La vanguardia parlamentaria

El domingo 28 de junio diremos quiénes y el 6 de diciembre elegiremos un parlamento revolucionario para terminar de darnos las leyes que deben contribuir a construir nuestra independencia y la Patria socialista.

En un país, culturalmente presidencialista, como el nuestro, cualquier otro proceso comicial distinto a la elección del primer magistrado, es visto de soslayo, con desprecio o, en el mejor de los casos, como un acto complementario pero de poca importancia. La verdad, en revolución, es y debe ser todo lo contrario. La única manera de fortalecer el poder popular para que ocupe, de manera definitiva y organizada el control de los destinos productivos, sociales y político administrativos es avanzando en las elecciones más cercanas a las masas, a las bases.

La idea precedente no es mía. La aprendí del Comandante Supremo Hugo Chávez, quien me convenció, en los hechos, acerca de la necesidad de dibujar una Estado de transición hacia la sociedad de las y los iguales, en la cual no será necesario ningún Estado por cuanto habremos superado las divisiones de clase propias al capitalismo.

Emprender radicalmente el camino revolucionario hacia el socialismo, sorteando la trocha expedita del asalto violento del poder y lograrlo en paz, es algo realmente inédito y hasta más difícil que la ruta de la epopeya. La experiencia frustrada en la que nos antecedió el compañero Presidente Salvador Allende, en Chile, podría ser un ejemplo contraproducente. Casi tres décadas de descarado gobierno fascista, con el asesino Augusto Pinochet a la cabeza, exterminando en las calles y en las cárceles de Santiago y de todo Chile, al pueblo disidente y opositor a su barbarie, no resultan aliciente para emprender vías democráticas y pacíficas hacia la transformación profunda de la realidad social.

Sin embargo, la dolorosa experiencia chilena, la evaluación de las traiciones y el divisionismo que condujo al bombardeo de La Moneda, al asesinato de su presidente y a la masacre del pueblo, también contribuyen a la reflexión crítica para seguir en el camino que, en Venezuela, hoy caracteriza a la Revolución Bolivariana y Chavista.

Lo cierto es que la preselección, desde las bases, de las candidatas y candidatos que optarán este domingo 28 de junio por convertirse en potenciales diputadas o diputados que resultarán electas y electos el venidero 6 de diciembre, nos obliga a mirar hacia las compañeras y compañeros que hayan demostrado y demuestren tener la más clara visión de clase que se requiere para una o un revolucionario auténtico.

No queremos diputadas ni diputados ambiguos, vacilantes o timoratos que tengan dudas acerca de quién es el enemigo en esta lucha por la liberación, la independencia y la Patria socialista. El enemigo es el gran capital, son las transnacionales y es el imperio político-militar estadounidense. El enemigo es la burguesía, son los explotadores y acaparadores, empeñados en perpetuar el dominio sobre los explotados y sobre el pueblo en general.

Queremos sí a diputadas y diputados que sepan proponer las leyes necesarias para el socialismo necesario, que sean honestas y honestos, que no se vendan, que no coqueteen ni le sonrían al enemigo, que no concilien con quienes por muchísimos años le han hecho tanto daño a nuestro pueblo.

El domingo 28 de junio es la fecha para no equivocarnos y el 6 de diciembre la de decidir el parlamento que queremos para ser consecuentes con el Plan de la Patria, con su mentor, el Comandante Supremo Hugo Chávez y con los fines por estos definidos: hacer la Patria soberana, independiente y socialista.



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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