Sin duda alguna. El llamado Golpe blando, que el imperio estadounidense desarrolla actualmente contra Venezuela, en algún momento se endurece. Así está demostrado en la aplicación que ha hecho la CIA y el Pentágono, de ese esquema estratégico destinado a derribar gobiernos revolucionarios y progresistas, especialmente en países donde el interés por las fuerzas energéticas, especialmente de hidrocarburos, se convierte en objetivo primordial.
No estamos en una batallita en donde un arrebatado loco, lanza improperios, amenazas y ejecuta algunas primeras acciones provocadoras, desde su trinchera y presidencia en la Asamblea Nacional. Estamos ante un plan racional destinado a derrotar a la Revolución Bolivariana y Chavista, a deponer el Gobierno que preside el camarada Nicolás Maduro y a propiciar "en picada" la caída de otros gobiernos nuestroamericanos que crean incomodidad a los grandes capitales y han hecho tambalear al imperialismo yanqui en los últimos tiempos.
Henry Ramos Allup no es ese "loco de carretera" que algunos creen actúa descoordinadamente en una "transitoria" victoria electoral que les llevó a obtener los dos tercios del componente parlamentario mediante comicios libres y arbitrados por el más blindado y equilibrado de los tribunales electorales en el mundo: nuestro CNE.
El actual presidente de la Asamblea Nacional es el artífice escogido por el Departamento de Estado Norteamericano, para ejecutar –con todo el histérico histrionismo que le caracteriza- para atizar su lucha dentro del parlamento venezolano y avanzar en el desarrollo de ese Golpe blando. Ramos Allup ha sido ascendido al mando de la artillería política, que ataca desde la trinchera parlamentaria de sus curules, envalentonados de poder y confiados en esa estrategia que, simultáneamente despliega otras tácticas, como la denominada "guerra económica", el acaparamiento, el "dólar tudey" como patrón de medida comercial, el bachaqueo; como la guerra de aturdimiento neuro-síquico contra el pueblo, mediante la propaganda, los rumores, la banalización y el entretenimiento usando la gran mediática con su despliegue nacional y, sobre todo, internacional.
No es una batallita sino la gran guerra para acabar con nuestra memoria y nuestros símbolos. No son unos "retraticos" apartados del hemiciclo de sesiones en el Palacio Federal Legislativo, por caprichos estéticos de dos o tres ignorantes. No. Son misiles disparados contra el amor, la conciencia, los símbolos de nuestra patria. Por eso atacan a nuestros dos libertadores más emblemáticos y aglutinantes dentro del proceso de liberación, de independencia y construcción de la Patria socialista, Simón Bolívar y Hugo Chávez, en una misma línea bicentenaria de luchas.
Es en este contexto donde se ubica la pregunta con la que titulo mi opinión: ¿Este golpe blando tendrá listo su Daktari?, y a la cual respondo sin vacilaciones: ¡Sin duda alguna!
Daktari, para quienes no lo recuerden, es el lugar de campamento y entrenamiento de aquel grupo de paramilitares colombianos que tenían listas las armas, listos los uniformes militares con emblemas de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, listas las coordenadas, sus despliegues y objetivos al momento de asaltar el Palacio de Miraflores, estando allí asentado, como Presidente, nuestro Comandante Hugo Chávez.
Daktari es el nombre simbólico para un alerta, esta guerra –Golpe de Estado mediante- es integral. Así debe ser y será nuestra Defensa integral de la Patria. Con José Félix Ribas lo repetimos con insistencia. "No podemos optar entre morir o vencer. Necesario es vencer!"
