En un artículo anterior (El golpe blando se endurece. Aporrea. 07-12-2015) caractericé a la actual coyuntura dentro de la denominada "guerra blanda" contra el pueblo de Venezuela y nuestra Revolución Bolivariana y Chavista, como un eventual endurecimiento de la contrarrevolución en sus ataques hacia la Patria.
La victoria de la contrarrevolución proimperialista, dirigida en el país por Fedecámaras, que les permitió "tomarnos el campamento" sin muchas sorpresas, ahora les ofrece el escenario propicio para envalentonarse en el ejercicio del poder conquistado dentro de la Asamblea Nacional.
A los ojos de una aparente "neutralidad" conceptual interesada, en Venezuela se acaba de producir (el pasado domingo 6 de diciembre de 2015) un acto comicial más, en el que contrincantes partidistas se disputaban unas curules de la Asamblea Nacional. No es así. Como en ningún otro país del mundo, la vigésima confrontación electoral en tiempos de gobierno Bolivariano y Chavista (desde 1999, hasta nuestros días) es también una expresión pacífica de la lucha de clases. Dos concepciones de clases, absolutamente antagónicas, son las que han protagonizado –también- las elecciones parlamentarias del domingo.
La visión y los "valores" de los explotadores, queriendo recuperar sus espacios de hegemonía para hacer "armónica" y consensuada la explotación (para lograr que el pueblo se sienta contento con su condición de explotados y hasta vote por sus verdugos, tal como ocurrió en la "democracia representativa" durante los 40 años de puntofijismo), enfrentada a la visión y los valores de los explotados hoy en ejercicio de un gobierno revolucionario que construye su independencia definitiva y la Patria socialista.
Ganó la expresión burguesa de clase. La contrarrevolución triunfó, logrando tres quintas partes de la conformación del parlamento venezolano. Y ahora se proponen avanzar en su guerra. Ahora, desde esa trinchera de la estructura política venezolana, asestarán el golpe de Estado que vienen planificando cuidadosamente, con apoyo imperial, y conseguirán derrocar, de forma "blanda" y no cruenta (hasta tanto sus propósitos no lo requieran) al Gobierno Bolivariano y Chavista que presiden nuestro camarada Nicolás Maduro.
Estamos ante una guerra llamada (autollamada) blanda, pero observamos que ella es tan ruda y sanguinaria como cualquiera de las denominadas "convencionales". La guerra blanda, que ha permitido al imperialismo yanqui y a sus secuaces, generar espacios de control, pero también muertes, está en ejecución sobre Venezuela. Desde el campo de la Revolución nos proponemos debatir divergencias en pro de la conciencia. Lo hacemos con nuestras herramientas de confrontación teórica, de ideas. Estamos convencidos de la importancia de combatir en la unidad por amor a la Patria socialista, pero es nuestro deber contribuir a sembrar conciencia acerca de un hecho terminal y dramático: La guerra blanda, también genera muertes.