Si bien aceptamos que en realidad la economía venezolana está duramente atacada externa e internamente, de igual modo, debemos comprender que los niveles de empleo y tributación interna se corresponden con una economía en movimiento. La producción de Bienes y Servicios de productos básicos fundamentalmente, se realiza en términos de abastecimiento cónsonos con la población; por tanto lo que está ocurriendo son síntomas de procesos fuera de la real contingencia económica.
Si la gente adquiere productos en frecuencia distinta a años anteriores, significa que eventos intencionales como la escasez, el acaparamiento, el contrabando, etc, ocurren en el contexto de una conspiración artera que busca molestar y enardecer a los consumidores que día a día para adquirir productos esenciales deben soportar en oportunidades enormes colas en establecimientos públicos y privados.
Inicialmente, lo que se pretendía era alterar la paciencia de la gente y la paz interna, de tal manera, que la fijación de precios y los controles no funcionaran. De hecho, los precios han sido alterados sin ningún fundamento económico que lo justifique y lo que buscaban no ha ido más allá de las molestias ocasionadas.
Ahora bien, es perentorio asumir esta realidad y aplicar medidas contingentes por varias razones: En primer lugar, tendentes a desposicionar la matriz sicológica ocasionada a través de una campaña efectiva que coadyuve a disminuir y eliminar la predisposición que ocasiona por ejemplo la escasez, allí se comenzaría en nuestro concepto a derrotar definitivamente la denominada guerra económica y comercial; en segundo lugar, creemos que es hora de Sincerar la situación de la producción y fijación de precios, inclusive a nivel de distribución donde se halla la mayor desviación, esto para luego hacer el diagnóstico y tomar medidas que podrían emerger como necesarias e ineludibles, tal es el caso de una revisión técnica científica de los verdaderos niveles de costos en cada ciclo de la producción y más allá, es decir comercialización y distribución y la venta a precios de detal, entendemos que lo punitivo al aplicar la Ley, ha dado ciertos resultados pero no ha sido la panacea en el control buscado, igualmente es urgente preparar de mejor manera a los fiscales a efectos de enfrentar los engaños y marramucias que utilizan empresarios y comerciantes, esto en caso de continuar los controles tal cual se han implementado hasta ahora sin resultados universales en cuanto al nivel de precios.
En caso contrario, la decisión ulterior pasaría por modificar aspectos de las leyes que rigen la materia en particular la de Precios Justos o en todo caso y sería una decisión radical que traería consecuencias inesperadas por lo sorpresivo, la liberación total o parcial en el precio de algunos rubros, inclusive esenciales, siempre y cuando el estudio realizado así lo recomiende. Lo importante en todo caso es que las decisiones a tomar se correspondan con la realidad y que aquellos productos importados sean igualmente vigilados en su recepción, distribución y manejo en el mercado nacional.
Otra de las opciones es un Sistema Administrado de Precios, lo que requiere de parte de las autoridades competentes en la materia, hilar bastante fino y considerar todos los datos que se requieren para la inspección y fiscalización, los ejemplos en este caso no son muy buenos en sus resultados, debido a gran discrecionalidad por parte de los órganos de control y supervisión respectivos.
El objetivo de este trabajo es ofrecer alternativas viables que consideren la posibilidad de modificar el actual sistema que como vemos no ha girado en función de proteger los salarios, idea fundamental de la política en esta materia.