La COLUMNácida

Consejos Comunales o nada volverá a ser igual

La creación de los Consejos Comunales como mecanismo de participación, ideados por el Presidente, demuestra que hasta él ha previsto lo que a veces de modo perverso se ha denominado “Chavismo sin Chávez”. Con una diferencia esencial: Que mientras Chávez lo coloca como opción para revolucionar al país, para avanzar, para apuntalar el no-retorno, y para ser apoyado por sus más leales y fieles seguidores, los otros, quienes mayoritariamente ya se han quedado en el camino de la historia, lo calcularon (y lo calculan) para frenar la revolución y retrotraer al país a estadios ya superados. Con esta nueva idea de los Consejos Comunales, Chávez lleva el poder al pueblo, tal y como lo ha venido anunciando. Y minimiza el poder ficticio de los políticos de oficio, para que esta modalidad compartida y sentida de poder, los desplace definitivamente. El país nunca más volverá a ser como antes. Pase lo que pase.

A las alcabalas acábalas

¿Hasta cuando tendremos que “calarnos” alcabalas en este país? Casi exclusivamente sirven para matraquear a los que se dejan o a los que alguna irregularidad cargan consigo. He aquí dos cuentos: En días pasados estoy en el bautizo del hijo de unos amigos, en San Cristóbal. Algunos invitados vinieron de Cúcuta, a apenas unos 50 kilómetros de distancia, en Colombia. Son familias que tienen componentes colombianos y venezolanos. Algunos cargan doble cédula porque lo permite la Constitución de Colombia. Cuando inician el viaje llegan a una primera alcabala, la de “Peracal”. Dos de las personas habían dejado sus Cédulas de Identidad en casa. El guardia que los detiene les plantea tres opciones: 1. O se regresan y no van al bautizo; 2. Regresan y buscan el documento; y 3. O acá “nos arreglamos” y continúan el viaje. Los amigos acceden a “pagar”. ¿Y cuánto será lo del “arreglo”?, preguntan. ­Treinta mil por cabeza. Noventa mil bolívares por los tres que olvidaron su cédula. Ah! Pero no fue sólo eso... Al parecer los eficientes funcionarios llaman por radio o por celular y más arriba, en la otra alcabala, diligentemente los esperan otros funcionarios, de esos que dicen “cuidar la soberanía del país”, para volverlos a “bajar de la mula”. El viaje le sale a cada uno de estos invitados por ciento diez mil bolívares sólo en “peajes”. Llegan a la fiesta y echan el cuento.
Otro: Hace dos semanas asesinaron a Omar Seit, un comerciante de origen árabe en Maracaibo. Una maffia de narcos como que le había prestado unos dólares y no había podido reponerlos a tiempo. Le echan encima a un sicario de los que tienen “de planta” en la zona de Medellín (al que le pagan un millón de pesos de sueldo mensual, cuando no hace mayor cosa). Como le encargan la muerte de este ciudadano, le ofrecen 20 millones de pesos colombianos, y le adelantan 8. Al matón lo llevan al límite con Venezuela donde lo espera otro “trabajador contratado”, con un taxi. Pasan por lo menos cinco alcabalas fijas. Cuando fue necesario, el chofer sobornó a guardias y componentes del ejército y pasa al sicario (sin cédula pero con revólver), sin problemas, hasta Maracaibo. Al otro día, temprano, otro taxista lo lleva adonde va a estar la víctima. El sicario pregunta por el tipo y cuando éste sale, lo acribilla. El del taxi, al oir los tiros, se va sin esperar al asesino a sueldo. Y éste, como no conoce la ciudad, es capturado por la policía a menos de dos cuadras de la escena del crimen.

A estos dos cuentos reales, de alcabalas “oficiales”, súmele usted los de las alcabalas ficticias del caso Sindoni, del caso Faddoul, y el del estudiante de un colegio privado de San Cristóbal, quien aún se encuentra secuestrado. Además de que a Sindoni lo pasaron por lo menos por cuatro alcabalas de las “oficiales” en su presumible llevada a Colombia. Entonces, ¿Para que sirven estas “lacras” heredadas de la era dictatorial de Juan Vicente Gómez? Pregunten también a los transportistas de mercancías y alimentos que viajan por nuestras carreteras. En muchas alcabalas (fijas y móviles) los matraquean para permitirles pasar. Así carguen los documentos en regla. No importa que todo esté en regla porque el tiempo que tardan en “corroborar” eso mientras las gandolas están detenidas, que en muchos casos puede durar más de un día, bien vale una bajada de mula. Que ojalá fuera una sola en cada viaje. Saldrían como dicen: “en góndola”, más que en gandola. Ahora dígame usted si eso no encarece los productos al encarecerse los fletes...? ¡Acaben con esas vainas tan proveedoras de corruptelas! Una Revolución no debería seguir permitiendo esos mecanismos que sirven para mejorar y redondear sueldos de funcionarios que aparentemente velan por nuestra soberanía, por nuestra seguridad, por nuestra economía...O para dejar tan mal-parado al gobierno como con el caso de los gatillos-alegres del “caso Kennedy”.

Aunque la dupleta “inteligencia-militar” suene como a términos contradictorios, traten de utilizarla para combatir los delitos. En vez de esas alcabalas...Alca-balas....o definitivamante: Acábalas, Chávez.

