Las políticas agroalimentarias sobre la seguridad y la soberanía alimentaria diseñadas e impulsadas por el Comandante Hugo Chávez se quedaron sepultadas en el tiempo, es decir se quedaron como letra muerta, por cuanto los Ministros del ramo nunca la ejecutaron, la producción de renglones tradicionales como por ejemplo: arroz, azúcar, café, maíz y caraotas , que en buena parte satisfacían la demanda alimentaria interna de manera tradicional Fue disminuyendo en los últimos años, por lo que la importación de los citados rublos fue creciendo progresivamente, para satisfacer la demanda de un creciente consumo derivado de las políticas de inclusión social del Estado venezolano que apuntan a la disminución de la pobreza, lo cual se expresó en un aumento del consumo alimentario, para ello el Estado venezolano se vio en la necesidad de disponer de cuantiosos recursos de dólares preferenciales vía CADIVI, para tal fin, ahora sabemos que una buena fracción de dichos dólares para la adquisición de productos de la cesta alimentaria básica se fueron por los caminos verdes en el marcado especulativo de esta divisa, lo que se llama eufemísticamente dólar paralelo o negro, es decir la importación se trasformó en el gran negocio del siglo, el diferencial entre el dólar CADIVI y el paralelo era sencillamente descomunal, por lo que los importadores de alimentos hicieron el negocio del siglo con las divisas aportadas por el Estado Venezolano al desviar, como dijimos antes, parte significativa de las mismas, La complicidad entre funcionarios corruptos del Estado y de empresarios inescrupulosos por el otro lado hicieron posible tamaña estafa al fisco nacional, valga decir al País.
Sólo el 3% de la población venezolana es la que realmente se dedica a las faenas agrícolas y dicha fracción no recibe el auxilio financiero ni la asistencia técnica necesaria por parte de los los entes públicos competentes, a pesar del anuncio de políticas públicas para auxiliar a los pequeños y medianos productores del campo, los Presidente Nicolas Maduro, y Hugo Chávez en su momento fueron engañados, mediante la simulación y el maquillaje de estadísticas, la importación alimentaria desmedida disfraza el déficit de producción criolla, los altos precios del petróleo en el mercado internacional proveía las divisas suficientes para mantener la falsa de una producción ficticia pero la brusca caída de dichos precios puso al descubierto la deprimida producción nacional, aunado ello la llamada guerra económico cuya acción se expresa fundamentalmente en las cadenas de distribución alimentaria, en la cual el grupo polar posee preeminencia.
Consecuencia de tal circunstancia es el desabastecimiento de productos alimentario, lo cual trae como consecuencia las innumerables colas del pueblo venezolano frente a los supermercados, es la expresión concreta de un fracaso , que se evidencio en los resultados electorales del 6-D y que amenaza con echar por tierra la permanencia del chavismo en el Gobierno nacional.
La gestión de Wilmar Castro Soteldo apunta a la concreción de medidas inmediatas en el corto plazo, para incrementar significativamente la producción nacional agroalimentaria, la recién promulgada ley de semillas, la prohibición de importación de productos transgénicos y la negociación con grupos privados de la agroindustria, así como la promoción de la agricultura urbana concurren el propósito de la nueva política agraria, para paliar la crisis de abastecimiento alimentario, dichas políticas de urgencias cabalgan sobre los restos dejados por las políticas perversas importadoras de los Ministros que le antecedieron, Elías Jaua, Iván Gil y Carlos Osorio, tienen mucho que ver con la citada crisis agroalimentaria.