Luego del 6D del pasado año, nuestra Dirección atraviesa una profunda crisis. Es evidente que la dirección del proceso no ha salido de la sorpresa ni ha realizado un balance pormenorizado de lo que ocurrió. Las acciones hasta ahora tomadas a escalas municipales, regionales y Nacional lo evidencian. Hay una lectura, apenas obvia del 6D que poco a poco se hace sentido común: La crítica de nuestro Pueblo no es en torno al programa Chavista sino a su dirección (diferentes direcciones). Basta preguntarle a 100 venezolanos y 90 te contestaran estar de acuerdo con la gratuidad de la educación, con la gratuidad de la salud, con que los campesinos labren su propia tierra, que los comerciantes e industriales tengan ganancias módicas, que seamos una república soberana y solidaria, que la mujer se libere de la opresión masculina, etc, etc. Muy pocos plantean que haya que privatizar todo para desarrollarnos. En el imaginario colectivo está muy bien sembrado un proyecto progresista y solidario. Pero si preguntamos si están de acuerdo con la corrupción, con la ineficiencia, con las imposiciones, con la prepotencia, con el nepotismo, el mismo 90% dirá que está en contra. Hágase la prueba y se percatara de que el reclamo es a la dirección, ya sea por inacción o por tolerancia de cosas que no se han debido tolerar.
A esta crisis de dirección que se desarrolla en la esfera política de la sociedad, se le suma un profundo colapso del modelo económico rentista construido en los últimos 80 años y que arrastra consigo al capitalismo de estado edificado en los últimos 10 años. Es capital señalar que el aparato productivo de un país no se desarrolla en un año, mucho más si llegamos tan tardíamente al desarrollo del capitalismo mundial. Es necesario que se debata a profundidad sobre cómo desarrollar este Plan económico manteniendo la soberanía nacional.
Ahora bien, lo que nos converge a este escrito es la necesidad de precisar que la situación económica no va a mejorar en un corto plazo, por lo que la república va a entrar en una suerte de "Período Especial", en donde solo los altos niveles de conciencia y organización de nuestro Pueblo, por un lado y por el otro, la legitimación permanente de la dirección del Proceso en torno a un Plan para salir de este período y su desarrollo, nos permitirá mantener a flote la Revolución Bolivariana. No tengo dudas de que la conciencia de nuestro Pueblo da para soportar este período y más. El paro petrolero, cuando aún ni se hablaba de Concejos Comunales ni de socialismo, es una clara demostración de lo que puede lograr un Pueblo cuando es consiente y respalda a sus líderes porque lo considera en la dirección correcta. Claro que esta crisis es peor que la del paro petrolero, pero también es mucho más profunda la conciencia y organización de nuestro Pueblo.
Sin embargo, la dirección de la Revolución no muestra señales claras de comprender su papel en este cuarto de hora definitoria que nos queda. La impunidad, la ausencia de debate, las imposiciones, la persecución a las críticas y la reincidencia en un discurso panfletario, que no dice nada al Pueblo de cómo salir de esta situación, que no convoca a la autocrítica fraterna ni a construir juntos soluciones, son señales inequívocas que algunos miembros de las direcciones nacional, regional y municipales, así como las direcciones del estado, no han comprendido el mensaje del 6D y la urgencia del cambio en la forma de hacer política.
Hay que reconocer que la dirección del Proceso no es homogénea. El papel de Nicolás Maduro y de otros altos dirigentes abriéndose a la autocrítica y reconociendo problemas medulares es digno de señalar. En muchas partes aparecen cada vez más Alcaldes, Gobernadores y en general líderes de alto perfil del proceso sumándose a la necesaria rectificación. Sin embargo, son esfuerzos y comentarios aun aislados frente al gran aparato del estado. En esencia sigue plena y rebosante la impunidad de grandes corrientes que le han causado mucho daño a nuestro Pueblo a escala nacional, regional y municipal. Las denuncias permanentes terminan aisladas, sin nadie que las escuche y mucho menos que tome medidas. Los responsables de corregir desviaciones ven para los lados o en el mejor de los casos, se sienten solos y colapsados entre tantos problemas y no actúan. No se convoca al Pueblo desde lo cotidiano para construir soluciones, salvo el llamado general que hacen algunos líderes antes mencionados. Mientras, la corrupción e indolencia de muchos funcionarios frente a la crisis económica que se materializa en Mercal, en el transporte público, en las empresas Hídricas, en el Servicio Eléctrico, en los bachaqueros, en la venta de los carros y la línea Blanca del Gobierno, está aceleradamente destruyendo la moral de un Pueblo revolucionario, minando la unidad. Es una bomba de tiempo corto, que redundará en un aumento de la crítica colectiva y en la desmoralización de las masas aun dispuestas a defender al Gobierno.
Frente a esta crisis de dirección solo nos queda dos cosas que puedan salvar en corto plazo al Gobierno: La construcción de un programa mínimo viable, escrito para todos los venezolanos, que convenza a las inmensas mayorías que ese es el camino para salir de la crisis económica que tenemos, con metas y tiempos claros, con una ejecución transparente que todos podamos juzgar o aplaudir, con sanciones ejemplarizantes para las desviaciones del mismo. En segundo lugar, un proceso profundo de democratización de la revolución, lo que implica una separación del PSUV del Estado. Que las masas organizadas en el Poder Popular y en el Partido pasen a Controlar a los funcionarios del estado. Que se abran espacios de debate no tutelados por la autoridad estatal y que lo que prive no sea la defensa automática de la burocracia. El Pueblo necesita saber que la dirección es capaz de derrotar a la impunidad, que no se va a continuar con la protección de alcaldes, Gobernadores, diputados, ministros, directores o Presidentes de empresa que son vergüenzas ambulantes y recordatorios ignominiosos de la impunidad. Deben "rodar algunas cabezas" que son lastre para este barco. Lo importante es evitar que el barco se hunda, pues ya no es conjugable corrupción, ineficiencia e indolencia con revolución.
Luego, este proceso de apertura democrática, de "batalla de ideas", permitirá reorganizar al PSUV, que líderes históricos vuelvan a las direcciones y que bandidos o funcionarios desinteresados salgan de las mismas. Si no se reorganiza democráticamente a nuestro Partido Socialista Unido de Venezuela sumando a tantos lideres claves que hemos dejado en el camino, no tendremos el instrumento de dirección y orientación para llevar a feliz término este barco por aguas tan turbulentas como las que estamos pasando. Sencillamente se terminará de desconectar las Direcciones de las grandes masas y será inevitable el naufragio. En el PSUV (Dirección Nacional, Direcciones Regionales, Municipales, CLP, UBCh, etc) no son todos los que están ni están todos los que son. Abramos las puertas nuevamente, expulsemos el sectarismo y los discursos panfletarios, convoquemos al país todo, a la unión nacional para la construcción y ejecución del Plan de desarrollo Nacional.
La pelota está en manos de la dirección. El Pueblo espera entrar en el juego, tiene la capacidad para hacerlo bien, pero hay que sacar a varios jugadores que ya no dan más. Abrámonos a la revisión profunda y fraterna que solos se van a ir los que nos están entorpeciendo y el Pueblo construirá la nueva dirección con aquellos que estén a la altura del momento histórico que serán ratificados y los nuevos que emerjan de las luchas. Confiemos en el Pueblo que es sabio.