Eliminar de raíz el modelo patriarcal de organización social que ha colocado a la mitad masculina de la humanidad por encima de la mitad femenina es quizás el reto más grande que tenemos por delante. Y lo es porque la relación de dominación patriarcal ha sido internalizada como natural y ha sido subestimada por los analistas de las condiciones y contradicciones de los distintos modos de producción.
Las diversas formas de funcionamiento - esclavista, feudal, capitalista, socialista – asumidas desde la Grecia Antigua hasta nuestros días por las sociedades se caracterizan por dar cabida solamente a dos posiciones: dominante y dominado. Operan con base en estructuras jerárquicas piramidales rígidas, alimentadas por el miedo y la violencia, tanto en la familia como en el resto de la sociedad. Orientan el conocimiento y la tecnología al control de los seres humanos y la naturaleza. Concentran la riqueza y el poder entre quienes ocupan el tope de la pirámide social y crean mecanismos religiosos, culturales y mediáticos que justifican la dominación y la violencia, presentándolas como inevitables, deseables y hasta morales.
Afortunadamente, la mundialización a toda costa de la hegemonía estadounidense ha provocado reacciones contrarias en diferentes partes del mundo y ha puesto sobre el tapete propuestas de todo tipo para sustituir las relaciones de dominación por relaciones de solidaridad y en consecuencia, para acabar con el predominio de lo masculino sobre lo femenino.
En Venezuela hemos avanzado bastante en la valoración y protección de las mujeres. Entendemos cada vez más la importancia de la vida, de la paz y de la felicidad colectiva. Pero nos queda mucha tela que cortar pues la supresión de la dominación patriarcal, más allá de lograr conquistas femeninas dentro de un mundo masculino, implica la adopción de un nuevo modelo de organización social donde predominen creencias, valores, actitudes, patrones de conducta y actividades hoy consideradas “femeninas” por estar alineadas con el cuidado de la especie humana y de la naturaleza, con el verdadero Buen Vivir.
Así, la erradicación mundial de la dominación patriarcal tiene que ir a la par de la transformación revolucionaria de los modelos de organización social. Y en nuestro caso, va a depender de la lucha militante de venezolanos y venezolanas por “feminizar” el proyecto de Socialismo del siglo XXI.
Chávez, nuestro amoroso Comandante nos lo advirtió “La mujer como esencia sólo puede liberarse en medio de una revolución socialista”
(3/03/2015)