La histéresis es un principio físico, según el cual los cuerpos colgantes o distendidos, como los hilos eléctricos del alumbrado público, luego de dilatarlos el calor del día y por consiguiente se achinchorreen (se curvean con convexidad hacia el suelo), cuando se enfrían no logran recuperar la longitud de partida. En Economía, la mediática burguesa recoge la dificultad de recuperación del anterior nivel de empleo de asalariadas luego de haber subido el desempleo del mismo recurso productivo.
En el caso de los precios, está demostrado que cuando por causa de inflación las mercancías suben cierto porcentaje del precio base, en caso de sufrir una deflación o descenso, tienden a mantenerse por encima de este precio básico aunque por debajo del alza sufrida.
Los consumidores quedarían conformes pero el comerciante seguiría especulando aunque en menor medida.
Este es el caso: La Superintendencia está logrando o pretende bajar al precio justo unos precios que se fueron a las nubes, con lo cual podrían estar siendo sometidos-desde hace un par de años, aprox.-, a una suerte de histéresis inducida porque por mucho que se limite su tasa de ganancia y se regule los costes de fabricación y de comercialización, todos esos costes estarían siendo manipulados con facturas chimbas, f. forjadas en una perfecta y armoniosa connivencia entre algunos intermediarios o entre algunos fabricantes y sus distribuidores al detal, ya que a quienes están metidos de frente en esta guerra, poco les está importando el forjamiento descarado de facturas que no reflejan costes verdaderos ni reales, que registran y sellan costes inflados y con respaldos aparentemente legales, a riesgo de incurrir en crasos delitos, pero ellos saben que no serán castigados antes del 6D inmediato por aquello del "divino proceso", decimos, debido proceso.
De manera que, por ejemplo, cuando la empresa X logre que le admitan determinados costes a determinados montos, estos aun así quedarán bien inflados aunque a un precio ligeramente menor.
A esto doy en llamar una manipulación hipertrofiada de los efectos histéricos.
Así, una mercancía cuyos costes reales sean 100, ellos la han estado vendiendo en 1.000, de tal manera que ahora cuando la Superintendencia les ajuste ese precio de 1.000 a, digamos, 400, de todas maneras estarán metiendo medio chuzo.
Es el viejo truco del comerciante vagabundo o irresponsable como que es especulador por excelencia ya que ellos están autoconvencidos de que en la trampa está su ganancia. Hacen lo que denunció hace años el Presidente Chávez: Lanzan una oferta con descuento a la mitad para una mercancía que vienen vendiendo a 100, pero esta vez le elevan previamente su precio a 300, y terminan vendiéndola como oferta especial al precio de 150, un precio de venta que a ojos vistas es muy superior a los 100 que realmente cuesta y sin oferta especial alguna.