En reciente escrito, Luis Britto García hace referencia a una conversación entre Fidel Castro y Hugo Chávez, en la cual, Fidel destaca los grandes avances en educación, salud, etc. "Ninguna Revolución que yo conozca- dice Fidel – ni la cubana, logró tanto por su pueblo en lo social, sobretodo en tan poco tiempo como la Revolución Bolivariana." Y continua, "He concluido que ustedes no quieren sacarle provecho político a estos avances sociales."
La percepción de Fidel referida a la llamada Revolución Bolivariana, es la misma de la izquierda internacional, que no escatima elogios para exaltar avances económicos y sociales. Uno y otros, son víctimas de lo que, Juan Pablo Pérez Alfonso, denominaba las dos venezuelas: la Venezuela de las apariencias y la Venezuela de las realidades.
Fidel y la izquierda internacional, con una interpretación mecanicista de la historia, son víctimas de la Venezuela de las apariencias, la cual en la práctica y en los hechos no se corresponde con la Venezuela de las realidades. Tales éxitos sociales y económicos deberían reflejarse en forma creciente en las cifras electorales. Pero, ocurre lo contrario.
¿Por qué esa disparidad? ¿Por qué cifras, hechos y resultados no se corresponden? ¿Cuál es la causa? Ahí entra en escena la varita mágica de la renta petrolera. Hada madrina de la economía venezolana que tiene el poder de transforma la riqueza del petróleo en pobreza de las mayorías nacionales. Fenómeno conocido como Efecto Venezuela. ¿Y qué es eso?
"Es la indigestión económica que produce la circulación de una riqueza no generada por el esfuerzo propio. Efímera expresión de la riqueza fácil que despobló la Venezuela rural, la ilusionó y acumuló en los cinturones de miseria de las ciudades con el consabido deterioro humano tanto físico como mental. El cinturón de hambre de las ciudades se multiplica tanto que se considera aterrador." [1]
Durante los 40 años de la Cuarta República –así llamada a ahora - la indigestión petrolera fue creando las condiciones económicas y sociales que ocasionaron "el caracazo": pobreza 48%; inflación 115%; carestía; el salario mínimo no compensaba la inflación; desempleo, en el cual el 50% de la población laboral estaba en economía informal. Y como denominador común, las periódicas devaluaciones del Bs (fábrica de pobres).
En esas condiciones de pobreza de las mayorías nacionales, de acoso económico, ocurre la elección de 1998. Se inaugura el gobierno de Chávez, ahíto de emotividad popular, de prometedores augurios, cuyo objetivo fundamental estaba dirigido a activar la economía y superar el cuadro económico/social legado de los gobiernos adeco/católico/militar/copeyanos que administraron el país durante cuarenta años.
Han transcurrido 17 años de gobierno chavista y la situación económica y social del país existente en 1998, permanece, pero, acrecentada por la excesiva ingestión de las divisas del petróleo, elevadas al clímax de la intoxicación. Crisis complementada por seis devaluaciones del Bs en doce años, que cumplen la función de fabricar pobres; desabastecimiento; las "colas sabrosas"; desempleo, 50% de la población laboral en la economía informal (semáforos, aceras, "policías acostados" en las carreteras para propiciar en los campesinos, víctimas de la desahuciada Reforma Agraria, la venta de chucherías); "bachaqueo" y contrabando de extracción por los cuatro puntos cardinales fronterizos.
Los planes del gobierno crearon, no sólo el cuadro anterior, sino, la publicitada, "guerra económica", fruto de la paulatina parálisis de la economía nacional, sustituida por el gran negocio de las importaciones (70%). Devaluaciones, subsidios, aumentos salariales, fracaso de la Reforma Agraria, control de precios que, distorsiona aún más la economía; se crea el caos del contrabando de extracción, que trae más carestía, más escasez, mayor desabastecimiento; debacle económica que el gobierno le atribuye a la burguesía, la cual, ni corta ni perezosa, conocedora del acoso financiero del gobierno (divisas), entra por la puerta que le abren y hace de las suyas. "La culpa no es del ciego, sino, de quien le da el garrote".
Todo este cuadro de desastre económico y social, pretenden achacárselo al presidente Maduro, el cual lo recibió como legado, creado durante los catorce años de gobierno de Chávez. Es imposible que el presidente Maduro en tal sólo dos años de gobierno, haya podido crear semejante desastre. Lo recibió como legado de Chávez y lo ha administrado con creces. No se le puede negar. El presidente Maduro ha puesto el mejor empeño en acrecentar el legado recibido. Al presidente Maduro le quieren echar el muerto de la situación que existe en el país, ante la cual permanece atado de pies y manos, por cuanto cualquier medida económica que adopte para salir de la crisis, va a desnudar la pésima gestión del "comandante eterno". Para los herederos de Chávez en el gobierno, resulta imposible cambiar el rumbo de la economía sin poner en tela de juicio la gestión de "Yo, el Supremo".
La gestión de un gobierno NO se evalúa por el discurso, sino, por los resultados, que están a la vista de todos y los padecemos por igual tirios y troyanos, chavistas y mamelucos (la MUD), así como la izquierda.
La apreciación de Fidel.
