A raíz del cierre de fronteras con la vecina Colombia decretado por el presidente Nicolás Maduro, como una medida para combatir el contrabando de extracción, tanto de combustible (gasolina), como de los productos venezolanos de primera necesidad, alimentos y artículos de aseo personal entre otros y observando la aptitud asumida por el gobierno colombiano ante un derecho absolutamente soberano del estado venezolano, uno se pregunta si Colombia desea en realidad que esto se resuelva en sana paz para el bien de ambas naciones.
El recule de la canciller colombiana, luego de aceptar que Venezuela estaba siendo victima de un desangramiento por parte de los contrabandistas bachaqueros y la desestabilización de nuestra moneda por los llamados "cambistas" que operan en Cúcuta y el amenazante y ofensivo discurso del Presidente Juan Manuel Santos nos lleva a pensar que al gobierno colombiano por algún motivo no del todo oculto no le interesa que este problema tenga una solución pacifica.
Al presidente Nicolás Maduro no se le ha cansado la lengua pidiendo una reunión con Juan Manuel Santos, para tratar el asunto fronterizo" face to face" y buscarle una solución, con la salvedad de no abrir la frontera hasta tanto no se llegue a un acuerdo favorable para ambos países, sobre todo para las personas que hacen vida en la frontera. Pero Santos no ha hecho otra cosa que evadir el llamado a reunirse con su homologo venezolano utilizando argumentos que sino fuera el asunto tan serio causaría risas, como ese de no reunirse con Maduro "hasta que dejen de violarse los derechos humanos de los colombianos en Venezuela" y otras exigencias tan insostenibles que denotan su falta de interés por esta reunión, algo que nos lleva a pensar que detrás de esto, a mi no me cabe la menor duda, esta la mano del departamento de estado, léase el gobierno de los Estados Unidos, interesados en una sola cosa: EL PETROLEO VENEZOLANO, lo demás es
caerse a embustes.
Pero presionado por algunos organismos como UNASUR y gente de su mismo entorno, Santos ha aceptado reunirse con Maduro en Quito. Si embargo no deja de buscar argumentos para que esta reunión no se lleve a cabo; un ejemplo de ello es la acusación de la violación del espacio aéreo colombiano por un avión venezolano, sin presentar ninguna prueba de algo que puede ser demostrado fácilmente si en realidad sucediera. Pero como la mentira tiene patas cortas tuvieron que dejar este asunto atrás y seguro tratarán de buscar otros argumentos que les den "razones" para evitar el encuentro de los dos mandatarios.
Ahora sucede un lamentable hecho; el fatal "accidente" del Sukoi donde perdieron la vida dos valiosos oficiales pilotos de nuestra fuerza aérea. Y lo pongo entre comillas porque ejerciendo todo el derecho que tengo de pensar y de expresar mis ideas que me brinda la carta magna de la república bolivariana de Venezuela, yo tengo mis dudas acerca de si en realidad ese avión sufrió algún desperfecto que lo arrojó a tierra no dándole tiempo a sus tripulantes de eyectarse. A esto no le encuentro ni pies ni cabeza y no puedo evitar elucubrar de que los gringos tienen la mano metida en esto, recordemos que en Colombia hay siete bases militares que los Estados Unidos colocó con el pretexto de luchar contra el narcotráfico y es lo menos que hacen, pues su verdadera misión no es otra que vigilar los movimientos de los países progresistas de nuestra América. Mi imaginación me lleva a pensar que ese avión que violó el espacio aéreo venezolano y
que obligó a nuestra fuerza aérea mandar al Sukoi en su búsqueda no fue más que un señuelo para atacarlo. Quiera Dios que lo mío no sean más que imaginaciones, pero tengo mis dudas.
