Venezuela: dificultades para la Revolución

La coyuntura política y económica que atraviesa Venezuela, es de la más alta complejidad. Una lucha de clases con distintos matices la anima, y en ella las elecciones legislativas por escenificarse durante el segundo semestre determinarán el rumbo inmediato del país.

Un trimestre de aguda confrontación. Los primeros meses del 2015 trajeron para Venezuela la agudización de los problemas que en años recientes afectaron el proceso en desarrollo desde la llegada de Hugo Chávez a la presidencia en febrero de 1999.

Atacado por lo que denomina "guerra económica", expresada en altísimos niveles de escasez e inflación, el gobierno de Nicolás Maduro se enfrenta a un año electoral, con la prevista renovación de la Asamblea Nacional para finales de 2015.

Escasez de alimentos y otros productos de primera necesidad que en muchos rubros supera el 50 por ciento, e inflación que oficialmente ronda el 70, pero que realmente está ubicada por sobre los tres dígitos (1). Estos son elementos de la economía interna que poco a poco minan el respaldo popular hacia Maduro y su gobierno.

Política y poder

Junto al desorden económico, opera en el escenario nacional la crisis política derivada del fallecimiento en marzo de 2013 del líder fundamental del proceso, Hugo Chávez, cuyo liderazgo le permitió alcanzar considerables logros incluyendo reiteradas victorias electorales desde 1998 hasta 2012, y cuya ausencia tiende a generar problemas de gobernabilidad dentro del propio "chavismo"; realidad que demanda reformular el mecanismo de dirección del proceso revolucionario (2), cuya capacidad de liderazgo no alcanza a ser retomada por ninguno de los dirigentes del Psuv, vacío que obligaba a una ampliación de las alianzas políticas, al tiempo que ejecutar mecanismos más colectivos para la toma de decisiones gubernamentales.

Pese a esta realidad, y lo retos que abre, el camino seguido por Maduro es el contrario. En vez de ampliar las alianzas políticas entre las fuerzas revolucionarias, reduce cada vez más el círculo gobernante, expulsando progresivamente de sus cargos ministeriales a buena parte de los denominados "hijos de Chávez". Esa suerte han corrido quienes durante los anteriores casi catorce años de gobierno figuraron entre sus principales colaboradores, es el caso de Héctor Navarro, Ana Elisa Osorio, Jorge Giordani, Yadira Córdova, Rafael Ramírez, Miguel Rodríguez Torres, entre otros. También debe mencionarse a otros que no fueron ratificados como miembros principales de la dirección del partido gobernante que designó Maduro de manera unilateral, como son los casos de Rodrigo Cabezas, Jesús Faría y Noely Pocaterra.

La continuidad de esa política de purgas en "cámara lenta" tiende a aislar políticamente al dúo Nicolás Maduro-Diosdado Cabello, lo que no favorece la recuperación del respaldo popular, perdido debido a los efectos nocivos de la "guerra económica".

Junto al debilitamiento de las alianzas internas dentro del propio Psuv, también se profundiza la manipulación utilitaria de organizaciones como el llamado "Gran Polo Patriótico" (GPP), el cual teóricamente reúne a otros partidos revolucionarios y movimientos sociales no agrupados con el partido de gobierno, pero que en la práctica se mantiene como un parapeto teledirigido por el mismo Psuv, sin autonomía alguna para tomar decisiones y definir políticas en el escenario de la aguda lucha de clases en desarrollo en el país desde febrero de 2014.

El sectarismo como norma de acción del partido de gobierno ha determinado el alejamiento de importantes cuadros dentro del aparato comunicacional, como es el caso de Vladimir Acosta, Vanessa Davies, Nicmer Evans y Mario Silva. Este último recientemente regresado a un programa de televisivo sabatino, luego de dos años de silencio obligado por sus denuncias de corrupción contra Diosdado Cabello y su círculo de poder dentro del gobierno.

Sectarismo también manifestado al abordar las propuestas que desde el campo revolucionario realizan tendencias críticas dentro del partido oficial, como es el caso de Marea Socialista, algunos de cuyos voceros han sido "borrados" de la lista de militantes del mismo, "invitados" en varias oportunidades por Cabello a formar un "partido aparte".

En perspectiva electoral

La continuidad de este sectarismo no augura buenos resultados electorales, pues dificulta la recuperación de lazos con movimientos de trabajadores y otras organizaciones populares que no se ven reflejadas en el accionar gubernamental.

Elementos todos que van de la mano de la necesaria recuperación económica como piedra angular de un relanzamiento de la revolución. Hasta ahora, por lo menos de manera formal, el gobierno de Maduro resiste ante las presiones de la burguesía internacional y sus representantes criollos que lo empujan a asumir de manera explícita una política neoliberal como fórmula de solución a la crisis.

Su viaje a China y Rusia a comienzos de 2015 le permitió liderar un programa no subordinado al Fondo Monetario Internacional ni a los dictados de Washington. Sin embargo, Maduro no ha contado con capacidad para asumir políticas radicales que permitan controlar el sabotaje económico inducido por la burguesía. La inercia en este campo ha terminado por favorecer a los intereses imperiales, pues tanto la inflación como la escasez avanzan con una fuerza que pareciera indetenible, quebrando los índices de aceptación del Presidente en las encuestas, los que caen por debajo del 30 por ciento, muy malos para un año electoral.

Medidas propuestas por diversos sectores políticos, como la nacionalización de la banca y la centralización por el Estado del comercio exterior no han sido tomadas en cuenta por el actual gobierno, el cual insiste en mantener una disparidad cambiaria que termina legitimando el dólar negro y favoreciendo a los especuladores que actúan desde la empresa privada y desde las propias oficinas gubernamentales.

