Frontera de paz: mito o realidad

"Un nuevo modelo de integración no se puede basar en la competencia comercial, tiene que hacerse desde el alma de los pueblos, desde la complementación y el apoyo solidario".

(San Carlos, 9 de febrero del 2006)

Hugo Chávez Frías

Luego de la reunión de Quito y la aprobación de siete puntos entre los mandatarios Nicolás Maduro y Juan Manuel Santos bajo el apoyo de los presidentes de Ecuador Rafael Correa y de Uruguay Tabaré Vázquez, la frontera entre Venezuela y Colombia se mantiene cerrada por decisión soberana del gobierno bolivariano.

La medida ha sido un acierto para nuestro país desde el punto de vista geopolítico y una lección a la diplomacia colombiana muy hábilmente manejada desde siempre, por las bellas damas formadas en las más prominentes escuelas de relaciones internacionales europeas y estadounidenses.

La hermana República de Colombia, quien a través de la historia nos ha demostrado una no muy noble hermandad, gracias a la intriga y a la envidia sembrada por Francisco de Paula Santander - después de la muerte de El Libertador en 1830 - todavía mantiene viva esa tradición encarnada en el paramilitarismo y en el uribismo, el cual alimenta la violencia, el contrabando de combustible y alimentos en la frontera.

La aplicación de las últimas medidas instrumentadas por el gobierno del Presidente Maduro a través de la OLP y liderada por nuestra FANB ha dado sus buenos frutos; pero a la vez, resiste también los embates del paramilitarismo y sigue siendo perforada por una cultura de corrupción y del contrabando, el cual ha imperado, por muchos años a lo largo de los 2.219 kilómetros que nos separan con la vecina Colombia.

Las consecuencias por el cierre de frontera comienzan a marcar su huella en el pueblo colombiano; acostumbrado al subsidio indirecto que se deriva del contrabando de gasolina y diesel. Igualmente, la red de vendedores de productos de primera necesidad y alimentos comienzan a escasear y afectar el pueblo del Norte de Santander y la alta Guajira.

Al gobierno del Presidente Santos se le cae la careta y se le derrumban las cortinas de eficacia en los departamentos fronterizos, donde millones de colombianos viven a expensas del subsidio de productos de nuestro país (harina PAN, aceite, arroz, pasta, detergentes, productos de aseo personal, papel toilette, etc.) hecho que se reflejan en la falta y ausencia de estos productos en los anaqueles de los supermercados y abastos de Venezuela.

Igualmente ocurre con el combustible que llevaban los pimpineros ahora manejados por el paramilitarismo que – supuestamente – continúan sobornando a nuestra GNB y alimentando trochas para mantener el negocio, el cual se ha transformado en una fuente de ingresos superior a la del narcotráfico.

Por su parte, el Gobierno colombiano tratará de pedir cacao en los próximos encuentros de Santos con Maduro y arrecia una estrategia de corderito, buen vecino y busca que le abran de nuevo la frontera, lo más pronto posible, todo bajo el concepto de la bandera de la paz.

Ante ello vale refrescar lo que está ocurriendo en los últimos días en Cúcuta y Maracaibo, con supuestas reuniones de paz promovidas por organizaciones aupadas por el propio gobierno de Colombia, para remediar su inmenso vacío político y su influencia en la frontera.

"Comunidades fronterizas de Colombia y Venezuela realizarán este viernes un pre-encuentro en la ciudad colombiana de Cúcuta, como antesala al I Encuentro Fronterizo por la Paz que se realizará del 6 al 8 de noviembre en la ciudad de Maracaibo, al occidente venezolano.

La actividad fue convocada por la Junta Patriótica Nacional del Movimiento político y social Marcha Patriótica y busca unir en una sola bandera a estas dos naciones con la participación de unas mil personas pertenecientes a organizaciones sociales, comunitarias, culturales y políticas de las dos naciones hermanas.

De acuerdo con lo informado por el comité organizador, la actividad servirá para intercambiar opiniones, experiencias y reconocer en un territorio común las problemáticas que se presentan en la frontera". Página Web de TeleSur.

Resulta de interés implementar el plan estratégico y de paz que ha señalado el Presidente Nicolás Maduro para la frontera. La creación de escuelas cívico-militares de corte agrícola y agro turístico es una alternativa posible. Debemos evitar a toda costa que el asesoramiento israelí implemente en Colombia los campamentos y poblaciones que han aplicado en sus fronteras contra el hermano pueblo palestino.

Si no asumimos una política de fronteras realista y eficiente perderemos nuestros espacios en todos los terrenos. La acción de poblamiento debe ser inmediata y paralelamente a ello, debemos aplicar una política de comunicaciones efectivas con los medios radioeléctricos (radio - Tv) para tener mayor presencia de nuestra identidad en la frontera, como desde hace muchos años lo viene aplicando el gobierno colombiano.

Las buenas intenciones y declaraciones no bastan. Las OLP de la frontera deben ser renovadas permanentemente con el cambio de efectivos para evitar el soborno y la continuación del contrabando, porque si no tan sólo estaremos hablando de una frontera de paz que pasaría a convertirse de un mito a una realidad insuperable.

¡Amanecerá y veremos!



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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