Entra el mes de febrero y, por lo regular, me "fugo" de la ciudad con el carnaval. Me fugo de la ciudad, por lo general, siempre que entra un asueto: carnaval, Semana Santa, vacaciones en agosto, navidades y año nuevo. Pero este carnaval me quedé y lo disfruté bastante recorriendo nuestra capital. Usted que lee dirá: está usted ya viejo o no tiene los "cobres" para para el salto, y ahora se justifica desde las ramas. Y yo le digo: las dos cosas, más lo vivido.
Se suele creer que durante tales días el tiempo transcurre aburrido si no te vas afuera a recibir vientos diferentes. Lógicamente se comprende que con tanto problema de hacinamiento citadino, delincuencia, rutina y escasez se quiera salir disparado, del mismo modo como uno quiere despertar de la pesadilla o relajarse de un estrés. Pero nada que ver. Me arreglé con los míos una rutina de visitas a puntos clave organizados por la Alcaldía de Caracas y la cosa empezó a fluir. Resumiendo me fui primero al teatro Catia y me deleité con la elección de las reinas, juvenil y adulto mayor, en especial con está última (ya ven, estoy viejo); me fui al bulevar de Sabana Grande y valió la pena con los eventos organizados por PDVSA La Estancia: boleros, salsa, caminatas; y me fui, finalmente, al centro de la ciudad, donde el evento fue tan inmenso como inesperado: un rato en la plaza Bolívar y después otro en la plaza El Venezolano, punto este último de donde tomo el brío para comunicarme con ustedes.
Fue allí donde lamenté no poseer una cámara de lente mejor (oígo donativos) para registrar a un doble que conseguimos de Ismael Rivera: voz y son. En la plaza El Venezolano, esquina San Jacinto, cuadra Bolívar, semanalmente los señores de la tercera edad incendian el ambiente y derrochan juventud bailarina. Se congregan en un club de los abuelos que tienen allí y se lanzan a bailar. Cuando fui eligieron a una doña con el mejor disfraz, a una pareja con el menor baile y otros detalles. Mas fue un poco más allá, pegado a la edificación de la plaza, frente al restaurant criollo, donde conseguimos a otra congregación de adultos y el evento ardía de manera espectacular. Un karaoke allí registraba a un personaje que se disparó casi todos los temas de Ismael Rivera con swing y voz muy similares al original, y, como se comprenderá, el evento levantaba el polvo. El Sr. en cuestión es de apellido Meneses, y dejo constancia acá de que lamento lo que ya dije, no tener una poderosa cámara para registrar lo que vi, así como no haber obtenido el nombre completo del don. Pura juventud y alegría. Cuento con su apoyo, Sr. lector, para que con su conocimiento me dé luz y, mejor aun, me envíe videos si estuvo por casualidad en el mismo sitio y a la misma hora.
Como pude con mi teléfono cuasi artesanal grabé y, a modo de homenaje y retribución por el momento vivido, presento el material a continuación (dos temas de un montón que interpretó con gran fidelidad, temas que, de paso, no fueron los mejores interpretados):
Cierro resaltando el felicísimo trabajo de la Alcaldía del Municipio Libertador en materia carnavalesca. Alcalde Jorge Rodríguez, gracias por posibilitar que quienes se queden en la ciudad no tengan que lamentar salir de ella durante los asuetos. Caracas humana, como debe ser, por más que parezca un contrasentido que se sienta más humanizada cuanto menos gente contenga (la ciudad estaba sola porque la mayoría se había ido hacia el interior). Se reconoce lo acertado y lo que en, criterio de uno, no parezca tanto.
Y, Sr. Meneses, donde quiera que ande, nuestro mejor deseo de vida y juventud, esa de la cual hizo gala con su canto y baile. Pendite el lecto de que en los videos don Meneses es quien tiene la boina y zapatos blancos.
Blog del autor: Animal político