Otro Frijolito acaba de salir al ruedo, esta vez es uno de los personajes más siniestros y carnívoros de la IV República , se trata de Teodoro Petkoff.
Y es que en el espacio de una desaparecida oposición, solamente un septuagenario perteneciente en su momento a la izquierda terrorista, y hoy lanzado a la defensa de los más oscuros intereses capitalistas y del neoliberalismo salvaje, pudiera en este momento tratar de reconstruir las divisiones existentes en el seno opositor, o caso contrario terminar de hundir las tablas a las que aún se aferran unos pocos como náufragos de altamar.
Frijolito Septuagenario tendrá qué explicar muchas cosas al pueblo de Venezuela, sino es que muere en el intento de sus congéneres por intentar convencerlos que es el “mejor”. Cómo harás Teodoro para explicar la masacre de “El Encanto”, que si bien es cierto el gobierno de Rómulo Betancourt era despótico y represivo, eso jamás debió haberte dado luz verde para asesinar a un grupo de compatriotas militares y civiles, cuyas acciones sentenciaron el fin del poco apoyo que en algún momento logró despertar la lucha armada para acceder al poder y, con ello transformar el país. La respuesta es clara: nunca Teodoro quisiste el bienestar del pueblo sino por el contrario actuabas a instancias subyacentes de intereses personales; y sólo buscabas amedrentar y enfrentar al gobierno de turno, para finalmente conseguir a través de Caldera el “perdón”, o mejor dicho, el pasaporte para disfrutar de las mieles de los gobiernos del puntofijismo.
Del mismo modo, y desde el extinto Congreso, utilizaste como principal testaferro para el financiamiento de tus campañas políticas a tu hermano Lubén Petkoff, guerrillero inicialmente movido por las ideas de revolución, para posteriormente traicionar sus “principios” y lanzarse al oficio de “periodista”, cuyas labores compartía “arduamente” como Presidente de la tipografía Sorocaima, empresa ésta privilegiada en la celebración de contratos millonarios (con dólar a Bs. 4.30) con los gobiernos de AD y Copei, realizando trabajos de “litografía” y con parte de ese dinero, (porque la mayoría se quedaba en los bolsillos de ustedes) intentar convencernos que estabas defendiendo los “intereses del pueblo”.
Pero quizás Teodoro, tu peor recuerdo en la memoria de los venezolanos fue haber logrado bajo tu “excelente” gestión en tiempos de Caldera II, como ministro de la fracasada Cordiplan, vender las prestaciones sociales de los trabajadores, promover la privatización de Pdvsa a través de la mal llamada apertura, aumentar la gasolina desde Bs. 5 hasta Bs. 50 por litro (1000% de incremento inmediato), lo cual disparó la inflación a la cifra record de 103% en 1996 y con ello la quiebra de empresas y pérdida de miles de empleos, es decir, crecimiento desproporcionado de la pobreza, mientras los ricos de hacían más ricos. Esto sin contar el célebre editorial del 12 de Abril, de 2002, “Chao Hugo” en donde el golpismo te seducía la sangre, y una vez que quedaste fuera del botín, “denunciar” a Carmona.
Triste final has escogido para tu suerte. La senectud en los políticos de la IV República , definitivamente es mala consejera. Pidamos a Dios porque algún día confieses la verdad de tanta barbarie.
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