En Colombia algunos santos no hacen milagros. Habitantes de todo el Norte de Santander pueden afirmar que el estado colombiano los abandonó ante una ofensiva paramilitar que incluso se promovió en los medios de comunicación por Carlos Castaño en 1999, quien alardeó de pasar la navidad en una hamaca en el Catatumbo. Así que los paramilitares Camilo, Castaño, Mancusso, El Iguano masacraron miles de colombianos con el apoyo del gobierno de entonces, sí, ese mismo, Álvaro Uribe Vélez de nuevo. La estrategia era ganar territorios, luego ganar elecciones, y con la mayoría en el congreso y un presidente paraco disponerse a promover leyes que protegieran a los asesinos. Se le llamó Ley de Justicia y Paz, pero no hubo justicia y mucho menos paz. Políticamente quedó una sociedad sumida en el terror dispuesta a sufrir de por vida porque saben que en Colombia los santos no hacen milagros. El dominio paramilitar en el Norte de Santander llegó a las principales calles de Cúcuta y no tardó en nombrar alcaldes y gobernadores, de manera muy simple, candidato que aspirase contradecir el plan sería asesinado, y los asesinaron.
Pero el objetivo no era controlar Norte de Santander para que Castaño durmiera en hamaca sobre una pila de guerrilleros. La orden que le dieron a Uribe era penetrar Venezuela y extender la guerra contra el terrorismo que era y es financiada y planificada desde Estados Unidos, hacia territorio venezolano, sobre todo porque ese año había ganado las elecciones presidenciales Hugo Chávez Frías. Mancuso lo dice claramente en español luego de su extradición, vinieron políticos venezolanos a pedirnos que los paramilitares atacasen Venezuela para tumbar a Chávez. Capriles, Leopoldo López, Antonio Ledezma, María Corina y el resto de la Coordinadora Democrática, más tarde la Mesa de la Unidad Democrática, se alistaron en ese plan que recibía financiamiento de todos lados, especialmente dólares.
En la frontera con Colombia, sobre todo en los estados Táchira y Zulia, el contrabando existe desde hace mucho tiempo, pero el control paramilitar creó una economía paralela con bases jurídicas promovidas por sus gobernantes infiltrados, Andrés Pastrana, por ejemplo, es quién crea el piso legal para el contrabando de gasolina que después se convierte en exportaciones de ECOPETROL. La economía ilegal en la frontera es tres veces mayor que el intercambio comercial entre los empresarios formales de ambas naciones. Todo el mundo sabe en la frontera que los negocios ilegales son más rentables, por eso los estudiantes en el Táchira escapan del aula para hacer dinero fácil con el bachaqueo, es difícil evitarlo, porque el profesor tampoco está en el aula para contrabandear con gasolina. Así que todos los precios se disparan sin control, las casas, la comida, los carros, los repuestos, al final, solo los más fuertes pueden comprar, sobrevivir y controlar la región militarmente, políticamente, económicamente, y ellos son los paramilitares, que luego de establecer el orden de las fosas comunes son traicionados por los autores intelectuales, los Uribe, los Santos, los Pastranas y muy arriba, los republicanos, los halcones, los gringos. Ningún presidente colombiano puede cambiar la situación, no solo están presionados por Estados Unidos, sino que además están convencidos de que es la mejor forma de gobernar y mejorar la economía. Maduro no confíes en santos, pues en Colombia algunos santos no hacen milagros.