El decir popular y alguno que otro "experto", dicen que lo que sube nunca baja, es en realidad una verdad a medias y en el contexto capitalísta es bueno decirlo, cualquier medio verdad se convierte en algo que la gente toma como cierto. Ahora desde un punto de vísta académico y/o profesional igualmente se podría afirmar que es lógico que asi sea, no obstante, la economía luego de finales de los 80 y principio de los 90 del siglo XX, han cambiado muchas percepciones sobre el comportamiento de algunas variables macroeconómicas, sencillamente porque estas son las que la gente percibe y hasta sufre producto de sus consecuencias en el resto de la economía.
En una economía no alterada por fenómenos ajenos a ella, la movilidad de sus agentes económicos actúan de manera acompasada sin sobresaltos, teóricamente sabemos que la inflacción viene dada por dos vías: una, los costos y su incremento y dos: la influencia que ejerce en un momento dado la ley de la oferta y la demanda, por aquello de las necesidades y la escasez; siempre se ha dicho que la escasez es producto de falta de producción o importaciones insatisfechas, por ende al escasear un producto o bien el precio y en razón de la necesidad de su uso incrementa su precio, caso que no es el ocurrido.
A estos dos casos mencionados le agregaremos y me disculpan los colegas que me salga del manual y de las enseñanzas que el capitalismo ha abonado en la academia, una variable que al parecer es aplicable a gobiernos progresistas y revolucionarios; antes vamos a explicar brevemente que se le llama inflacción inducida y aquí está este tercer elemento, precisamente el factor político utilizado indistintamente para atacar estos gobiernos, alterando la funcionalidad normal de la economía y en aras de producir una alteración irracional de los precios sin causa aparente justificada por alguna de las dos características arriba mencionadas.
Asi es, la política utilizada para incidir en la economía, en este caso, en la alteración de precios hacia arriba, lo que quiere decir aunque muchos digan lo contrario que dominada la arremetida política los precios deberían tener la tendencia hacia la baja, sí, los precios que irracionalmente subieron sin justificación alguna. Por supuesto, que para que esto se cumpla la acción del Estado es fundamental en dos decisiones que coadyuvarían a que esto funcionara de esta manera. Fijense, si los precios se incrementaron por la vía de la política hecha subversión y desestabilización, deberían bajar por vía de la aplicación a una fecha anterior de la Ley de Precios Justos, o no debería de ser de esta manera, dicho de otra manera si los incrementos dados según la influencia señalada, desaparecida esta, la normalidad económica nos dice que los precios deben tomar el camino real, sensato y racional de acuerdo a los costos y la Ley de la Oferta y Demanda. Y por otra parte, la movilización popular bien organizada serviría de contralor en la verificación de precios justos.
En todo caso, apostamos a que los agentes económicos respeten las reglas de juego de la economía, en caso contrario, la aplicabilidad de la Ley, los obligará a fijar nuevos precios muy por debajo de los existentes hasta la fecha y cuya referencia en fecha debe ser decidida en razón del comienzo de la ofensiva de la guerra económica y comercial que la burguesía interna y el imperialismo internacional accionan para acabar con la Revolución Bolivariana, puede ser tomado como inocente esta solución a los altos precios, pero desde el punto de vista político y a través del papel que el Estado debe ejercer lo vemos posible y realizable.
