Este martes 5 de enero de 2016 es la instalación de un nuevo período para la Asamblea Nacional. La oposición derechista al Gobierno Bolivariano y Chavista, que preside el camarada Nicolás Maduro, cuenta con mayoría calificada y estrena como presidente del equipo responsable del Poder Legislativo venezolano a una de las figuras más tristes, anacrónicas y representativas del rancio puntofijismo que supo disfrazar la dictadura del capital, sus robos, corrupción, burocratismo, asesinatos, persecuciones, torturas, entrega del país al imperialismo yanqui y a las transnacionales capitalistas, como "democracia representativa".
Alrededor de 40 años de fintas, en un combate contra el pueblo en el que los partidos Acción Democrática y Copei alternaban cada cinco años sus movimientos engañosos para golpear contundentemente al pueblo pobre, trabajador, campesino. Justo hasta aquel 27 de febrero de 1989, cuando el mismo pueblo proletario, cansado de falsas promesas, ferrea extorsión y miserabilización, copió el movimiento trampero de sus opresores imperiales y lacayos en el país, y les respondió con un contundente golpe de calle que derribó al neoliberalismo y a sus expresiones gubernamentales en Venezuela.
Desde entonces no habían encontrado "resuello". Aún en su brevísima victoria con el Golpe de Estado que derroca al gobierno del Comandante Chávez la noche del 11 de abril de 2002, volvieron inmediatamente a "la lona". El pueblo, en unidad cívico militar, consiguió devolver al Presidente Hugo Chávez hasta su posición de mando, en menos de 48 horas.
Hoy, la misma planificación y acción del imperio estadounidense, de su Departamento de Estado y, fundamentalmente, de la CIA, consigue imponer en el escenario político venezolano a un conjunto de fintas que les permite asestar un golpe directo y contundente a uno de los poderes de Venezuela, al parlamentario, donde obtienen 112 curules, lo que les representa poder de decisión y campo abierto para el desarrollo de un Golpe de Estado, de los que, el mismo imperio, ha llamado "blando".
Este martes 5 de enero será un día de fintas. Las calles de Caracas y, especialmente los alrededores al Palacio Federal Legislativo serán parte de un escenario, cuya tarima principal estará congregada al interior del hemiciclo protocolar. No es el día D. Simplemente será el día de simular públicamente una estrategia que, finalmente, les debe conducir a contribuir con el cumplimiento de la orden imperial de derrocar al Gobierno que preside Nicolás Maduro y así detener a la Revolución Bolivariana y Chavista, su expansión nuestroamericana y su significado como esperanza democrática, participativa y protagónica, para los pueblos que luchan por su libertad e independencia.
Estamos encaminados hacia los propósitos del imperio, sus fuerzas hegemónica, en el campo comunicacional, del entretenimiento y en la aplicación de la guerra económica, con sus consecuencias bachaquéricas, no cesarán. De la manera como enfrentemos sus fintas dependerá si nos asestan el golpe y tienen éxito con el mismo. El camino no está fácil, hace falta estar atentas y atentos, ojospelaos. La unidad de las revolucionarias y los revolucionarios es imprescindible. Unidad, unidad y más unidad. No hay otro camino para la victoria. Y la voz de mando en esta batalla la tiene el Comandante de la Fuerza militar y civil a la que corresponde la Defensa Integral de La Patria, al Presidente Bolivariano y Chavista, Nicolás Maduro.