Ciertamente, Colombia no quiere a sus pobres (II)

Ya en la primera parte establecimos que nuestra moneda es ambivalente, según la siguiente lista:

1.- Moneda fuerte con una paridad = 6 Bs.F/$, aprox. por dólar. Este bolívar fuerte está contenido como valor de cambio reflejado en su precio de venta al público como mercancía subsidiada. Su exportación está prohibida, pero aun así aparece el contrabandista de extracción. Y

2.- Moneda o bolívar con menor poder adquisitivo o poder de compra = Aprox. 200 Bs.F por dólar.

Y este es el caso: En la frontera cucuteña, la de San Antonio del Táchira y en más allá o más acá de esos 2.219 km de nuestros linderos con Colombia, ha regido un tipo de cambio con la divisa colombiana = unos 15 pesos por dólar, basado en que nuestros billetes de 100 Bs.F y de cualesquiera otras denominaciones se cotizan sólo en función de nuestra moneda con el bajo poder adquisitivo = 200 Bs.F/$, marcado 2 en lista anterior. Por esa razón el bolívar vale allí unos 15 pesos en lugar de 500.

De esa manera, los comerciantes y/o contrabandistas venden las mercancías venezolanas como si sus precios de costo hubieran sido fijados a razón de 200 Bs. /$, en lugar de 6 Bs. /dólar que efectivamente cuesta la mercancía subsidiada.

Luego, se proveen de nuevos billetes o bolívares que el cambista les vende a razón de unos 6 bolívares por unos 200 pesos. Luego, con estos 6 bolívares él adquiría una mercancía venezolana por ese precio, y que vale 1 dólar como mercancía subsidiada que es, misma que podrá revender sobre la base de unos 3.000 pesos por cada 6 bolívares, y así reciclada mente.

Quede claro que estos cambistas deben renovar su liquidez cambiaria, o sea, hacerse de pesos para seguir su tremendo negocio. Por esta razón, reservan una parte de aquellos billetes pagados a bolívar barato para convertirlos en pesos a razón del bolívar fuerte, o sea, retrocambio de unos 500 pesos por cada 6 bolívares, aprox. Estas cifras son sólo referenciales o modulares.


[1] Estos vericuetos de intercambios monetarios en la frontera colombiana con dos paridades propias del Control de cambio oficial venezolano, cruzadas con las dos paridades colombiana, en correspondencia con las nuestras, pueden perfectamente asimilarse al cuento anderseniano El Rey Desnudo. Pensamos que son muchas las personas que afirman haber entendido el problema para no seguir mostrando sus dudas.



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Manuel C. Martínez


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