Parece que insistir en la derrota, es para muchos un placer mayor que buscar la superación de tal fracaso.
Sugestionados por el descalabro electoral, buscan la fuente del mal en los electores, otros, en las habilidades manipuladoras de la derecha, otros lo ponen como castigo, hay quienes identifican el fracaso con una conspiración norteamericana, otros, en los errores de la dirección del Psuv, en los defectos morales de los gobernantes.
Esta manera de ver el problema hace que la discusión gire en torno a buscar el culpable del daño, dejando de lado algunas proposiciones económicas elementales que jugaron un papel básico en la derrota y esta fue que para salvar la crisis, el gobierno buscó mecanismos de ajuste por medio de los precios, en virtud de los cuales, cuando las cosas escaseaban, los precios se elevaban, y cuando esto sucedía, se ajustaba la demanda; compraba el que podía y se especulaba con los aumentos salariales. (a cuánto ascendió el salario mínimo y frente a ese aumento, cuánto llegó a valer un cartón de huevos)
Lo que sucedía era que entonces por un lado disminuía el suministro de productos (retenidos por los acaparadores) y por otro, al reclamar nuevas tecnologías, nuevos sustitutos, aumentaba el suministro de recursos, (nuevas empresas, nuevas tecnologías) pero no de productos. Pues todos estos nuevos proveedores se quedaban con el financiamiento y dilataban la llegada de productos. Y el problema del desabastecimiento de productos no estaba resuelto, la escases galopaba.
Esta lógica, absorbió toda la vida económica de los ciudadanos. Vista y planteada la situación en esos términos, el problema del desabastecimiento, no tenía salida.
Y si por su parte los políticos proponían otras medidas más dilatorias de la crisis, como por ejemplo, cortar el contrabando, iniciar la búsqueda de responsables del contrabando y el acaparamiento, parar la corrupción, recuperar el desfalco a la nación.
¿Cuánto tiempo más, llevaría la implementación de esas medidas?
El pueblo estaba claro que con las medidas propuestas, tanto el gobierno como la izquierda crítica, no resolverían el problema a corto o a plazo inmediato; por lo tanto, la crisis continuaría. De allí que la única salida viable y posible era, arriesgarse a desplazar la administración de la crisis hacia las manos de la oligarquía y forzar a la izquierda y a los socialistas a entrar a un debate económico serio y no electorero, que permita reflexionar sobre la modificación de las medidas económicas establecidas de solución a la problemática de la escasez, (esto no es un problema de estómago, es de existencia digna) y pensar, buscar y crear mecanismos económicos, políticos y jurídicos efectivos de solución real al problema.
El pueblo muestra, con este fenómeno insólito que le pasó a la revolución, que para seguir adelante se necesita reconocer que la fuente de todo mal que aqueja a los venezolanos se encuentra en la vida material de los hombres y que el pueblo concreto es el que vive el conflicto de clases, la miseria amenazante, el peligro de las guarimbas y de la OLP, la guerra, el crimen organizado, la violencia y la corrupción derivada del contrabando y de otras hierbas, etc.
Y que si siempre en la historia, es el pueblo el que pone al ser humano al borde de todo, tanto del despeñadero como de la redención; no se le puede ahora, echar la culpa de la derrota electoral, más bien es bueno reconocer que es el pueblo quien está señalando que la vía de solución de los problemas, es seguir con el camino del cambio social, hacer más y saber más.
¿Sin tanta presunción, de que pueblo se habla?
Aquí va incluido el pueblo organizado en el Psuv, en el GPP, en los sindicatos, las organizaciones campesinas e indígenas, lo mismo que el pueblo a quien la izquierda o ha logrado organizar, reclutar e influenciar con sus concepciones. No los militantes de la Mud que ya tienen definida su postura ideológica política con la derecha; sino ese pueblo desorganizado que requiere atención política de izquierda y que actúa como gran desbalanceador de resultados electorales, el pueblo espontáneo, pero que no milita en la derecha ni en la izquierda, entre ellos, mucha clase media joven y viejos intelectuales.
Todos son responsables de este resultado electoral desastroso para la izquierda. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que para las próximas elecciones, todo ese pueblo, es quien tiene los ases.