Voy a intentar escribir más que como economista, como consumidor, aunque estoy seguro que en cualquier momento lo haré, quizás sin percibirlo. Ahora, lo importante es que es urgente tomar una decisión que de una buena vez interceda a favor de los consumidores, porque la loca carrera en el incremento de precios parece no tener fin y se está convirtiendo en el desaguadero de los ingresos de los ciudadan@s. En esta recta final del año comienza una especie de vorágine para llegar a diciembre con los precios super aumentados lo han hecho varias veces y comienza a sentirse en este mes de setiembre.
Me parece urgente, tomar una decisión que no solo paralice los aumentos abusivos, sino que además le procure un stop con la finalidad de establecer precios cónsonos con los verdaderos y reales costos, que no obedezcan a las expectativas autogestionadas, del como enfrentar una nueva subida que es lo que está ocurriendo. Igualmente, la Ley de Precios Justos, debe ser actualizada a efectos de abarcar no solo la jurisprudencia sobre el productor y distribuidor, sino además, abra espacios para penalizar al vendedor final que con el argumento que compra caro tiene que trasladar al precio lo que le venga en gana,
Algunos meses atrás, proponíamos una medida de congelación de precios, mientras se procediera de alguna manera a sistematizar la relación costo-precio de cara al establecimiento de un nuevo esquema elaborado conjuntamente entre el gobierno y empresarios, donde se definan de entrada los margenes de ganancia de cada estamento hasta el consumidor final y eso si, fijar ahora mismo precios de principio de año, de manera tal que la flexibilidad hacia adelante sea más transparente y equitativa.
No es cosa del otro mundo llegar a estos acuerdos, entre otras razones, debido que esta situación nos está afectando a todos por igual y ello conlleva a una especie de desorden y anarquía que no obedece a ningún principio de política económica conocido y de esta manera se conjugue la libertad económica con la capacidad de demanda de la empresa como consumidora de insumos y de los compradores finales a la hora de tener que erogar más dinero del que de verdad correspondería.
Finalmente, la voluntad de emprender un camino que nos lleve a derrotar la guerra económica es una tarea de tod@s en función de la normalidad en el aparato productivo venezolano y de la paz entre los venezolan@s.