En las elecciones de 1998, la mayoría de venezolanos nos expresamos por un cambio sustantivo en la manera de hacer política en nuestra nación. En 1999, Hugo Rafael Chávez Frías, lo juró ante una moribunda Constitución (1961), después llamó a la Constituyente y una nueva Constitución producto de amplias consultas marcaría el rumbo del futuro que aspirábamos.
El país venía de cuarenta años, más de sucesos deleznables, que de historia grande, con una bandera incompleta, y un escudo con un caballo viendo para atrás como huyendo de la vergüenza. Unas arcas públicas famélicas, una gigantesca deuda social y una nación más ajena que propia.
El reto era sideral, y como dicen los llaneros que, ellos son del tamaño del compromiso, pues así fue, y tan así fue, que mi antiguo compañero en lides profesorales en la Academia Militar, comandante Chávez, dejó la vida en su empeño de construcción de una Patria, que nos albergara a todos con dignidad.
Dentro de pocos días, vamos a unas elecciones, en este caso parlamentarias. Este evento hay que sacarlo de la rutina electoral de las casi dos decenas ganadas. Aquí se trata de algo grueso, más complejo, donde hay contextos, internacionales y nacionales, un tiempo histórico, una realidad, y como dicen los planificadores, unas cuantas variables a considerar.
El capitalismo financiero en su expresión imperial, teniendo como instrumento al gobierno norteamericano, y a sus aliados;
Ante el derrumbe del Muro de Berlín y la Unión Soviética, vieron al mundo como su pertenencia; y se dedicaron a desorganizarlo y anarquizarlo, para facilitar su dominación.
Eso explica el desmembramiento de Yugoeslavia y sus guerras en la última década del Siglo XX; el extraño ataque a las Torres Gemelas en Nueva York, (2001) y la aprobación de la Ley Patriota; la guerra contra Afganistán, las primaveras árabes, la destrucción de Irak y Libia; las guerras contra Siria, Somalia, Yemen; las provocaciones contra Irán, Rusia, China; conspiraciones contra los gobiernos progresistas de Latinoamérica, Honduras,Nicaragua, Paraguay, Ecuador, Bolivia. Argentina y Venezuela.
Es una estrategia global imperial que les ha permitido una alta acumulación de capital con los negocios de las armas, la destrucción y reconstrucción de ciudades e infraestructura en general; apoderamiento de los recursos energéticos y materias primas de las diversas naciones objetivo. Como hemos señalado, para ello disponen de un Estado (USA) pertrechado con un costoso equipo militar adquirido a las empresas privadas y pagado con los impuestos de los contribuyentes norteamericanos al igual que un numeroso ejército, que se convierte en factor importante de empleo y que los utilizan como policía mundial.
Disponen también de un poderoso dispositivo militar (OTAN) donde participan los países europeos, cuyos pueblos lo pagan, y cuya acción no se limita a vigilar a Rusia, Irán y China, si no que tiene alcance planetario.
Por otra parte; las guerras mantienen distraídas a sus propios pueblos de sus problemas cotidianos, con la falacia de la defensa nacional y del mundo libre y de paso, en el caso norteamericano, logran salir de unos cuantos soldados latinos y afroamericanos que terminan en el cementerio nacional militar de Arlington en Virginia.
En el contexto nacional, hay unas cuantas dificultades, la ultra derecha venezolana, con fuerte apoyo foráneo, en su ofensiva político-económica ha nucleado empresarios, comerciantes, grupos desinformados, sectores desclasados, funcionarios corruptos y se apoyan en una plataforma ideológica-capitalista que se ha enseñoreado en el país durante varias décadas, bajo la economía rentista petrolera y la implantación del consumo de bienes importados, al principio en los campos petroleros (Comisariatos) y luego en la nación entera,
Revertir esta situación es una tarea titánica y necesita también una plataforma política-ideológica de sentido contrario, y esto pasa por la revisión profunda del camino andado y los resultados seguramente redundaran en el salto cualitativo necesario al que nos referimos en el titular de este texto.
Esto en ningún momento significa, que estemos en una orfandad ideológico-política, al contrario tenemos muchas fortalezas, sólo que debemos estar atentos a los nuevos tiempos y mantener a la vista, en nuestro gabinete de trabajo el océano de ideas que forman parte del haber teórico patrimonial de transformación revolucionaria de nuestra nación.
Chávez y sus asesores retomaron viejos planteamientos de desarrollo, entre ellos, el eje Orinoco-Apure, que a su vez perseguía contribuir a la desconcentración de las grandes urbes, evitando su desbordado crecimiento y el afianzamiento de la economía rentística petrolera. Muchos de estas ideas están consignados en los distritos motores del Plan de la Patria.
Unos cuantos venezolanas y venezolanos de la tercera edad que vivimos en este país, no compartimos la idea de que en el pasado éramos felices y no lo sabíamos, pero reconocemos que una minoría si eran felices y lo sabían, y una inmensa mayoría no eran felices y también lo sabían.
Los datos históricos y las vivencias nos llevan a esa conclusión: La continuas manifestaciones populares, sindicales, estudiantiles; movimientos insurreccionales guerrilleros urbanos y rurales; alzamientos militares; protestas masivas contra el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial; la acción criminal del Estado venezolano devenido en estructura terrorista, con la ejecución de la ola de torturas, masacres, encarcelamientos, desapariciones y muertes; cuyas cifras se cuentan por millares en el largo calvario de los cuarenta años del Puntofijismo.(1959-1999) .
La variopinta derecha venezolana y sus aliados foráneos, han acordado desde la misma llegada de Hugo Chávez a la Presidencia de la República, deponer al gobierno bolivariano. Venezuela ha sido un laboratorio de ensayo en esa dirección:
Pronunciamientos militares, paros patronales, paralización y sabotaje de la industria petrolera; invasión de paramilitares colombianos,; uso de francotiradores para asesinar manifestantes de ambos grupos para crear confusión; asesinato selectivo de líderes políticos, comunales, militares, policiales y miembros del aparato de la justicia; fomento de guarimbas con cierre de la vialidad, empleo de francotiradores, quema de vehículos públicos y privados, destrucción e incendio de unidades del transporte masivo e instituciones, sabotaje eléctrico, uso y abuso del poder mediático nacional y extranjero para manipular, mentir, difamar, alarmar y aterrorizar.
Todo esto ha significado, la muerte de centenares de venezolanos y miles de heridos y discapacitados; y una incuantificable pérdida en el ingreso petrolero y por destrucción de bienes en general.
Quisiera que esto que se describe aquí haya sido una pesadilla, pero para desgracia de la Nación y de todos nosotros, HA SIDO UNA REALIDAD.
En el supuesto negado que suframos un descalabro electoral, o pase otra cosa, ¿Serán estos señores los que nos gobernarán? Hay que seguir revisando el pasado,
"¡Los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes" (1)
LA REVOLUCIÓN ES CULTURAL
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Martí José/Páginas Escogidas/ pág., 158, Tomo I, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1971.