Espiritualidad y Fe Revolucionaria: ¿Es otro PSUV posible?

" Lo trascendente será lo que hagamos para retomar el liderazgo ético y político de la sociedad"

Elias Jaua

"Buscar la felicidad en esta vida, he ahí el verdadero espíritu de la revolución"

Henrik Ibsen

"Un buen gobierno implica dos cosas: primero, la fidelidad al fin último de gobernar, esto es, la felicidad de la gente; segundo, el conocimiento de los instrumentos con los que dicho fin puede ser alcanzado"

James Madison

Siempre hay un antes y un después. Siempre es posible volver a reír después de haber llorado. Querer mantenerse de por vida en el mismo sitio, defender la total imposibilidad de cambio, es de por sí un mal reto. Vivir sin respuestas no es cosa buena para nadie. Vivir de certeza envejece. Permanecer en la certeza, creer que uno ya lo sabe todo y que nada le queda ya por aprender, es la señal más clara de haber entrado en la penumbra de la vejez. Las cosas pueden ser de otra manera. Es famoso el grito del conocido literato Ezra Pound lanzado a los poetas en su momento de bajada cualitativa en la expresión de sus sentimientos retóricos y poéticos: "Make it new" (hay que hacer algo nuevo).Hay que despertar del letargo. Sacudir la pereza creativa, salir inmediatamente de las situaciones de inercia, despejar los incomodos estados de rutina y encaminarse hacia nuevas palpitaciones vitales, que a gritos pide hoy nuestra sociedad, son, todas ellas, acciones conjuntas que deben ser realizadas satisfactoriamente lo más pronto posible.

La historia nos ha enseñado duramente que no existen posturas "químicamente puras": todas pueden ser pervertidas. La posesión de la verdad última no es solamente una pretensión ingenua, sino además peligrosa. Sin duda, existen certezas científicas -¿cómo podríamos de otro modo montarnos en un avión? -, pero son certezas parciales, están referidas únicamente a la dimensión empírica, contable, matemáticamente formulable de la realidad.

Pero hay más realidad. ¿Y cuál es hoy esta realidad? A partir del 06-12-2015 el Psuv vive en una especie de desasosiego, de incertidumbre, de confusión, de duelo mal elaborado ante la pérdida de un monopolio. Lo cual se debe en parte a su palpable "vacío espiritual"

Al igual que los individuos, las comunidades o culturas de cualquier tipo de organización experimenta duelo; un duelo que es esa mezcla de dolor, ira, negación, culpa y confusión que suele acompañar a una pérdida significativa, real o anticipada por parte de los individuos y/o de las culturas; por ejemplo, la muerte de un líder, la muerte de un amigo, la pérdida de un trabajo, la clausura de una institución, la derrota en una elección, un fracaso deportivo nacional o la depresión económica. Y, a no ser que las culturas y los individuos admitan que la perdida se ha producido experimentando un periodo de pesar o duelo y dejando formalmente irse a lo perdido, seguirán obsesionados o atrapados por el pasado y serán incapaces de abrirse a nuevos modos de pensar y actuar. Como Ovidio afirmó muy acertadamente, "la supresión del duelo sofoca la creatividad". Porque no basta comprender, es necesario actuar.

Estamos en un momento de crisis, oportunidad, incertidumbre. La palabra, repetida tantas veces, corre el peligro de desgastarse y convertirse en un tópico. Pero ese riesgo no le quita su valor de significación: "porque en verdad estamos en un momento así". Dice el gran pensador judío Martin Buber que "en tiempos de crisis hay que volver a las raíces". El camino hacia las raíces es largo y está sembrado de escollos y espejismo, ese camino es una empresa de enormes desafíos teóricos y prácticos.

