La cultura no es patológica, es idiosincrásica

Se ha hecho ver que el escuálido o antichavista (anticomunista) es un disociado, un psicópata o algo parecido, y con ello, por considerar que se trata de "medios locos" (sic) o de "locos y medios" (sic) y por consiguiente hasta se les llegue a tener lástima como enfermitos o inocentes en el mejor concepto jesucristiano; eso debe revisarse.

No se le busque 3 patas al gato porque le van a hallar sus 4. Llevamos más de una década, desde que la derecha logró que el chavismo impusiera aquel slogan popular: "Chávez los tiene locos", como si en verdad se tratara de una lucha entre cuerdos y dementes, y no entre burguesía y socialismo emergente.

Recordemos que el burguesismo niega la coexistencia de clases sociales: lo de ella es dividirnos entre ricos y pobres, una división muy ambigua y, a lo sumo, meramente patrimonial que hasta priva dentro de la burguesía donde hallamos unos capitalistas más ricos que otros, o menos empobrecidos que otros. Hay ricos con mentalidad muy pobre, y hay proletarios dotados de riquísimos pensamientos.

Los "consejitos" chavistas, inclusive de connotados periodistas, lanzados para que la oposición cambie su odio por amor, que sea comprensivo, que cambie de conciencia, para que dialogue como persona cuerda y racional, son producto de esa cuestionable conseja medicosociológica-mezcla muy anómala de Medicina con Sociología [1] , según la cual, nosotros debemos cargarnos de empatía u oblatividad, mientras la oposición culturalmente se mantenga en sus trece o conserve su posesividad

 

[1] Digresión: No existe la Sociología por un lado y la Economía por otro, ni estas dos disciplinas por su lado y la Filosofía por otro. La Economía científica es envolvente en sí misma de todos esos aspectos. Subsume la Economía en su aspecto técnico, la Sociología, en sus relaciones sociales-dentro y fuera de la fábrica, o aspecto económico-, y esta combiosis se llena y expresa filosóficamente, se hace cultura explotadora que se subroga el proletario, el asalariado, las personas desamparadas, quienes terminan pensando como su fueran burgueses de mente aunque se conserven proletarios de cuerpo.



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Manuel C. Martínez


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