El discurso del poder

-.“El Foro Social Mundial y el Foro Económico Mundial, las ONG y movimientos de oposición a la globalización están controlados por las mismas fuerzas ante las cuales protestan”.

.- Es necesario controlar las masas, para evitar insurrecciones que puedan poner en peligro sus intereses y es así como el gran capital “construye y fabrica la disidencia” para mantener el nuevo orden mundial bajo el paradigma de un mundo globalizado.

Enrique Contreras Ramírez

La violencia que en la actualidad vive el país, se manifiesta de diversas maneras, violencia que indiscutiblemente pisotea la condición humana y más cuando se trata de una violencia inducida por quienes mantienen la hegemonía, el dominio y al propio sistema. Allí tienen presencia desde los partidos políticos, instituciones religiosas, militares, grupos económicos, que en términos más concretos representan y son expresión de un estado, cuyo poder se utiliza para reprimir y mantenerse en el mando. Esta situación se disfraza de una manera cruel y perversa, con un lenguaje y un discurso de paz, de esperanza, de solidaridad y del que mañana será mejor.

    Desde el poder se fabrica, se crea una arenga -que parafraseando a Foucault- se institucionaliza como verdad irrefutable, es por esto que ese discurso bien elaborado con orientación y dirección  motivacional pasa a ser en términos muy prácticos una forma de poder, ya que aliena y si aliena tiene credibilidad y si tiene credibilidad la gente tiende a obedecer, es una obediencia funcional convertida en servidumbre que sirve para darle validez al sistema, llámese capitalismo o socialismo y sus expresiones respectivas dentro de eso que llaman estado.

SERVIDUMBRE VOLUNTARIA

    En algunas oportunidades hemos señalado, que cuando se tiene enajenación mental, allí no hay espacio para los sueños, ya que se produce en la persona lo que  Etienne La Boétie denomina “Servidumbre Voluntaria”, que no es otra cosa que la relación dominación/servidumbre, motivado en la actualidad a un discurso que esconde el absolutismo y que disfraza la violencia y la dominación a través del discurso de la esperanza y de la paz. (Al respecto consúltese “El discurso de la Servidumbre Voluntaria” de Etienne La Boétie).

    Históricamente, esa servidumbre se ha repetido de diversas maneras, tanto en dictaduras como en lo que se ha denominado democracias, es lo que ha hecho que los pueblos estén sujetos a lo que diga el tirano, el caudillo, el partido o el gobierno y cuando se está consciente de tal manipulación, es doloroso observar como centenares de seres humanos, de compatriotas sirven de manera miserable y se inclinan frente al opresor, donde se pierden los valores, para entregarse ciegamente al dominio del que ejerce el poder.

    Ese poder, así como construye de manera malévola el discurso de la esperanza y esconde la incitación a la violencia pregonando la paz, lleva consigo que los de abajo se dividan, para generar la violencia horizontal e incluso se puede desarrollar en las masas el deseo tanático al creer que el otro, que también está abajo es su enemigo por estar al otro lado del bando y que padece las misma formas de alienación producido por  la arenga de quienes poseen el poder.

    Todo esto, es lo que hace que los de abajo vivan de la ilusión, del entrampamiento que produce el engaño y que lo que cree que es real, es expresión de un mundo oscuro donde la luz del sol no llega, pues como dijera Platón en el “Mito de las cavernas”, son seres humanos “atados de cabeza, pies y manos desde el mismísimo día de su nacimiento, obligados a mirar siempre hacia una de las paredes de la misma. Tras ellos hay una gran hoguera que ellos nunca llegan a ver y más allá la salida de la cueva. Continuamente por la entrada de la cueva pasan animales, otras personas y demás cosas que proyectan su sombra distorsionada en la pared y el eco de sus voces es lo único que llega al interior de esta caverna. Esto es lo único que estos hombres pueden ver, lo único que pueden escuchar. Para ellos esa es la realidad ya que no conocen ni conciben otra cosa”.

CONTRUYEN LA DISIDENCIA

    El imperio del gran capital, a través de los grandes conglomerados, a trazado sus estrategias dentro del marco del mundo globalizado, el mismo se asienta en cualquier sistema, llámese socialismo o capitalismo, crea la ilusión de que se vive en democracia, en revolución, acepta la disidencia y la protesta, el reclamo, la denuncia como características del modelo socio-económico donde se instala el capital, su discurso lo pone en boca de los  “lideres” de los partidos, de los que dirigen las instituciones, del gobierno y como si fuera poco de la llamada izquierda que se hace cómplice por las cuotas de poder que le ofrece el propio sistema e incluso les deja dirigir gobiernos que se enmarcan y se institucionalizan dentro del estado. De esta manera controlan a las masas, para evitar insurrecciones que puedan poner en peligro sus intereses y es así como  el gran capital “construye y fabrica la disidencia” para mantener el nuevo orden mundial bajo el paradigma de un mundo globalizado.

    “Las élites económicas –que controlan grandes fundaciones– también supervisan la financiación de numerosas organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, que históricamente han estado involucradas en el movimiento de protesta contra el orden económico y social establecido. Los programas de muchas ONG y movimientos populares dependen en gran medida tanto de fondos públicos como privados, incluyendo las fundaciones Ford, Rockefeller, McCarthy, entre otras. El movimiento anti-globalización se opone a Wall Street y a los gigantes del petróleo controlados por Rockefeller y otros.

Sin embargo, las fundaciones y organizaciones benéficas de Rockefeller y otros, generosamente fundan redes anti-capitalistas, así como ecologistas (frente a las grandes petroleras) con el fin último de supervisar y formar sus diversas actividades”. (Véase al respecto el artículo de Michel Chossudovsky. “Financiando la disidencia: Quien paga, manda”).

El objetivo de todo esto es controlar, vigilar, es la expresión del panóptico en un planeta llamado tierra, donde la sociedad es amordazada y lo peor su cerebro lo paralizan, ya que no tiene derecho a pensar, a reflexionar, a contradecir, en un mundo  claro- oscuro que se debate  entre la verdad aplastada, encadenada y la mentira que fluye como el agua y que la inmensa mayoría que puebla el planeta la toma como verdad absoluta e incólume.



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Enrique Contreras Ramirez

Militante de Ruptura

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