En estos marcos de crisis económica y de gobernabilidad, hay que considerar la situación de las fuerzas políticas opositoras, las cuales se preparan con mucho optimismo para la disputa electoral legislativa. Pero sobre este sector opositor pesa la división generada en 2014 debido a la presión de Washington por promover la "guarimba" como mecanismo que buscaba derrocar a Maduro por medio de grandes movilizaciones de calle, similares a la táctica ejecutada en abril de 2002.

Resulta que esa guarimba impuesta como estrategia por el gobierno estadounidense en 2014 no encontró consenso dentro de los partidos opositores venezolanos, lo que propició una profunda división que aún hoy permanece y augura una posible participación separada de las fuerzas derechistas en las elecciones parlamentarias, factor que favorecería al gobierno de Maduro en sus intenciones de mantener la mayoría legislativa.

Tanto el gobierno como la oposición desarrollan esfuerzos políticos destinados a lograr la mayor unidad en las candidaturas a diputados, pero no están claros los resultados que arrojen ambos procesos internos. El chavismo debe enfrentar la lucha interna de sus múltiples fracciones nacionales y regionales, en un reparto de candidaturas que será difícil por la perspectiva real de que disminuya el número de diputados ganadores, y por las exigencias de sectores aliados en el GPP que desean no continuar como convidados de piedra.

La oposición, por su parte, difícilmente logrará superar la división sufrida en 2014, y aún en el caso de que logren planchas conjuntas en la mayoría de circuitos electorales, las campañas de cada partido probablemente tomarán cuerpo por separado, lo que debilitará la captación del voto de los opositores tradicionales y de los descontentos con el chavismo.

Aun así, uno de los escenarios electorales que cobra mayor fuerza es la derrota de las fuerzas bolivarianas, con la consiguiente pérdida de la mayoría en la Asamblea Nacional. Esta posibilidad abriría nuevos escenarios, ahora por vía institucional, para intentar la salida del poder de Nicolás Maduro.

De manera general, persistirán tres escenarios previstos (3) en febrero de 2013, aún antes de anunciarse la muerte de Chávez:

1. Una amplia conspiración del imperio por penetrar a los distintos liderazgos civiles y militares del chavismo, para desde allí provocar la caída del proceso revolucionario.

2. La lucha dentro del chavismo por un nuevo reparto del poder.

3. El deterioro del liderazgo chavista ante el pueblo venezolano que respalda la revolución, derivado de las erráticas decisiones en materia económica.

4. Y un nuevo escenario por valorar: la lucha y recomposición también dentro de las fuerzas opositoras.

El resultado de estas tendencias abrirá diferentes escenarios, caracterizados por la incertidumbre y la no superación en el corto plazo de la crisis económica y política que sacude al proceso bolivariano:

- Una agudización de la crisis política, al perder el chavismo la mayoría legislativa.

- La agudización de la crisis económica, al juntarse la inmovilidad del gobierno con el sabotaje explícito del capital foráneo y criollo.

- Cierta recuperación del respaldo popular al proceso como resultado de las presiones del gobierno de los Estados Unidos y el posible fracaso de planes conspirativos orquestados a partir de esa política de confrontación que impulsa Obama.

- El posible fraccionamiento del chavismo debido al choque de liderazgos regionales encabezados por militares, con el dúo hegemónico Maduro-Cabello.

- La conservación de las divisiones dentro de las fuerzas opositoras, al no poder conciliar las estrategias golpistas de unos con las perspectivas electorales de otros.

- El desarrollo de acciones terroristas aupadas por el gobierno de los Estados Unidos, buscando crear un vacío de poder que genere el caos interno y facilite la intervención de fuerzas extranjeras.

- Un posible fortalecimiento de sectores revolucionarios chavistas que desde las bases populares, en acuerdo con sectores militares y disidentes-expulsados del PSUV, enarbolen un programa de relanzamiento y recuperación de la revolución.

Como síntesis, un escenario general de incertidumbre, a partir de la agudización al máximo de la lucha de clases dentro de Venezuela, en el cual algunos sectores apuestan por el último escenario formulado, como alternativa necesaria para que continúe y se profundice esta experiencia de transformación social que ha impactado todo el continente americano.

1 La mayoría de los alimentos de primera necesidad han aumentado su precio en el último año por encima del 100 por ciento. El presidente del Instituto Nacional de Estadística, Elías El Juri, renunció en fecha reciente y aunque no fueron públicas sus razones, se presume que fue por su negativa a seguir ocultando las verdaderas cifras de la situación económica del país.

2 Consultar el artículo "Poder del pueblo y continuidad del proceso revolucionario". http://www.aporrea.org/actualidad/a160175.html

3 Consultar el artículo "Poder del pueblo y continuidad del proceso revolucionario". http://www.aporrea.org/actualidad/a160175.html



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Roberto López Sánchez

Roberto López Sánchez (Caracas, 1958). Profesor Titular de la Universidad del Zulia (LUZ) con ingreso en 1994. Licenciado en Educación (LUZ, 1994). Magister en Historia (LUZ, 2005) y Doctor en Ciencias Políticas (LUZ, 2013). Actualmente dicta 6 materias en la Licenciatura de Antropología en LUZ: Historia de América; Historia de Venezuela; Intercambios Económicos; Poder y Movimientos Sociales; Culturas Afroamericanas; y Modo de Vida e Identidad Nacional. Ha dictado seminarios a nivel doctoral y nivel maestría en universidades venezolanas; y seminarios de Historia de Venezuela en universidades de Chile y España. Actualmente coordina la Unidad Académica de Antropología. Ha dirigido proyectos de investigación a través del CONDES-LUZ, y CLACSO. Línea de investigación: estudio de los movimientos sociales. Ha publicado más de 50 trabajos científicos. @cruzcarrillo09

 @cruzcarrillo09

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