Un 25 de noviembre de 1960, el segundo país más grande del Caribe, como es la República Dominicana, se estremece ante el brutal asesinato de las hermanas Mirabal, tres (03) valerosas activistas políticas dominicanas también conocidas como las "Mariposas", por ser este el nombre secreto de Minerva en sus actividades políticas clandestinas en contra de la tiranía Trujillista.; Patria Mercedes (la mayor), nacida en 1924; María Argentina Minerva, en 1926 y Antonia María Teresa del 1936, son brutalmente asesinadas por oponerse a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo; motivo que llevó a la República Dominicana y sesenta (60) países que le apoyaron, a solicitar ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que se conmemorara este día como "El Día Internacional contra la no Violencia".
Es así como cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer, lo cual se estableció en el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe celebrado en Bogotá, Colombia en el año 1981; luego en 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, conceptualizando a la "violencia contra la mujer" como
todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada. (Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer. Resolución de la Asamblea General 48/104 del 20 de diciembre de 1993)
Sin embargo hoy a cincuenta (50) años de la muerte de estas valerosas mujeres, veintinueve 29 años del Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe realizado en Bogota-Colombia, y diecisiete (17) años de la manifestación por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en cuanto a que era necesaria
una clara declaración de los derechos que se deben aplicar para asegurar la eliminación de toda violencia contra la mujer en todas sus formas, y un compromiso de los Estados y de la comunidad internacional en general para eliminar la violencia contra la mujer (Resolución 48/104. As. Gral de Naciones Unidas. Aprob. 20/12/1993. Publicado el 23/02/1994)
La Violencia contra las mujeres sigue latente, países como México, alardean de poseer institutos de la Mujer que apoyan a las mujeres maltratadas, lo cual no deja de ser verdad, pero a la par aúpan en sus grandes medios televisivos, la venta de la Mujer como objeto sexual, ¿acaso eso no es violencia de Género?, evidentemente, sus programas muestran un machismo exacerbado, ¿acaso eso no es violencia de género?; dónde están las respuesta a las innumerables "Muertas de Juárez"; Colombia es otro de los países con mayor índice de Violencia Sexual, y Tráfico de mujeres y niñas, ¿se quiere mayor violencia?, en el Salvador las cifras de la violencia contra la mujer crecen cada vez más, en el año 2009 se registró el mayor número de feminicidios en ese país, y para lo que va de año se ha incrementado alarmantemente. Los países desarrollados no escapan a ello y para la sociedad española, la muerte de mujeres víctimas de la violencia doméstica sigue siendo uno de los problemas más graves , Estados Unidos también vive en sus predios de grandes manifestaciones de violencia contra la mujer, aún cuando tratan de callarla.
Nuestro amado país, Venezuela no escapa a ello y seguimos viendo y padeciendo la violencia de género en los medios de comunicación, y hasta ahora ninguna sanción. La mujer en nuestro país se sigue vendiendo como objeto de consumo, La violencia física, psicológica, patrimonial, patrimonial y política se sigue padeciendo y las campañas institucionales que deberían ser bandera, son timoratas, :mientras se gasta un dineral en propaganda, en infraestructura, en personal, a la violencia domestica se le presta poca atención, cuándo nos vamos a sensibilizar, basta de retórica, necesitamos más acción; bueno y de la derecha ni que hablar, necesitaríamos miles de horas/hombre, y páginas y páginas de análisis, pues esta es tan flagrante, como obscena e hiriente, y las mujeres pareciesen que gozan con ser violentadas, no las dejan participar políticamente y se quedan calladas, las usan en cuñas, programas, sus cotidianidades y ellas imperturbables; quizás en ellas estén funcionando alguna fascinación psicótica como lo que sucede en trastorno de Estocolmo.
Lo cierto es que necesitamos más y más atención a un mal que está acabando con nuestras familias, pues la violencia contra la mujer repercute en todo el núcleo familiar y social, recuérdese que este es un proceso dialéctico donde aprendemos de la sociedad y revertimos en ella lo que de ella aprendemos. Somos seres sociales.