"El Orinoco y el Magdalena se abrazarán entre canciones de selva y tus niños y mis niños le sonreirán a la paz". Alí Primera (Canción: La Guerra del Petróleo)
En varias oportunidades nos hemos referido al tema de las relaciones con nuestra hermana República de Colombia y sobre ellas, hemos recreado la sombra de Francisco de Paula Santander, espíritu que parece pasearse como una sombra sobre nuestros países y encarnar sobre algunos herederos, su sueño y el deseo por enturbiar la paz y la armonía que debe prevalecer entre los dos pueblos.
No ha sido fácil para los venezolanos entender la conducta de algunos neogranadinos, quienes a través de su historia, sólo han mostrado celos o envidia por la cuna de Bolívar y además, han utilizado los más enconados métodos por eliminar nuestros héroes (ver asesinato de Sucre y los atentados contra El Libertador, salvado por Manuelita Sáenz).
Igualmente resulta irónico y contradictorio el comportamiento de algunos venezolanos de la frontera (portadores de las dos cédulas) quienes además se muestran "genuflexos" a la hora de hablar de paz y de asumir posiciones patrióticas; ya que más bien arrojan dudas y muestras de conductas indeseables como los tránsfugas sin patria.
Hoy desfilan por Colombia muchos burócratas petroleros autocalificándose de "exilados", para poder servir a la oligarquía santandereana; cuando acá en Venezuela despotricaron de los hermanos colombianos y los humillaban con la explotación como "braseros" o en los más disimiles oficios domésticos, donde los utilizaban, manifestando así su insensible complejo de pequeños burgueses de orilla (un ejemplo, el golpista Pedro Carmona Estanga y gente del petróleo, "asilados" en Bogotá).
Hablar de las relaciones con Colombia es referirnos a un difícil calvario y a uno de los más espinosos caminos de la historia, expresados en la violación de tratados fronterizos, especulación con la moneda, el narcotráfico y el humillante contrabando que subsidia a una vasta población colombiana, a costa del hambre y la escasez de alimentos que hoy más que nunca sufrimos en nuestro país, gracias a la guerra económica.
Estos episodios no son gratuitos, han sido motivados por una oligarquía conservadora (que supera la época de Gaitán) y la cual es la misma en Colombia y Venezuela, porque su único objetivo es obtener la riqueza fácil, la cual obtienen gracias a nuestras materias primas y a la explotación de los humildes y excluidos por ambas sociedades.
Los tiempos desde luego han cambiado en Venezuela gracias a la Revolución y surgen nuevos protagonistas. En nuestro caso, con la presencia del Comandante Chávez, se logró poner los puntos sobre las ies y colocar en su sitio la avaricia de la oligarquía santandereana, la cual encontró en tiempos muy recientes su mayor encarnación en el ex presidente y político de Medellín, Álvaro Uribe Vélez.
Están frescos los capítulos que llevaron al líder de la Revolución Bolivariana Hugo Rafael Chávez Frías al rompimiento de las relaciones con el vecino país, hecho que afortunadamente fue superado, al frenar el afinar de los tambores de guerra.
El motivo de la discordia - hoy en la mesa de negociación del proceso de paz en La Habana – fue la guerrilla de las FARC-EP en la frontera y según el embajador colombiano de aquel entonces en la OEA, Luis Alfonso Hoyos, eran protegidos por Chávez en territorio venezolano.
En aquel entonces el Presidente Hugo Chávez al anunciar la ruptura de relaciones con Colombia expresó: "Por estas agresiones y por dignidad no nos queda sino romper las relaciones diplomáticas con la hermana Colombia y eso a mí me produce una lágrima en el corazón. Espero que se imponga la racionalidad en la Colombia que piensa".
Para definir la situación y ser más explícito sobre las causas del rompimiento, el "Comandante Supremo" Hugo Chávez agregó: "…el presidente colombiano Álvaro Uribe es un mentiroso, un obsesivo, un mafioso, se presta para cualquier jugada, es capaz de cualquier cosa e instaló un gobierno de mafias, triste y lamentablemente para ese pueblo querido y hermano y para sus vecinos que somos nosotros". (El Universal, 22 de julio de 2010)
El tiempo le dio la razón en este y en muchos otros aspectos al líder de la Revolución Bolivariana Hugo Chávez. Hoy los coletazos del odio y la planificada colombianización de Venezuela, tantas veces denunciada por el periodista José Vicente Rangel (José Vicente Hoy, Televen) cobran vigencia.
El fantasma de Francisco de Paula Santander encarnado en el ex presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, se pasea con su enfermiza obsesión de venganza por la tierra de Bolívar. Recientemente el Presidente Nicolás Maduro Moros (gracias a la colaboración del hasta ahora, no descarrilado Juan Manuel Santos) se logró que se capturaran y entregaran a la justicia venezolana, a los asesinos del diputado Robert Serra; el material y el financista de la muerte del joven revolucionario (ambos de la nacionalidad colombiana).
El fantasma de la colombianización de la política venezolana se pasea por nuestro suelo latinoamericano. En la medida que se avecinan sus últimos días de vida en Colombia, los narco paramilitares lanzan sus pataletas a ahogado sobre nuestros países como México y Venezuela.
El pensamiento del Libertador Simón Bolívar, quien amó tanto a Colombia y la soñó grande e independiente, hoy continúa vigente en su lucha por la auténtica libertad del imperio y por la verdadera unión de los pueblos.
El legado y la espada de Bolívar que caminan por América Latina hoy se enarbolan y mantienen vivo el pensamiento del líder de la Revolución Bolivariana. El "Comandante Supremo" Hugo Rafael Chávez Frías sigue su lucha por ahora y para siempre.
¡Viviremos y venceremos!