Estoy convencido de que nuestra Revolución Bolivariana debe entrar urgentemente en un período de zamorización donde se privilegie al campo como centro de producción vital para el pueblo venezolano y se acabe definitivamente con el latifundismo.
Pese a todas las declaratorias contenidas en nuestra Constitución, en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, así como en su reforma, el pueblo de Venezuela y, particularmente su campesinado pobre, sigue siendo víctima del voraz y depredador latifundismo. La Polar, entre otras transnacionales del capital, sigue siendo dueña de nuestras tierras, de lo que en ellas se produce por manos campesinas mal pagadas y depauperadas, y del destino de sus riquezas, que deberían ser de todas y todos los venezolanos.
Nuestro inmenso facilitador de saberes a partir de su vida y experiencia, Samuel Robinson, consideraba a la ignorancia como el peor de todos los males y convocaba a "pensar cada uno en todos, para que todos piensen también en cada uno" y nos invitaba a hacer una revolución económica, si es que queremos alcanzar a una revolución política, que "se debe iniciar por los campos", enfatizaba.
También comparto la consigna, hecha grito de guerra por Ezequiel Zamora en el liderazgo de las luchas campesinas, independentistas y federales, de "¡Tierra y hombres libres!", que nos recuerda en su claro espíritu libertario, que para ser libres tenemos que ser dueños plenos de la tierra.
Y, también comparto la afirmación que hace el estudioso inglés Allan Woods, en su libro La Revolución Bolivariana. Un análisis marxista, cuando afirma que "¡El enemigo está en casa! La oligarquía no es otra cosa que el agente local del imperialismo norteamericano". Y añade enfáticamente que, en la medida en que esa oligarquía "posea la tierra, los bancos y los puntos clave de la industria, las conquistas de la revolución nunca estarán a salvo y la reforma agraria seguirá siendo un espejismo".
Estamos y seguimos en el punto del espejismo. Por eso la guerra económica que desata el imperio, sus aparatos económicos, políticos e ideológicos, consigue tener éxitos doblegantes, que someten abiertamente a sectores del pueblo, que se suman acríticamente a su cadena de extorsiones, propiciando y desarrollando el bachaqueo.
Ante la desmedida guerra imperial en contra de nuestra patria, generando desabastecimiento por acaparamiento, escasez, encarecimiento en los precios de todos los bienes y las subsecuentes colas, angustias y terror sicológico, se hace cada vez más urgente volver la mirada hacia la raíz Bolivariana representada por Ezequiel Zamora, quien nos enseña que la única manera de tener hombres y mujeres verdaderamente libres, es teniendo tierra.
Es necesario que nuestra Revolución Bolivariana, siguiendo el camino indicado por el Comandante Supremo Hugo Chávez, bajo la inspiración del "árbol de la tres raíces", retome, con las fuerzas organizadas del pueblo y empuñando la legalidad que constitucionalmente nos asiste, la aplicación firme y valiente de las correspondientes medidas de expropiación de tierras en manos de terratenientes, las distribuya con responsabilidad social y compromiso de equidad revolucionaria, convirtiendo, lo que en ellas se produzca, en beneficio para todas y todos en Venezuela.
El presente, sigue siendo de lucha y el futuro, definitivamente nos pertenece, hecho Patria socialista. ¡Venceremos!