Una agenda para la victoria

La probable consulta revocatoria del Presidente Maduro y las elecciones regionales del próximo diciembre serán claves en esta primera etapa en la lucha por la independencia de América Latina.
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De ellas depende que en nuestro país se instaure o no el sistema de dominación neocolonial, que a grandes rasgos consiste básicamente en continuar asignándole a nuestro país, y dentro de esta nueva división internacional del trabajo que se está gestando, el papel de proveedor de materias primas para los países imperiales, de ser guardián de los intereses de las transnacionales que monopolizan la escasa producción industrial: con una poderosa burguesía importadora  bienes terminados: de la apropiación por parte del capital extranjero de nuestras riquezas naturales, de tener una burocracia que se alimente de los ingresos impositivos, con una superestructura social y económica diseñada para garantizar su supervivencia, y de un marco jurídico que lo sostenga.
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Derrotar ese plan dependerá de la capacidad de los dirigentes del proceso de aglutinar a la mayor cantidad posible de votantes. Para ello es fundamental analizar la composición social de nuestras clases y capas sociales.
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LAS PROPUESTAS Y LAS CLASES Y CAPAS SOCIALES EN NUESTRO PAÍS
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Los siguientes son algunos de los grupos sociales que, a mi entender, se benefician con el sistema de dominación que defienden los miserables vendepatria de la MUD:
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1 - La poderosa clase importadora, que al minimizar la capacidad industrial del país, es la principal beneficiaria de este sistema.
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2 - La clase capitalista asociada o que sirve de testaferros a los grandes monopolios, integrada por personajes como Cisneros, Mendoza, Alfonzo Rivas, etc.
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3 - : Los grandes terratenientes y ganaderos que surten la producción de la agroindustria o que esperan vivir de una masiva exportación.
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4 – Los propietarios de empresas del sector servicio beneficiados de las políticas de privatización, como los dueños de clínicas, planteles educativos, empresas de servicio público, etc.
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5 - La dirección local de las transnacionales que dominan la poca producción nacional y buena parte de los servicios, en donde Fedecámaras viene a ser su expresión organizada.
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6 - Los sectores económicos que fungen de apéndices de dichas empresas actuando como proveedores de servicios, de materias primas, distribuidores, franquiciados, etc.:
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7 – El sector financiero de bancas y seguros.
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8 – Los propietarios de los grandes centros comerciales, diseñados para fortalecer la comercialización de la importación y de lo producido por las grandes transnacionales.
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9 – De un privilegiado sector asalariado de obreros clasificados, empleados y profesionales que laboran en dichas empresas con ingresos muy superiores a la media de la población trabajadora.
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10 - Y de toda la fauna de políticos, profesionales y burócratas necesarios para su funcionamiento.
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Como se puede apreciar es ínfima la parte de la población que, en principio, deberían ser los que apoyen el sistema de dominación neoliberal, que con toda razón fueron bautizados por el Comandante Chávez como escuálidos.
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Clases y sectores que deberían apoyar un proyecto de independencia y desarrollo:
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1 – El personal asalariado, que sufre en el proyecto de dominación la pérdida de muchos de sus beneficios y derechos laborales y sociales.
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2 – Los sectores industriales y de comercio del país que son afectados por una expropiación de sus empresas por parte del capital extranjero y que matan su existencia, como ha sucedido con la mayoría de nuestras grandes empresas como Savoy, Pampero, Branca, Viasa, Banco Provincial, y tantísimas otras empresas. Este sector es el que históricamente debería realmente dirigir el proceso de independencia, pero carece de la voluntad y deseo de hacerlo.
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3 – Los pequeños comerciantes que ven como sus negocios o son eliminados por las grandes cadenas. Por ejemplo, en la zona en donde vivo de 8 pequeñas farmacias que existían hace pocos años, (que por cierto su personal y dueños apoyaban a la oposición) quedan sólo dos por la presencia de cadenas como Farmatodo o Farmahorro. Ni que decir de los pequeños abastos y bodegas, hoy prácticamente desaparecidas.
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4 – El sector agrícola de pequeños productores y trabajadores que pasarían a ser sometidos a la dictadura de las roscas e intermediarios.
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5 – Las mayoritarias capas medias para las cuales este sistema lo que trae es pobreza y en el cual se vuelve imposible alcanzar una aceptable calidad de vida gracias a políticas como la privatización de servicios como la salud, la educación, los servicios públicos, etc., y menos de acceder a una vivienda o a un automóvil propio.
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6 – Los profesionales y técnicos que también sufre la disminución de sus beneficios laborales o de sus ingresos por el mismo ambiente de empobrecimiento que se genera.
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7 – Los pequeños y medianos establecimientos del sector turístico, como posadas, transporte, alimentación, que ya fueron y volverán a ser arropados por las grandes empresas del sector.
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Y esto no es un decir. Todo ello y mucho más lo vivimos y lo padecimos crudamente bajo los gobiernos neoliberales de los años 90.
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UN APOYO INEXPLICABLE A LA NEOCOLONIZACION
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Bajo esta óptica la aplastante mayoría de la población (alrededor de un 90%) debería apoyar un proceso de independencia y desarrollo.
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Sin embargo no es así.
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Hoy venos como cerca de la mitad de la población apoyó en las urnas el sistema de neocolonización.
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Y por qué esto?
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Porque ese resultado electoral es consecuencia de que la mayoría de las personas cuando vota realmente obedece a una simple ecuación de costo-beneficio.; Que obtiene y que pierde con su voto.
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Para los sectores más desposeídos (alrededor de un 30% de la población) la cuanta es clara al comparar los beneficios que les ha otorgado el gobierno a través de las múltiples misiones con el costo comparativamente pequeño de hacer colas o de cancelar algo más por los bienes y servicios.
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Por el contrario, para las capas medias que constituyen un 60% de la población, la cuenta es muy diferente. Los gobiernos del proceso no les han otorgado NADA, ni planes de vivienda, ni de salud o educación, en contraste con las graves penurias que tienen que pasar en las colas, con la inflación, con la escasez, la inseguridad, etc.
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Si esa situación no se revierte, irremediablemente el proceso perderá las próximas elecciones.

