Demasiado calvos y con más de dos pelucas

Parece que lo acontecido el domingo 6-D-2015 en Venezuela, hubiese afectado severamente la capacidad de entendimiento y análisis de algunos de los principales, sino los fundamentales actores del proceso político y social del país. Nos hallamos pues en una situación vecina al asombro ante la conducta asumida respectivamente por los derrotados y los victoriosos en aquélla histórica jornada, para emplear ése manoseado lugar común. Los primeros, con el Presidente Nicolás Maduro y el estrechísimo círculo de su entorno familiar que le rodea, envuelve y arropa, no ha hecho ya ni siquiera una lectura seria, profunda, desapasionada, objetiva y crítica del suceso electoral, sino que haciendo mal uso de la imaginación política, pretende nada menos que desconocer en cierta peligrosa forma los resultados inesperados e indeseables y mortificantes de la voluntad popular expresada el 6-D. Eso de intentar el rodeo, o burla, de lo que arrojaron las urnas mediante la creación de una especie de parlamento o asamblea paralelos a la asamblea nacional, como órgano deliberante, legislador y a la vez contralor del gobierno, establecido en la Constitución Bolivariana no tiene asidero jurídico. Justamente porque colide con el texto postulado en aquélla, y carece de viabilidad política. Tampoco luce pertinente relanzar ahora el mecanismo de los consejos comunales cuando bien sabido es que estos, en su enorme mayoría, se convirtieron en hatajos de manganzones perezosos y abúlicos que pusieron a las queridas y a las hijos de las queridas en las colas bachaqueras de los mercales, mientras ellos duermen, beben ron o juegan "truco" y "carga la burra" y solicitan créditos para montar canchas de bolas criollas y clubes de dominó. El modelo rentista petrolero y de clientelismo electoral adeco -maseco-copeyano y continuado por el gobierno bolivariano y el cual no fue condenado y apartado a tiempo, sigue y seguirá jugando papel esencial, mientras no se tomen los correctivos estructurales de rigor. En cuanto a los victoriosos de la llamada MUD, su pretensión de constituirse en una especie de poder supra-nacional capaz o hábil para desquiciar los derechos adquiridos de los trabajadores de las ciudades y del campo, así como de romper el dogma de la irretroactividad de las leyes, con las excepciones que consagran los códigos y la doctrina no puede ser más desacertado y contrario a los principios clásicos del derecho, tanto el de la rama constitucional como el administrativo, agrario, laboral, minero e hidrocarburos. Se encuentra pues el venezolano de la mayoría, ansiosa de paz y fortaleza para enfrentar los terribles desafíos que plantean la economía y la política, frente a unos actores demasiado calvos y con más de dos pelucas.

walterjosecastro@yahoo.es



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