El anuncio del 19 de octubre hecho por la Vicepresidenta para el Desarrollo Social, Gladis Requena, sobre la aprobación del incremento salarial de 134% para los médicos que laboran en el Sistema de Salud Pública contrasta con los tweets del domingo publicados por el Ministro de Educación Rodulfo Pérez anunciando "nuevas remuneraciones" a los docentes a partir del próximo 10 de noviembre.
Es contrastante el hecho de que se anuncie el merecido incremento a los médicos, mientras los maestros y maestras deben conformarse con el ajuste que corresponde al incremento del salario mínimo y especialmente el del bono de alimentación, recién aprobado por el Presidente Nicolás Maduro, como medida para la defensa del salario de la clase trabajadora.
Mientras el Ministro Rodulfo Pérez debería estar anunciado, desde ya, un incremento salarial para nivelar el ingreso de los docentes, como sueldo base para que finalmente en el Contrato Colectivo se estipule el "sueldo digno" que merecen recibir los responsables de la educación de los niños y los jóvenes de la Patria, apenas publica la nivelación del salario docente con el sueldo mínimo.
Mientras que a los docentes y trabajadores de la educación universitaria se les otorgó un aumento salarial, que aún muchos no están dispuestos a aceptar, a los maestros y maestras se les condena a un "salario mínimo" y a una espera casi eterna para la mejora de sus condiciones laborales.
Buena parte de los trabajadores de los Ministerios son beneficiarios de operativos de Mercal, ventas de teléfonos, Programa Mi Casa bien equipada, mientras que a los maestros y maestras ni siquiera se le ha cumplido con lo estipulado en la Contratación Colectiva 2013-2015, ya vencida, en relación al Mercal Obrero.
¿Por qué hasta la fecha aún no se hace la entrega masiva de las computadoras canaimas a los docentes de educación básica y media, cuando este es un recurso tecnológico fundamental en la educación de nuestros días?
Con razón muchos maestros y profesores jóvenes no ven oportunidades en la profesión docente en la que tanto se les exige y se les da tan poco. Apostamos a que todos entiendan que más allá de la vocación, indispensable en el ejercicio de la docencia, el mejoramiento sustancial de las condiciones laborales de los profesionales de la educación, incluyendo por supuesto sus sueldos y salarios, contribuirá notablemente en la superación progresiva de males de nuestra sociedad.