendiendo nuestra inteligencia y nuestra determinación de ser libres.
Algo retrata Allende que sigue casi intacto en nuestra sociedad; el camino al socialismo sigue siendo en nuestras patrias un campo de batalla, el socialismo sigue siendo promocionado como el hijo de Marx y de Lenin; las boinas Rojas y negras se venden en el mercado capitalista al gran mayor junto a las franelas rojas, las banderas y la foto del Che. Nuestro socialismo sigue sin ser original, sigue siendo copia de proyectos fracasados; he ahí la capacidad inventiva de nuestro comandante boicoteada durante su vida y aun ahora.
La guerra económica se vencerá solo cuando el pueblo entero este consciente de su veracidad y el equipo del presidente Maduro sea claro en su accionar, no basta con intervenir las grandes cadenas de distribución, la imposición de la medida debe ser solo para obligarlos a trabajar como lo hacían antes del boicot y no para decomisarle los productos y repartirlos a criterio del interventor.
Si esa distribuidora de carne de Falcón es intervenida pero la carne es llevada a los mercales, bicentenarios, a Caracas, a Maracaibo. Si algún gobernador revolucionario pide "mándenme a mi que aquí no hay" entonces nada habremos hecho más que generar una cola en otro sitio y aplacar el hambre de hoy para que aparezca mañana.
La intervención debería obligar al intervenido a ejecutar su plan de trabajo ordinario, ese que suspendieron a propósito, pero que había sido eficiente siempre. Esa debería ser la verdadera intervención de todas las distribuidoras: Que salgan a hacer el trabajo que antes hacían y volvamos a la normalidad.
Solo así venceríamos la guerra económica que aplican hoy aquí como la aplicaron en Chile antes, según narra de manera muy Clara Isabel Allende en su novela "La Casa de los espíritus"
"La organización era una necesidad, porque «el camino al socialismo» muy pronto se convirtió en un campo de batalla. Mientras el pueblo celebraba la victoria dejándose crecer los pelos y las barbas, tratándose unos a otros de compañeros, rescatando el folklore olvidado y las artesanías populares y ejerciendo su nuevo poder en eternas e inútiles reuniones de trabajadores donde todos hablaban al mismo tiempo y nunca llegaban a ningún acuerdo, la derecha realizaba una serie de acciones estratégicas destinadas a hacer trizas la economía y desprestigiar al Gobierno. Tenía en sus manos los medios de difusión más poderosos, contaba con recursos económicos casi ilimitados y con la ayuda de los gringos, que destinaron fondos secretos para el plan de sabotaje. A los pocos meses se pudieron apreciar los resultados.
El pueblo se encontró por primera vez con suficiente dinero para cubrir sus necesidades básicas y comprar algunas cosas que siempre deseó, pero no podía hacerlo, porque los almacenes estaban casi vacíos. Había comenzado el desabastecimiento, que llegó a ser una pesadilla colectiva.
Las mujeres se levantaban al amanecer para pararse en las interminables colas donde podían adquirir un escuálido pollo, media docena de pañales o papel higiénico. El betún para lustrar zapatos, las agujas y el café pasaron a ser artículos de lujo que se regalaban envueltos en papel de fantasía para los cumpleaños. Se produjo la angustia de la escasez, el país estaba sacudido por oleadas de rumores contradictorios que alertaban a la población sobre los productos que iban a faltar y la gente compraba lo que hubiera, sin medida, para prevenir el futuro.
Se paraban en las colas sin saber lo que se estaba vendiendo, sólo para no dejar pasar la oportunidad de comprar algo, aunque no lo necesitaran. Surgieron profesionales de las colas, que por una suma razonable guardaban el puesto a otros, los vendedores de golosinas que aprovechaban el tumulto para colocar sus chucherías y los que alquilaban mantas para las largas colas nocturnas. Se desató el mercado negro. La policía trató de impedirlo, pero era como una peste que se metía por todos lados y por mucho que revisaran los carros y detuvieran a los que portaban bultos sospechosos no lo podían evitar. Hasta los niños traficaban en los patios de las escuelas.
En la premura por acaparar productos, se producían confusiones y los que nunca habían fumado terminaban pagando cualquier precio por una cajetilla de cigarros, y los que no tenían niños se peleaban por un tarro de alimento para lactantes."
Los venezolanos valemos más que un paquete de harina y un rollo de papel; solo los mediocres valoran su patria en un puñado de comida o en papel toilet (tualet).
Por millones de espíritus que salgan en la casa del pez que escupe el agua, el pueblo chavista prevalecerá y la fatídica casa quedará como una ruina en la memoria y una nueva casa con una fuente, de vida y sabiduría borrará aquellos escupitajos de nuestra historia.
El pueblo chavista no se deja engañar, ni manipular; los confundidos de siempre que sigan sufriendo la pesadilla de despertar cada mañana y los chavistas seguimos aquí. Los curas de negro que sigan elevando sus oraciones a donde creen que los escuchan y sus monjitas de negro pidiendo a su Dios que les haga la gracia de eliminar a los chavistas.
Nada de eso nos perturbará pues la conciencia esta clara; Chávez no aró en el mar; Chávez dejo a Venezuela llena de Chavistas.
No podemos revivir cada cien años, cuando Bolívar y Chávez nazcan de nuevo; revivamos cada 4 de Febrero, hasta lograr la Victoria definitiva.