Quinto malo

Entre salir del neoliberalismo y salir del Presidente

Aunque algunas personas, en un aterrador simplismo, pudiesen llegar a pensar que es lo mismo, nos encontramos ante dos cosmovisiones absolutamente opuestas. No es lo mismo querer salir de las políticas neoliberales que han permitido al capitalismo convertirse en fórmula para la acumulación desde el capital financiero, que querer salir de un proyecto político postcapitalista que desearía superar la dominación tradicional del capital con una propuesta de construcción de independencia y Patria socialista.

El pueblo venezolano lleva, sobre su libro de historias recientes, la impronta de una rebelión popular, de comuna, con deseos de poner sus manos firmes, armadas o no, en el destino de un Estado caduco y de detener el avasallador avance del neoliberalismo que pretendía imponer su fórmula fondomonetarista en un paquete de medidas inscritas en la denominada –entonces- "gran Venezuela".

1989, febrero, a finales de mes. Caracazo, por denominación mediática, estereotipada, reduccionista. Luego la reflexión sobre lo acontecido y, de manera vertiginosa, una rebelión pensada, sentida, emocionada, planificada. De fusiles y tanques, pero, sobre todo de esperanzas. Voluntad de porvenir, de cambios, transformaciones radicales. Revolución. Comuna. La Comuna de Caracas. Las y los alzados, propuestos a salir del dominio, de las imposiciones, de los arrebatos.

Después el parto histórico de una nueva era y de un líder. Revolución Bolivariana. Más tarde, también, Chavista. Vivir bien, la mayor suma de felicidad colectiva, el socialismo. La independencia y la Patria socialista en un Plan, que integra la salvación del planeta y la conformación en potencia productiva y antirentista.

Una nueva cosmovisión. Visión del mundo superadora del capitalismo. Por eso no hay cabida para las vacilaciones. Para los saltatalanqueras que subieron a la cresta de la ola en los meses posteriores a la Comuna de Caracas, a la Comuna de la esperanza proletaria, y luego se regresaron de manera abrupta al refugio Nazi-o-nal de la mediática servil al imperio, cuestionar ahora la trinchera estratégica de un Estado Mayor de la Cultura no es sino el desespero por complacer a sus amos en el objetivo de tener al "presidente saliente", como si ésta no fuese democracia participativa y protagónica y nuestro libro de navegación principal la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

El tema no es Tulio Hernández, un agitador medianamente educado que, probablemente, cobra en dólares sus provocaciones y adulancias. El tema es lo que él defiende, ese deseo de perpetuar el dominio del capital, su expresión neoliberal y financiera. Sólo que el asunto no es tan simplista como colocar al "presidente saliente" en la mira. Aquí hay un pueblo, amigo sociólogo, que no se inventa en laboratorios sino que ha sido generado por la compleja y molecular lucha de clases. Usted lo sabe. Sus amos no tanto.



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

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