“Desde el sur, contra Lutero y los herederos de Nuremberg, los que faltaron, los que ocupaban el sitial de los jueces” es parte de un documento escrito por el Papa Juan XXIII, quizás impenetrable si no fuese por una serie de hechos que hasta hoy parecían no tener relación. Ejemplo, ¿qué relación existe en el tiempo entre el juicio de Nuremberg, el sionismo israelí, América Latina, las reservas de energía y los movimientos populares?. Cuando Chávez ante un público de izquierda europeo en Viena, se sumó al planteamiento de Noam Chonski en el que define a la opinión pública como un poder disuasivo ante las pretensiones del imperio norteamericano, busca provocar un movimiento social que puede desenmascarar secretos jamás revelados desde la segunda guerra mundial. Noam Chonski es un intelectual reconocido por sus permanentes ataques al sistema de dominio capitalista norteamericano. Sin embargo, otro intelectual como James Petras, de origen latino, lo define como un farsante por evadir en sus análisis al sionismo israelí. Por otro lado, Roger Garaudy también habla del control político y económico que ejerce un movimiento judío en la política de terror de los Estados Unidos. Todo escondido bajo el mito de la tierra prometida y cuyos intereses radican realmente en las fuentes energéticas del Medio Oriente. Se entiende algo como que un sector del sionismo judío controla el gobierno norteamericano para apropiarse de las reservas energéticas del medio oriente, provocando un desmejoramiento de la calidad de vida de los propios norteamericanos.
El juicio de Nuremberg fue calificado por algunos historiadores o revisionistas de la historia como una farsa, una negociación entre una elite judía, los Estados Unidos y los Nazis. Incluso se vincula al abuelo del actual presidente de los Estados Unidos como un colaborador económico de los Nazis. Desde entonces se habla de Estados Unidos como primera potencia mundial, cuyos protagonistas son herederos de ese misterio de Nuremberg. Y hoy son más evidentes las acusaciones contra el sionismo israelí y un sector del gobierno norteamericano, como responsables de guerras y conspiraciones de asesinato en todo el mundo. En Viena, escucharon a dos presidentes latinoamericanos, Evo Morales y Hugo Chávez, ambos surgen de movimientos sociales que asumieron el poder y que como estrategia política y económica buscan el control de las reservas energéticas de los países que representan.
Por otro lado, la marcha de los inmigrantes el 1 de mayo en los Estados Unidos, evidencia el poder político de la resistencia social, que de ser organizado y dirigido hacia un proyecto político puede llegar o disuadir a la Casa Blanca. De esos movimientos sociales surgieron presidentes en América Latina, como Lula en Brasil, Evo en Bolivia, y quiere surgir Humala en Perú. Pero no basta surgir, sino mantener la credibilidad, pues de traicionar los compromisos el movimiento social no respaldará a su presidente cuando lo saquen del poder, caso reciente de Ecuador. Si crece la pobreza en Estados Unidos, crece la resistencia social, derivando en proyectos políticos o revueltas callejeras. Y la articulación de esos movimientos entre Estados Unidos, Europa y América Latina, pueden cambiar el escenario mundial. “La autoridad del pueblo y la orden de rendirse al mundo marginado que hoy, cuando han muerto las armas, posee el poder de la palabra” Papa Juan XXIII.