A raíz de los sucesos electorales del D6 de diciembre, unos cuantos articulistas en diversos medios, en su interés de desentrañar las causas de la migración de votos, abstención y otras situaciones que derivaron en nuestra minusvalía numérica en la Asamblea Nacional; nos hemos referido a una de ellas, que forma parte del amplio espectro o de la causalidad multifactorial como les gusta decir a algunos versados.
Se trata del Nepotismo. Los venezolanos y venezolanas, que tradicionalmente hemos sido minoría política, (hasta Chávez) siempre fuimos críticos del uso del poder del Estado como usufructo personal. De Juan Vicente Gómez, siempre se dijo que había administrado la Hacienda Pública, como su hacienda personal., recordemos el manejo de las concesiones petroleras, amigos y compadres y la conchupancia íntima con los gringos.
Después de la muerte de nuestro Libertador (17/12/1830) unos cuantos próceres, generales y civiles, verdaderos vergatarios de la independencia se alzaron con el Santo y la Limosna y los últimos setenta años del siglo XIX, la pasó la Nación, entre guerras y caudillos, endeudamientos, y apropiación indebida de tierras y de los recursos del Erario Nacional,
Sin embargo la mayoría silente parió sus voceros que de nuevo elevaron las ideas y banderas de redención, por ello asesinan a Ezequiel Zamora: pues, en definitiva los godos conservadores de Páez, terminaron siendo los mismos Liberales de Guzmán Blanco y su padre Antonio Leocadio.
Pero el nepotismo no implica un juicio de valor o la invalidación de la formación profesional, y la negación del derecho al trabajo de venezolanos o venezolanas, porque sean parientes de algún alto, mediano o pequeño funcionario, sino, lo que quiero destacar en el caso de las revoluciones, es el peligro del uso de privilegios para sus integrantes, puesto que se supone que la asunción de un cargo público, implica una alta responsabilidad, con sus limitaciones y, sacrificios.
En otras palabras el liderazgo en una revolución es más bien, un compromiso social, de vida, histórico, que una sinecura.
El Presidente Chávez, muchas veces comentó con añoranza, su época de libertades como arañero, o como militar andando por sus predios llaneros, o como un ser común jugando beisbol, o presentador en algún evento en la Academia Militar o animador en alguna fiesta patronal en su amado llano. Pero las revoluciones son duras, exigentes, una, molienda, diría una amiga.
En nuestra juventud, recordamos a Fidel y a los miembros del movimiento 26 de Julio llegando a la Habana, en uniformes de combate y en unos maltratados vehículos, esas imágenes permanecen en nosotros, como si fuese ayer. Años más tarde en 1980, fui a un evento político en el Estadio de Managua, y vi llegar en lujosas limosinas a la plana mayor de la revolución sandinista. Por ese entonces vivía Nicaragua una situación de extrema pobreza. También esas imágenes están en el recuerdo.
No se debe inferir de este texto, un elogio o exaltación a la pobreza, sino evitar confusiones para no sufrir desencantos. Ciertamente Venezuela es potencialmente rica, pero "potencialmente", hasta que se concreten esas certezas, por ejemplo el Rio Caroní y sus afluentes con las inversiones realizadas para producir electricidad, pasa a ser una Potencia, en cambio la inmensa masa de agua del Lago de Valencia, receptora hoy de todas las inmundicias de su entorno, no pasa de ser una inmensa……
Alguien pudiera pensar, que en el caso de alguna gente común como el que escribe, hace una incorrecta lectura del retrovisor (es posible), lo que ocurre, es que hay valores que son tercos para mantenerse en el tiempo, es el caso de la Ética, en el manejo de lo público,. Hay un viejo aforismo latino: "La mujer del César no solo ha de ser honesta sino parecerlo", pues los líderes cualquiera sea su ubicación en las actividades humanas, al igual que los ciudadanos todos, siempre seremos objeto de observación; por lo que se dijo y se dice, por lo que hacemos o dejamos de hacer, por lo que callamos, por los gestos y por lo que se escribe.
Chávez, repetía hasta el cansancio que "El diablo está en los detalles", y hablaba también de la palabra latina "Auctoritas", que no es otra cosa que la verdadera autoridad sustentada en la moral. Todos nosotros hemos sido alumnos, y con cuanto respeto recordamos a algunas maestras y maestros de la escuela primaria y de la secundaria, por sus conocimientos, disciplina, bondad y ejemplo ciudadano.
Pero, no es un vulgar prejuicio la visión crítica a la existencia de la parentela en la administración pública, puesto que ella puede dar motivos a malos entendidos, y en unos cuantos casos a ineficiencias y corruptelas. La empresa privada se cuida mucho de eso, (salvo en los casos que sean familiares de los dueños). En las elecciones pasadas hubo varias propuestas candidaturales familiares, que con razón o no, seguramente justificadas jurídicamente, no causaron buena impresión en los votantes de la revolución.
Los que vivimos en localidades interioranas, en cuanto al nepotismo, el amiguismo y otros "ismos" hace rato que hemos "normalizado tal situación". No estamos de acuerdo, pero lo entendemos, es el viejo Estado rentista que se mantiene y cuyo comportamiento en la revolución no difiere mucho de los adversarios cuando gobernaron en estos predios.
Sin embargo, hay que advertir algo, vienen tiempos tempestuosos para la humanidad, para la revolución venezolana y también para la derecha ultramontana, (que aspira disfrutar de las mieles del poder).Una dura situación político-económica nos aguarda, no hay que tener una bola de cristal, ser un "Tanque pensante "o el Papa Francisco, para saberlo. Los venezolanos y venezolanas, tenemos que entender, que hay que mirar hacia donde debemos mirar, que no es exactamente hacia el ombligo, sino a la tierra.
Chávez no fue un profeta, sino un venezolano aterrizado, con la cabeza bien puesta, que nos los dijo muchas veces: "Patios Productivos", "Desconcentración urbana". Los que vivimos en casas, en vez de sembradío de grama, propio de países de clima templado, tenemos que sembrar aunque sea una planta de tomates, de limón, etc.; no debemos seguir buscando el pollo y los huevos en los abastos y supermercados sino en nuestros propios patios.
Advierto además, que no trato de glorificar el conuco y el huerto, pretendiendo insinuar que esta es la solución, sino que como estamos viviendo en una compleja situación económica mundial, y no hemos sido asertivos en la macro-economía, hay que prepararse para lidiar en todos los frentes, incluyendo, los pequeños, los siempre subestimados, los avasallados por la economía rentística petrolera, es decir acudir a nuestra realidad doméstica.
Nos va tocar reflexionar seriamente y revisar nuestra vida y nuestra participación en esta Patria, que es nuestra Patria.
Los venezolanos de alguna memoria histórica, no olvidamos a los miles de asesinados, torturados, encarcelados, y a la patria subordinada a intereses foráneos, durante los cuarenta años del Puntofijismo. Igualmente en estos difíciles momentos, enviamos nuestro afecto y solidaridad a los familiares de las víctimas de los grupos fascistas y guarimberos.