¿Por qué la apreciación de Fidel corresponde a las apariencias y no a las realidades? Porque en Venezuela a diferencia de Cuba, nada se consolidó, todo quedó en el enunciado de por lo menos 60 grandes proyectos económicos, sociales, de infraestructura, de participación ciudadana [2] Empezando por la Reforma Agraria, punto de arranque de todo proyecto revolucionario que quiera asentar los pies en la tierra de las realidades y no en la argamasa de las promesas. El chavismo ni siquiera ha conseguido consolidar un partido revolucionario, por cuanto el PSUV no pasa de ser un armatoste electorero.
El gran error de Chávez.
El gran error de Chávez está en haber confundido justicia social con caridad, compasión y misericordia. "El socialismo no es la antítesis del egoísmo". Eso es cristianismo, que en 2000 años ha servido para alimentar la pobreza. ¡No, para eliminarla! ¡Bienaventurados los pobres! La Revolución no es dádivas ni limosnas. Estamos transformados en un país de limosneros.
El socialismo para que sea vehículo de transformación, debe nacer, crecer y fructificar en la mente de cada individuo. Escuela idónea de socialismo es el cooperativismo, que terminó tan fracasado como la Reforma Agraria.
Otro gran fracaso de Chávez, está en pretender crear el Estado paralelo, en lugar de destruir el Estado burgués, como corresponde a una revolución que se autodefine "socialista".
Es así como, el paralelismo va a surgir en la educación, instrumento fundamental para transformar la mentalidad capitalista del egoísmo, en la mentalidad sustentada en la Igualdad y la Fraternidad, las dos viejas consignas de la Revolución Francesa que, como la Libertad, siguen vigentes, por cuanto la servidumbre de la Edad Media se ha transformado en la servidumbre moderna. El chavismo no sólo mantiene intacta la pugna entre educación pública y privada, sino, que la alimenta.
El paralelismo también va a surgir en la salud, otro instrumento de transformación social. El proyecto de salud gratuita, no se consolida, por cuanto paralelo a Barrio Adentro, fructifica la salud onerosa de hospitales y clínicas privadas. La gratuidad de Barrio Adentro, ha funcionado a plenitud, por el aporte del personal cubano formado en la disciplina de la solidaridad, el esfuerzo propio y la ayuda mutua: el internacionalismo proletario.
El paralelismo también va a incursionar en la distribución de alimentos (Mercal, Pedeval), al competir con los grandes distribuidores privados. Paralelismo que, de paso, incentiva la diferencia de clases entre los compradores de Mercal (pobres), con los de Pedeval (clase media), y los grandes distribuidores privados (ricos). Esto constituye otra grave contradicción del chavismo que se dice "socialista" y alimenta la división de clases.
En lugar de crear paralelismos, el chavismo ha debido imponer las estructuras públicas de salud, educación, distribución de alimentos. En conclusión, no consolidó nada, creó la competencia entre el Estado (poder político) y el sector privado (poder económico). Paralelismo que condujo a la gran derrota del gobierno chavista. En lugar de destruir el Estado burgués, pretendió crear el Estado paralelo.
En el ámbito político ocurre algo parecido. Caso de la Alcaldía Mayor de Caracas. Al perder las elecciones, le crean un gobierno paralelo al acalde Ledezma. Ahora están hablando de la creación de la Asamblea Comunal que funcionaría paralela a la Asamblea Nacional.
El chavismo se proclama gran defensor de la Constitución Nacional, pero, durante 17 años ha violentado el efímero Artículo 59 que establece el Estado laico. Sin laicismo la libertad no existe, es una quimera.
El paralelismo, junto a muchos otros factores, crearon la situación de crisis social y económica por: el fracaso de la Reforma Agraria, del cooperativismo, de la educación, de la salud. Paralelismo que se agudizó en la distribución de alimentos, donde el poder económico tenía todos los hilos en la mano (dólares otorgados por el Estado, importaciones anárquicas, distribución y precios). Todo ese proceso comenzó con Chávez y en forma paulatina se impuso y condujo al desastre que estamos padeciendo. El presidente de Cadivi sólo le entregaba cuentas a Chávez.
Mientras el chavismo continúe navegando en el legado del hiperliderazgo y culto de la personalidad no tiene ninguna posibilidad de salir del tremedal en que se encuentra. "El muerto al hoyo…", dice el adagio popular. Si Chávez hubiera planificado el desastre no le había salido mejor.
Se dice y se repite que es necesario salir del rentismo petrolero, pero, durante los últimos 17 años se hizo todo lo contrario, la renta petrolera inundó la economía nacional y la intoxicó de tal manera, que llevará años intentar rescatarla, por cuanto las contradicciones se han profundizado y elevado al clímax. La anemia económica creada por Chávez, coloca en bandeja de plata la entrega del país al imperialismo. Retrocedimos a la época de Fernando VII y la Compañía Guipuzcoana.
El desastre que vivimos lo profetizó y sintetizó Juan Pablo Pérez Alfonso en el aforismo: "El petróleo no se puede sembrar, lo que se riega con petróleo se seca, por cuanto las divisas del petróleo son órdenes de compra de cosas extrañas al país."
[1] Juan Pablo Pérez Alfonso, Hundiéndonos en el excremento del diablo. Editorial Lisbona. Tercera edición. Caracas.1976.
[2] León Moraria, El Triángulo Negro, Editorial Autores Editores. Bogotá 2015. www.autoreseditores.com/milibro