Las clases dominantes son las clases dominantes en cualquier parte del mundo y esencialmente se comportan como tales, independientemente de la justificación divina, humana o natural de su dominación y del carácter que adopten, en el tiempo y el espacio, sus relaciones con sus satélites y con la mayoría dominada.
Hay relaciones de dominación relativamente fáciles de analizar (al menos a la distancia) como la del amo con los esclavizados o la del señor feudal con los siervos de la gleba. Pero con el tiempo la cosa se ido tornando más compleja. Hoy, un grupo ridículamente pequeño de dueños del capital, resguardado por gobiernos y organismos internacionales cipayos, domina una pirámide mundial babélica, sostenida a lomo por una inmensa masa explotada y socialmente invalidada.
Entre ese babel y mucho más cercanos a la base que a la cúspide, se encuentran mendicantes de ascensos los grupos dominantes/dominados que aquí nos interesan. Aquellos que tratan de imponer su dominación, en países dominados, sobre pueblos cada vez más resistentes a dejarse dominar.
Entre ellos, la muy particular clase dominante/dominada venezolana prepotente por compensación, demasiado improductiva para ser burguesa, demasiado mezclada para ser oligarca y demasiado rapaz para ser decente.
Con la mirada siempre puesta en el norte y en procura de una mini cuota de poder y migajas del "dios dinero", nuestros aspirantes a oligarcas y burgueses acatan y reproducen los mandatos políticos, materiales y culturales de los capos del capital mundial. Gustosamente se convierten en sus agentes políticos, financieros, comerciales y hasta criminales.
Todo ello para tratar ejercer su rol local de clase dominante. Todo ello para ocultarle al mundo su pequeñez, su debilidad esencial: su dependencia del pueblo que tanto desprecian, del pueblo dueño del petróleo y las riquezas que sustentan su vampirismo burgués. Del pueblo, real poder constituyente, que nunca se ha dejado dominar de un todo.
Del pueblo pacífico pero no ingenuo que los ha derrotado electoralmente y en la calle. Del pueblo que conociendo muy bien su violencia, a diario les recuerda NO VOLVERAN.
