Protagonismo Popular

Nuestros descendientes, al estudiar en sus libros la Historia de Venezuela, encontrarán un capítulo dedicado a la gran gesta revolucionaria bolivariana, propulsada por un teniente coronel rebelde de nombre Hugo Rafael Chávez Frías, que enfrentó los males de la época y enseñó al pueblo a ejercer realmente su anestesiada soberanía para lograr un cambio de proyecto-país de dimensiones gigantescas materializado en la Constitución Bolivariana, erigiéndose ese pueblo en la clase dominante en sustitución del núcleo empresarial oligárquico que, desde 1958 hasta 1998, se había apoderado de Venezuela para expoliarla a su placer despojando al pueblo de sus derechos y negándole la posibilidad de conducción del país. Serán, pues, nuestros descendientes los que absorban esa etapa de nuestra Historia. Pero muchos de los privilegiados que estamos VIVIENDO esa etapa histórica, no nos damos cuenta de ese privilegio. Estamos viviendo la historia… pero no estamos PARTICIPANDO en ella.

¡Somos protagonistas! Fuimos nosotros quienes, mediante el sufragio ejercido en 1998, rompimos las cadenas del pacto de Punto Fijo que mantuvieron maniatado al pueblo durante cuarenta años, y quienes, aquel histórico 12 de abril de 2002, dimos una lección de soberanía popular al mundo entero cuando, como pueblo, hicimos causa común con la soldadesca y salimos a la calle para echar de Miraflores al tirano que quería deponer al Presidente electo por mayoría. Fuimos nosotros los que, clamando como una sola voz, abrimos paso al magno proceso Constituyente para iniciar la refundación de la República dejando atrás un pasado sombrío y nefasto. Es gracias a nosotros que la historia de Venezuela, al dividirse en “antes de” y “después de”, ha puesto en manos del poder popular la conducción de la nación, marcando un hito que, como una mecha encendida, va recorriendo Suramérica encendiendo el fuego de la soberanía popular auténtica en los restantes pueblos del continente. La Constitución Bolivariana trazó el rumbo de la Quinta República, creando un conjunto de figuras normativas por medio de las cuales el pueblo participa ahora más activamente en la planificación, la ejecución y el control de la gestión pública, interviniendo de modo directo en ella como nunca antes le había sido permitido. En otras palabras: Así como rescatamos nuestra soberanía arrebatándola de las manos de aquellos que, por aquello de la “democracia representativa” disponían de ella a su antojo, tenemos ahora el deber de APRENDER A EJERCERLA. Y para ello tenemos a nuestra disposición una serie de herramientas legales y orgánicas listas para ser utilizadas, como primeros ejercicios prácticos de ejercicio directo de la soberanía popular: las Asambleas de Ciudadanos, los Consejos Comunales, la Contraloría Social, los Comités de Tierras, etc.

Debemos convertirnos, pues, en PROTAGONISTAS de nuestra propia historia. Dejamos de ser espectadores: ahora somos actores. Y lo más importante: somos protagonistas por partida doble: por nuestra Constitución, y por nuestro proceso revolucionario. Así como debemos asumir la iniciativa como ciudadanos, del mismo modo debemos hacerlo cada vez que la Gestión Bolivariana en marcha requiera nuestra presencia y nuestro apoyo, en concentraciones y demás manifestaciones multitudinarias. Nuestra condición de MAYORÍA POPULAR no sólo se manifiesta a través del sufragio, sino cada vez que haya oportunidad de demostrarlo masivamente, a los ojos del mundo. Somos mucho más que simples militantes de una agrupación partidista: somos participantes activos de una revolución pacífica, y eso conlleva una responsabilidad personal muy especial. El militante se somete a lineamientos de su partido; en cambio nuestros lineamientos, aún dictados por el Presidente, tienen base constitucional y profundamente ideológica. Cuando salimos a la calle a integrarnos a una concentración popular, estamos dando testimonio de un nuevo proyecto-país, el cual hemos contribuido a crear y que tenemos que fortalecer. Si queremos que nuestra revolución crezca y se internalice en la raíz del pueblo, DEBEMOS SUMAR, NO RESTAR. La fuerza que dio nacimiento a este proceso y que lo sostiene, no es una maquinaria partidista: SOMOS TODOS NOSOTROS, EL PUEBLO, haciendo valer y respetar nuestra soberanía contra los apetitos y ansias de poder de una minoría clasista carente de conciencia social y de patriotismo. Nuestra responsabilidad, más que política, es histórica.

Tenemos obligaciones, como custodios de nuestra revolución. Es preciso que realmente nos INTERESEMOS, que nos INVOLUCREMOS. No se trata de permanecer al margen viendo cómo “los demás” se encargan de dar vida y fuerza al proceso: la fuerza somos nosotros. El trabajo es de todos, porque este proceso es de todos y para todos. En definitiva, no es más que una cuestión de conciencia y de presencia. ¡TOMEMOS CONCIENCIA, Y HAGAMOS PRESENCIA!
REVOLUCIÓN BOLIVARIANA = CONCIENCIA + PRESENCIA
Ab. Eduardo Santana Gómez – eddie_2000_ve@yahoo.com


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Eduardo Santana Gómez


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