A estas alturas de la guerra económica que se ha prolongado en el tiempo y se transmuta de muchas maneras contra el pueblo venezolano, los magos de la maniobra en la oposición sacan cuentas y sólo esperan la fecha oficial del CNE, para sacarle punta y tomar la Asamblea Nacional por asalto.
Los opositores venezolanos, una rara especie que encontró un candidato en el norte por no tener una figura propia o un líder que encarne sus aspiraciones en el escenario político de nuestro país, han preferido callar y asumir la cobarde estrategia de esperar los frutos de los estragos causados por su plan desestabilizador.
Este plan, aunque no ha tocado fondo, supera las expectativas por encima de los desesperados esfuerzos del gobierno revolucionario para enfrentarlo, porque aún no ha dado pie con bola y este avanza aceleradamente hasta perforar los tuétanos del bolsillo de los venezolanos.
El superintendente de control de precios y de los tan esperados precios justos, luego de una eufórica campaña contra la guerra económica, pareciera que ha entrado en una etapa de receso o se le acabó la gasolina, porque los anunciados presos, vagabundos y acaparadores no aparecen por ningún lado; sólo se ríen, se burlan y hacen su agosto con el pueblo venezolano.
Por todos lados, el camino del desabastecimiento se extiende y pareciera convertirse más bien en un callejón sin salida. La tan anunciada campaña para frenar la guerra económica no ha dado sus frutos y por eso nos ahogamos en un mar de incertidumbre y desesperanza.
Los llamados que ha hecho nuestro Presidente Nicolás Maduro a la FANB, a las bases del PSUV y al Polo Patriótico parecieran quedarse en los actos del Teresa Carreño y del Poliedro, porque a la hora de enfrentar el acaparamiento, se diluyen en buenas intenciones, campañas televisivas y en los gritos de - ¡así, así, así es que se gobierna! - pero no terminan de hacerse realidad en el verdadero espíritu de Chávez de tener un gobierno participativo y protagónico.
Mientras tanto, "la procesión va por dentro", como decía "El Gabo". El Presidente Maduro anuncia una nueva fase contra la guerra económica, con un plan que incluye una asesoría extranjera y un nuevo llamado - "casi desesperado" - al pueblo venezolano, ya en un margen de 16 meses de una batalla "incesante y brutal" (Ultimas Noticias,pag.16)
En el escenario de la distribución de alimentos y de los rubros donde también se extiende la escasez (farmacéuticos, ferreteros, parque automotor, mercancía seca, productos de limpieza y alimentos, etc.) se percibe una impotencia en el pueblo, ante el robo descarado y el "mercado negro" que dispara la inflación inducida y despiadada la cual pulveriza los sueldos y salarios, además de alimentar las colas que desesperan; mientras tanto, los empresarios piden y piden más dólares, los cuales les llegan puntualmente.
Por su parte, a pesar del esfuerzo en Seguridad Alimentaria de Mercal, Pdval y de los mercados populares a cielo abierto, existe otra red paralela que obligatoriamente debería sumarse al Gobierno Revolucionario contra la guerra económica. Se trata de la red de distribución y mercado de los chinos, quienes además de haberse multiplicado, ya están en los más apartados rincones del país.
Los chinitos que crecen como arroz en Venezuela y a quienes no dejamos de reconocerles su espíritu de trabajo, deben sumarse a la alianza estratégica que se tiene con la República Popular de China, en la guerra contra la especulación y el acaparamiento.
Con los asiáticos Venezuela mantiene estrechas relaciones, amplio financiamiento, compra de satélites, fábricas de vehículos, construcción de viviendas, etc. a cambio de petróleo. Es por ello que a los chinos residentes y comerciantes en nuestro país, se les debe exigir que se conviertan en verdaderos aliados contra la guerra económica.
La Superintendendencia de Precios Justos, la FANB junto al Ministerio del Poder Popular para la Alimentación, deben llamar a capítulo a los dueños de establecimientos y comercios chinos para ponerlos en cintura; porque todo el mundo se pregunta: ¿con quién están los chinitos en Venezuela?, ¿están con el pueblo o con los que hacen la guerra económica?. En otras palabras, están con Dios o con el diablo...
¡Amanecerá y veremos!