Nos deja su abrazo solidario y la alegría de la resistencia en construir nuevos amaneceres junto a los pueblos.
Así partió Eduardo Galeano hacedor de la palabra que camina, abriendo sendas de luces y esperanza a contrapelo del sistema de dominación. Su rebeldía fue generando conciencia crítica y valores junto a los pueblos donde fluye el torrente de luchas libertarias en las venas abiertas de nuestro continente.
Como buen futbolero, Eduardo jugó en el seleccionado de la vida y gambeteó la pelota en medio de la cancha y la dejó picando, esperando el pase preciso para que metas el gol contra las injusticias, el hambre, la opresión. Sabía que el triunfo únicamente se alcanza en equipo, con la comunidad y la voluntad de los pueblos eso, que tan bien soñaba, el nosotros y nosotras, en los abrazos solidarios de saber que estamos juntos en la diversidad y a la vez en la unidad, superando el "yo" del individualismo.
Fue irreverente frente a la historia oficial. Semejante al tábano socrático, sacudió ideas, provocando con ironía y sabiduría el desafío de generar nuevas alternativas en defensa de los derechos de los pueblos. Tenía el don de hacer caminar la palabra y comunicar a los cuatro vientos los dolores, las luchas y resistencia de los sectores populares, indígenas, campesinos, sindicalistas, mujeres y jóvenes frente a la fuerza dominante de los poderes económicos, políticos y militares que rapiñan nuestro continente.
Querido hermano, partiste pero no te fuiste, sembraste semillas de vida, de pensamiento y valores, despertando conciencia sobre la identidad y pertenencia que el tiempo no logró disolver y olvidar. Tu permanencia en las luchas y resistencia por construir un mundo más justo y fraterno están presente y nos has dejado picando en la cancha la pelota para continuar jugando en la vida y lograr meter el gol de la solidaridad contra las injusticias.
Un abrazote querido compañero de caminada en América Latina.