Se cree que la obesidad es una enfermedad, y no sinónimo de buena alimentación, razón por la cual, existe una variedad de gordos o gordas con diferentes contexturas. Es así, como tenemos a los gordos "Bofos" que al halarle el pellejo de la barriga y soltarlo, se asemeja al momento en que queremos matar una mosca con una liguita. Además, hay otro tipo de gordo o gorda que son "Papeados", lisos o hinchados que dan la impresión de que si caen al suelo rebotan, como pelota de basquetbol. Puedo seguir con la clasificación, pero no es el objetivo de este artículo.
Ante el tema de la alimentación sana, quienes se oponen al gobierno se preguntan: ¿Quién se alimenta sanamente, si el bono de alimentación no lo reciben quienes venden los principales alimentos de la dieta diaria?; ¿Quién va a estar gordo, con lo que está pasando? ¿Quién va a estar gordo con los precios actuales de los alimentos, que aumentan todos los días, a medida que aumenta el dólar today? Pero en todo caso, dicen otros: ¿Para qué engordar, si la manteca de gente no se vende?
Debido a esta forma de pensar, el gobierno para demostrarle a la oposición que nadie le va a ganar la guerra económica, convocó a una marcha de las masas, para no perderlas. Para eso, aunque suena ridículo, la convocatoria va dirigida a todos los gordos y gordas que apoyan la revolución. Pues, el gobierno, sostiene que su gran despliegue, respecto a llevar los alimentos al pueblo, está teniendo resultados, solo basta ver a una gran cantidad de personas, cuyas correas hay que hacerles un huequito cada día, porque engordan como los pollos blancos, comiendo día y noche; y también como los bachacos, cuya forma de engordar se condensa en su trasero.
En efecto, yo no sabía de tal convocatoria, pero mientras esperaba el transporte en una parada, me asusté cuando vi, que venía una marcha gelatinosa y amorfa que ocupaba toda la avenida, como si fuera un maratón de todas las esculturas de Botero, el artista colombiano. ¡Dios mío! Exclamé. Cuantas ballenas en esta calle! Le busqué un significado a tal marcha y no lo encontraba.
Cuando el batallón de colesterol se acercó más, leí unas pancartas que decían: "Con mi Mercal no te metas, me engorda"; "Gordo es gordo hasta que se muera"; "El pueblo de Punta gorda está con la revolución". "Mata gorda con Maduro". Después de leer las pancartas, comprendí que la marcha, era política, pero más que eso, era colítica. Me pregunte ¿Cuántos cólicos sumarán todos los gordos que van en la marcha?
A la cabeza de la marcha, iba el líder de los gordos, con barriga tipo perita, que de tanto levantar las manos para saludar a los valientes mirones que estábamos en la acera, forzó la camisa en la parte del ombligo (Antiguo "Maruto") saliendo disparado de inmediato, un botón que dio en la humanidad del fotógrafo del diario que reseñaba la marcha.
Cuando llegó la marcha al sitio de concentración, nadie habló. Quedó como marcha de oposición convocada por López, donde habla el que quiera, sin orden. Pero, en realidad ¿Quién ha visto gordo dando discursos, después de caminar tanto? Pasaron dos horas para que los oradores recuperaran su equilibrio, tiempo suficiente para que se marcharan a sus casas, los simpatizantes que aún quedaban. Los oradores no hablaron. Estaban ahogados. Todavía, dicen las malas lenguas que a muchos de los gordos que marcharon, los tienen recibiendo suero glucosado en una clínica de la capital.
Con sinceridad, debo decir que, si se hace una evaluación nutricional a los que iban en la marcha, el resultado debe estar sobre lo normal. Pues, eso es un indicio de que en Venezuela se está comiendo en exceso, sino vea cuando sale a la calle, la cantidad de personas obesas con las cuales, de paso, ojalá no tropiece, porque lo fracturan. Por cierto, dejo de escribir en este momento, porque por la cédula me toca comprar en Mercal. Después por la mañana iré al laboratorio a hacerme un perfil 20. Creo que también mi colesterol está sobre el límite.