La nueva AN suma un aliado, perdón, lo compra, pero con uno de esos "paso y gano". Con su acento de cubano radicado en Miami, en un tono confidencial claramente artificial, Miguel Ignacio Mendoza dirigió unas palabras en el Parlamento Legislativo.
Hasta hace poco el pueblo tenía ahí su espacio y el canto de Alí Primera, quien puso en peligro su vida cuando se alzó en defensa del que menos tenía, se escuchaba haciendo de la dignidad un acto de justicia.
Quien dice que es bueno para escribir y no se puede separar de su texto, cosa rara porque quien redacta su escrito se lo sabe de memoria, habla de corrupción del chavismo mientras detrás tiene al ícono de la malversación de fondos en la IV República, el diputado adeco Henry Ramos Allup.
El muchachito es muestra de ignorancia viva, además de imbecilidad y oportunismo. Comentarios como desestimar la reconstrucción del rostro del Libertador irrespetando el sesudo estudio que hicieron, para privilegiar el retrato de José Gil de Castro y Morales, es señal de eso.
También lo es sancionar el nombre del programa de Zurda Konducta, desconociendo que en publicidad se puede jugar con la ortografía, como los Beatles, cuyo nombre venía de la palabra "Beetles", y se le cambió una "e" por "a".
Un opositor sensato sabe que la presencia de Nacho en la nueva AN fue otra metida de pata, al igual que sacar la imagen del Libertador del Parlamento, pero qué se puede esperar de esta derecha que tiene como amigos a Felipe González, a Rajoy, Aznar, Uribe Vélez, Pastrana, entre otros conocidos por sus barbaries.
Entonces, la participación de este productico musical en este Parlamento permite inferir que desde allá se busca cambiar el discurso por uno fresco, pero altamente mediocre. Por cierto, Nacho, qué se habla en Canadá y por qué un chavista no puede usar zapatos de mil quinientos dólares.