UNA AGENDA PARA LO URGENTE
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Creo que lo correcto sería tener dos agendas, una para lo urgente y otra para lo importante.
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La primera debe abocarse como prioridad a resolver el gravísimo problema de la escasez, olvidándose de esas estúpidas teorías de un mal llamado “consumismo” y garantizando el suministro de los productos básicos, que en realidad son pocos (arroz, azúcar, leche, carne, pastas, jabón, champús, pañales, papel higiénico y otras pocas más)
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Asimismo debe abrirse a las capas medias ofreciendo, por una parte, soluciones a sus necesidades, como viviendas accesibles, protección ante la especulación en alquileres, colegios, clínicas, talleres mecánicos, etc. y tratar de garantizar el suministro de bienes y servicios esenciales, y por la otra, integrando a profesionales y técnicos al proceso productivo, por ejemplo, otorgándoles créditos para la creación de micros y pequeñas empresas.
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Paralelamente el gobierno debe ocuparse en serio de la economía, derrotando la especulación que es la causante de la inflación y de la bárbara escalada de las divisas en el mercado negro. Para eso tiene la política impositiva como un arma formidable. Debería aprovechar los escasos días que le quedan de la Ley habilitante para fijar tasas impositivas verdaderamente eficaces.
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La agenda para lo importante será tratada en artículos posteriores.
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Por supuesto que los fascistas andan en esa misma onda de ampliar su apoyo electoral, y para ello aprovecharán su mayoría parlamentaria para aprobar medidas efectistas y demagógicas como el cesta ticket a los pensionados o el aumento general de sueldos y salarios. Sobre este último aspecto el gobierno debería madrugarlos con un decreto similar.
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IDEAS EXTRANJERAS QUE HAN DAÑADO AL PROCESO
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Ahora bien, soy pesimista al no creer que los dirigentes del proceso puedan desarrollar políticas destinadas a garantizar el consumo de bienes y de incorporar a los sectores medios mediante una política destinada a atender sus principales necesidades.
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Y lo soy porque he percibido que la prédica de un grupo de “teóricos” imbéciles venidos del extranjero, han infectado el proceso con teorías tan estúpidas como las que sostienen que la “clase media” es enemiga del proceso o de que la lucha en contra del “consumismo” es tarea prioritaria de la revolución, y que han calado en la dirigencia del proceso, como lo pudimos apreciar en las absurdas declaraciones que sobre estos temas dieron los entonces ministros de la cultura y de educación
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Por Dios, qué “consumismo” puede haber con un salario básico que no llega a 20 dólares mensuales, calculados a dólar negro? Y cómo se puede hablar así de las capas medias cuando ellas han sido protagonistas de primera línea en todos los movimientos revolucionarios del siglo pasado? Hay que ser un verdadero ignorante de nuestra historia y de nuestra realidad para sostener tan absurdas ideas.
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Pero como no se ve voluntad de rectificación en ese sentido, e incluso Elías Jaua llega a decir que no es la hora de diagnósticos, evidentemente para seguir en ese camino de fracasos, creo que se hace necesario que los verdaderos patriotas promocionen y asuman un rol protagónico en el debate sobre el futuro del proceso.
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No podemos permitir que el mismo continúe precipitándose por el barranco del dogmatismo y la ignorancia.



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Carlos Enrique Dallmeier


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