Esta experiencia o constatación de la crisis obliga a "buscar" una nueva espiritualidad revolucionaria, de esperanza, solidaridad y resistencia. Necesitamos espiritualidad como el oxígeno, de agua, de pan. Espiritualidad es el empeño asumido y consciente por integrar la propia vida en el horizonte de trascendencia de aquello que uno percibe como valor último de la existencia. Hay que intentar dar con una espiritualidad que permita responder a los retos de la nueva situación. No para adaptarse a ella. Pero sí para responder a sus necesidades .Y ninguna tan apremiante como la falta de sentido, la falta de episteme, la pérdida de ideales, la falta de amor patrio, la pérdida del sentido utópico del socialismo . La espiritualidad no es un conjunto de creencias más o menos articuladas, aunque las creencias pueden existir e incluso inspirar. La espiritualidad no es una serie de ritos, aunque los ritos pueden ser bellos y sanadores. La espiritualidad no es un sistema de normas morales, aunque unos principios morales pueden ayudar a mantener abierto un horizonte ético sin el que la espiritualidad es puro engaño. La espiritualidad es vivir en el Espíritu que habita en todos los seres, en el Espíritu que acompaña y consuela, que libera y da anchura, que nos hace prójimos y compasivos, nos hace capaces de paz y de armonía, nos enseña a mirar a todos los seres con atención y respeto. La espiritualidad combina el conocimiento, la intención y la práctica. En resumen: la espiritualidad tiene que ver con el proceso de nacer de nuevo (una y otra vez).

¿Fe? La virtual identificación de la fe con creer en un conjunto de afirmaciones constituye un serio empobrecimiento de la palaba "fe". Esta palabra tiene una riqueza de significados; ver la fe como creencia no solamente oscurece los otros significados, sino que también distorsiona la noción misma de la "fe". Estamos muy acostumbrados a pensar la fe en clave religiosa, a asociar la fe con una actitud religiosa del ser humano hacia Dios. Se nos olvida con frecuencia que el contexto de la fe es mucho más amplio que el contexto específicamente religioso. La fe es inicialmente un fenómeno antropológico, una forma de ser y de relacionarse las personas entre sí. "Constituye una parte intrínseca de la experiencia humana". Es un supuesto antropológico, una condición imprescindible para garantizar unas relaciones auténticamente humanas entre las personas. Y, por supuesto, la fe en las personas es una condición de posibilidad para una convivencia justa, armoniosa y gratificante en los grupos humanos. El ser humano es, en principio, un ser esencialmente creyente y, con frecuencia crédulo. Gran parte de su aprendizaje lo realizan las personas creyendo. Muchas de sus supuestas seguridades se basan más en la fe que en el saber científico o en la propia experiencia. Son seguridades atribuibles más a la fe que a la verificación. La mayor parte de sus certezas en todos los ámbitos del saber se basan en la fe o confianza en otros. No solo somos prójimos de los demás o sujetos morales responsables de los demás. También somos sujetos necesitados de los demás, beneficiarios de los demás. Por eso nuestra plena realización nos exige salir de nosotros mismos, salir al encuentro del otro, ejercitarnos en la fe y en la confianza en el otro, vivir en un constante dialogo de ida y vuelta, en un continuo dar y recibir. ¿Es la fe la respuesta a los peligros, amenazas y debilidades que acechan al Psuv? ¿Cómo? ¿Qué aporta la fe a los socialistas? ¿En qué se diferencia la vida de un socialista de alguien que no lo es? Un partido como el Psuv debe transformarse en una organización donde fe, razón y espiritualidad sean sus verdaderos "motores".

CODA

Se ha entrado (¿estamos entrando?) en un nuevo paradigma, que debe conducir a pensar, a vivir y a ser de otra manera. En nuestro país se está dando un cambio de paradigma, aunque no siempre necesariamente todos nos demos cuenta de ello o lo asumamos con toda su radicalidad e importancia. ¿Qué cambia en nuestras vidas con la llegada del nuevo paradigma? El panorama no puede ser más preocupante. Un nuevo entusiasmo debe recorrer las venas atoradas por la esclerosis de la inmovilización. Ser poseídos, vivir extáticos, ser transportados fuera de nosotros mismos, sentirnos sobrepasados, ir más allá de nuestras diarias ataduras, esto es lo que significa ser arrobados por un nuevo entusiasmo. No son tiempos para pesimismos paralizantes.

http://socialismo-budismo-y-cristianismo.blogspot.com/

medida713@gmail.com



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Luis Antonio Azócar Bates

Matemático y filósofo

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