Parecería una contradicción el título de este artículo, porque se supone y espera que las medidas del Gabinete económico, convocado por el Presidente Nicolás Maduro, ante una evidente emergencia y crisis económica nacional, no estuviera en concordancia con la realidad del país. Pero lo cierto es que estamos en una crisis muy compleja, la cual tiene fuerzas centrípetas y centrífugas encontradas en la búsqueda de solución. No es solamente plantearse medidas económicas que disminuyan el gasto fiscal y mejore el desarrollo progresivo de la inversión privada, sino que se combate en un frente en el cual no hay condescendencia mediática-comunicacional, ninguna medida que satisfaga o no los grupos de presión al poder político, convencerán de que se está haciendo algo puntual y necesario para impulsar la maltratada economía que hoy ya no cuenta con el petróleo como salvavidas.
A todas estas, el Gabinete económico expuso, recientemente, sus medidas para ir apaleando la crisis: Disponer los recursos provenientes de las economías presupuestarias del ejercicio económico financiero 2015, con la finalidad de sufragar la inversión que asegure la continuidad de las misiones; asignar recursos extraordinarios a proyectos previstos o no en la "Ley de Presupuesto", a los órganos y entes de la administración pública para optimizar los sectores salud, educación, alimento y vivienda, los cuales podrán ser ejecutados por las misiones; diseñar e implementar medidas especiales de aplicación inmediata para la reducción de la evasión fiscal y deducción fiscal; el financiamiento en el corto plazo de inversión en infraestructura productiva agrícola e industrial, en el abastecimiento oportuno de alimentos y otros productos esenciales; y agilizar el tránsito de mercancía pudiendo desaplicar normas legales; requerir a empresas públicas y privadas aumentar sus niveles de producción; adoptar todas las medidas necesarias para permitir el acceso de alimentos y servicios.
La idea puntual del Gabinete económico es defender los proyectos socialistas, la iniciativa de las comunas, en el marco de un país que debe virar hacia la productividad, independencia e inclusión de los ciudadanos. Ahora bien: ¿Qué exponen los grupos de oposición? La postura es clara: el modelo debe ser cambiado y reconstruir la carta de intención del Gobierno, que ya no sea desde la base social, sino desde la base económico-política. Es decir, lo que se entiende hoy día en el mundo capitalista, como "hipercapitalismo". Por ésta nueva categoría aparece sustituyendo al capitalismo moderado, pasando a su versión más agresiva, donde dominan las ansias expansionistas y todo está desprovisto de un competidor respetuoso de las normas, sobresaliendo la concentración monopolista y emergiendo un panorama económico-político que se impone a lo social, a través de los medios de comunicación y las políticas económicas mundiales. El hipercapitalismo ha logrado establecer un dominio casi total sobre las naciones del mundo y sus habitantes, despojándose de cualquier ética aparte de maximizar beneficios.
En este sentido, cuando el discurso de la oposición en Venezuela destaca que no se volverá al modelo de la democracia representativa, tienen total razón; se viene a un nuevo esquema de Gobierno, la democracia consociativa, en el cual el Gobierno aprovechar la división de clases de las sociedades, imponiendo un reparto del poder político desde la base de operadores de elites cuyos intereses van más allá de cualquier lógica de la mayoría. Se impone un tipo de Gobierno caracterizado por : integración de gabinetes de coalición, en que el poder ejecutivo y/o legislativo se comparte entre los partidos políticos; equilibrio de fuerzas entre los poderes ejecutivo y legislativo; gobiernos federales y descentralizados, donde se reconoce una independencia considerable para las minorías; asimetría bicameral, en la que es muy difícil que un partido obtenga la mayoría en ambas cámaras. Normalmente la cámara baja representa los intereses regionales, mientras que la cámara alta representa los nacionales; una constitución rígida, la cual prevenga cambios súbitos sin el consenso de las minorías; revisionismo judicial, que permita a las minorías acudir a las cortes para revertir leyes que se consideren injustas o inadecuadas; elementos de democracia directa, como el referendo o el consenso; distribución proporcional del empleo dentro del sector público; un jefe de Estado neutral, sea en un régimen monárquico con deberes ceremoniales, o en un régimen republicano en que el presidente o primer ministro sea portavoz de los intereses consensuados; y con un Banco Central independiente, en el cual los economistas y expertos en finanzas y administración pública, y no los políticos, definen las políticas monetarias.
En fin, nadie está mintiendo de ni un bando ni del otro; se muestran las intenciones y los deseos. Si se mide las medidas económicas asumidas en Argentina, perfectamente se ve que calza en la percepción de una democracia consociativa, que no molesta a los Imperios y que permite al capital de la élite seguir apropiándose de los recursos humanos y naturales del país. ¿Qué ha ofertado el Gabinete económico, una vez negado el decreto de Emergencia Económica por parte del poder legislativo? Puntualmente han dicho: Miguel Pérez Abad, ministro de Industria y Comercio, Sustituir importaciones, Plan agresivo de producción y de exportación, Dar facilidades al productor local, Eliminación de trámites, Sincerar precios, Rescatar las empresas básicas de Guayana, y Asignación de divisas a rubros prioritarios; Jesús Faría, ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Revertir el efecto de la disminución del ingreso petrolero, Recomponer la confianza de los inversionistas, Estimular las inversiones extranjeras, Detener la caída de las reservas internacionales, Revisar el cupo de viajero Cencoex, y Profundizar los mecanismos de integración regional; Luis Salas, ministro de Economía Productiva, No se ejecutarán medidas neoliberales, Se mantendrán controles, Hacer cumplir la Ley de Precios Justos, Avanzar en la política de fijación de precios justos, Democratizar el aparato productivo del país, Diversificar los mercados para la exportación, y Transformar la cultura del consumo; y Wilmar Castro Soteldo, ministro para la Producción Agrícola y Tierras, Freno a la importación de alimentos, Reducción de costos de producción, análisis de la estructura de costos, comenzarán con carne, leche y azúcar. Fijar precios razonables, Eximirán precio de 26 productos agrícolas, Fortalecer la ganadería bovina como sector estratégico, Reforzar el acompañamiento técnico al agricultor, y Reuniones de trabajo con empresas públicas y privadas.
En concreto, la realidad del país sigue siendo la misma aún, no se puede negar (desabastecimiento, colas interminables, incertidumbre…), pero es tiempo de hacer efectivo el diálogo. He dicho, en varios escritos, que, ante una polarización tan reñida, la salida es la negociación de conflicto. Sentar bases un modelo económico mixto, que involucre fortalecer el musculo productivo, pero que se siga viendo lo social como una inversión y no como un gasto. Que las empresas tengan condiciones jurídicas adecuadas para operar y que se le dé mayor agilidad a la asignación de divisas para la importación de medicamentos y alimentos, base esencial del malestar que hoy tiene buena parte del pueblo ante sus necesidades y carencias. Las intenciones del Gabinete económico son importantes, pero también lo son las necesidades del sector productivo privado, busquemos ese punto de equilibrio, porque, a fin de cuentas, quien está haciendo la cola es tanto de un bando como del otro, y todos, juntos, somos Venezuela.