Insisto en que no deberíamos ser iguales ante la Ley
Vuelvo a decirlo: Debe enmendarse la Constitución para que el artículo 21, que habla de nuestra igualdad ante la Ley sea modificado: O se le duplican las penas a aquellos venezolanos que utilicen uniformes o cargos o credenciales oficiales cuando cometen delitos, o se anulan los tales beneficios y rebajas que otorga la Ley en cuanto a sanciones se refiere, cuando los que delinquen sean hombres de uniforme. Que las penas sean mayores ya que los ciudadanos tienen la tendencia (aunque la están perdiendo) de “confiar” en estos “servidores” encargados de su seguridad. Los últimos casos de delitos vistos en nuestro país, así lo exigen. Sería buenísimo que cuando los contrataran, los entrenaran, los hurgaran siquiátricamente, etc., les anunciaran que si cometen algún delito tipificado en la Ley, las sanciones serán mayores para ellos. El doble deberían ser, y sin beneficio alguno.

Escuálidos: Sus vidas corren peligro

Con las guarimbas a las que se prestaron de nuevo, y con las hipócritas rasgaduras de vestimenta que exhibieron a raíz de los últimos cuadros demenciales montados por delincuentes comunes y no tan comunes, los escuálidos oposicionistas cogieron un medio-aire, que los colocó de nuevo en los noticiarios internacionales. Pero eso, a la vez, y sin advertirlo, los expone al peligro, porque a los que conducen el Imperio poco les importa la vida de los escuálidos, si sus muertes contribuyen a exacerbar ánimos que puedan poner a su servicio. Lo demostraron suficientemente el 11 de abril del 2002. Porque el que no recuerde o se haga el loco, el que no crea o no quiera creer, el que no sepa o no quiera saber, lo que confesó el maridito de la narradora de GoebbelsVisión, Gladys Rodríguez, el ex-periodista Otto Neustadlt, que resultó la prueba más contundente que yo (y casi toda Venezuela) conozca, de los (17) asesinatos alevosamente programados por quienes dieron el golpe de abril 2002, será tan estúpido que tampoco querrá ver, ni creer ni entenderá, el porqué del peligro que está corriendo. Lo peor para el supuesto “liderazgo” de lo que se conoce como oposición en Venezuela, es que los principales, los que más “roban cámara y centimetraje de prensa” y sus familiares, serán los más propensos a ser “sacrificados” por el Imperio Genocida del Norte. Más cuando los vampiros que lo dirigen se han sentido complacidos por la algarabía mostrada por los radicales que adversan a Chávez y su gobierno, ante el festín de sangre cocinado en las últimas semanas por el hampa, compuntándolo como nuevo factor de desestabilización e ingobernabilidad. ¡Ojo, que los tienen en la mira! Recuerden: Cuando se produce un asesinato, una de las primeras preguntas que surgen, es: ¿A quien beneficia?

¿Quién da más?

No me extrañaría que anden en la búsqueda y contacto de quienes secuestraron a dos jóvenes estudiantes en Táchira, para saber a cuánto aspiran... para pagarles. Pero a cambio de que también maten a sus víctimas. “Porque sacando cuentas absurdas, como las que suelen sacar, eso pudiera contribuir también a la desestabilización del gobierno de Chávez...

Humo blanco para Humala

Tal como lo pensé y comenté, Ollanta Humala superó con creces a sus adversarios Flores y García, sin alcanzar el número de votos que impidiera tener que medirse en una segunda vuelta. Si aquí hacían trampas en la cuarta república, imaginen cómo será la situación en Perú. Lo que se le puede poner peludo a Humala es esa segunda vuelta, pues con la unión de la derecha reaccionaria y la trampa que se perfeccionará y ensañará en su contra, cualquier cosa puede pasar. Además de que cuando se sepa cómo va a quedar conformado el Congreso, muchos saltos de talanquera y “cuadraturas” podremos observar.

Con los candidatos de la oposición en Colombia

Alcancé a ver buena parte del programa que RCN de Colombia y CNN de los EEUU montaron con los candidatos opuestos a Uribe. La invitación fue hecha a todos los candidatos pero Uribe no asistió. Qué diferencia la de estos señores con los payasos que lideran a la oposición en Venezuela. El programa resultó bastante dinámico, se tocaron casi todos los temas importantes y las respuestas de todos y cada uno de los candidatos se sintieron bastante aceptables. Ojalá hicieran algo similar en nuestro país. Aunque adivino que “no le llegará ni por las patas” al de los colombianos, gracias a la conocida y reconocida incapacidad de los líderes del oposicionismo venezolano. Además de que la ventaja que les lleva Chávez a estos es notablemente superior a la que les lleva Uribe a aquellos.

Syriana

Recomiendo ver la película “Syriana”, dirigida y protagonizada por George Clooney. La trama está inspirada en la realidad. Se produce en un país petrolero, donde con la más sofisticada tecnología, se asesina a mansalva, a distancia y con un pequeño misil, accionado desde una oficina de las tantas que tiene el Imperio en el planeta, al hijo mayor de un jeque árabe, al enterarse de que éste se dirige a tomar el poder en el pequeño emirato, y consolidar de esa forma al otro heredero al trono, el hijo menor, ya vendido al Imperio. En la escena final, la celebración de la entrega del país, y la ascensión al trono del vende-patria, en la Sala de Fiestas de una transnacional petrolera, en los Estados Unidos, resultan evidentemente grotescas. La película, a pesar de estar nominada al Oscar, nada recibe debido a la denuncia que contiene. El lector tendrá que buscarla en copias de DVD porque las distribuidoras de cine (que también son transnacionales), la sacaron de cartelera, luego de exhibirla dos o tres días.

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Manuel Rugeles A.


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