Esta Ley de Amnistía y Reconciliación que pretende aprobar la oposición apátrida en la Asamblea Nacional, da muestra de su baja escala de valores y profundo desprecio a los derechos humanos. Sus planteamientos son de lo más cínico.
Nada debería sorprendernos viniendo de este grupo de políticos necrófilos. Solo basta recordar el golpe de abril de 2002, cuando ellos mismos fueron capaces de mandar a matar a propios y extraños, apostando francotiradores para ese fin.
Pareciera que la memoria de esta gente es de teflón. Todas las muertes de estos compatriotas inocentes fueron el medio para lograr el fin, que era dar el golpe de estado y acabar con la institucionalidad, derogar los poderes públicos y, por si fuera poco, borrar de un plumazo la Constitución de la República, garante de los derechos humanos que ellos mismos violaron.
Sin embargo, el Comandante Chávez con su grandeza y sin igual capacidad de perdón decretó la Ley de Amnistía para todos los actores participantes del golpe de estado de abril, a pesar de sus terribles implicaciones en materia de derechos humanos. Quizás esto fue un error del gigante, pues hoy sufrimos las consecuencias de la impunidad de ayer.
Según Julio Borges, la Ley de Amnistía será la vía para "la reconciliación y el perdón entre los venezolanos". Cabría preguntarse qué nos tiene que perdonar la oposición a nosotros los revolucionarios. ¿Será el hecho de levantarnos cada día para luchar por construir una sociedad más justa y de iguales, donde ellos también están incluidos? ¿O quizás perdonarnos por el atrevimiento de haber comenzado a hacer una revolución humanista con nuestro Comandante Chávez y en esta nueva etapa con el camarada Nicolás Maduro? Camarada que también ha sido víctima de ataques feroces en el campo político y económico, inclusive mucho más de lo que lo fue nuestro Comandante Chávez.
Se repite el mismo fin de perpetrar un golpe de estado y acabar para siempre con la Revolución Bolivariana. Será por el "mal ejemplo" que para ellos ha dado nuestra revolución al mundo, por aquello de la autodeterminación de los pueblos, la justicia social y el derecho a ser libres y soberanos… y un largo etcétera. Por supuesto, ellos no pueden perdonar semejante osadía. Que el pueblo chavista haya decidido tomar su destino en las propias manos.
En este punto he de referirme a las guarimbas, propiciadas por el insigne Leopoldo López, prócer de la oposición, padre de "la salida" en su gesta libertaria, que dejó 43 víctimas fatales e igual número de hogares enlutados de familias venezolanas compatriotas de él, y que nada le importaron, como tampoco los niños que pudieron haber muerto en el incendio provocado en el Ministerio de Hábitat y Vivienda. Estas posibles muertes hubiesen sido "daños colaterales" para la oposición.
Nuevamente no importa el medio para lograr el fin. ¿Y qué decir de las ingentes pérdidas materiales y económicas en cuanto a infraestructura, el daño a centros de salud y a núcleos universitarios? Nunca se había visto esto en Venezuela como forma de lucha política.
La violación del libre tránsito por todo el territorio nacional, consagrado en nuestra Carta Magna, el cual fue conculcado salvajemente por los sectores ultrosos de la derecha venezolana. ¿Cómo olvidar los casos de compatriotas que producto de estas trancas, murieron al no poder llegar a los centros de salud? Solo porque algún malnacido recibió las órdenes de cerrar las vías.
Lo más impresionante de la deshumanización demostrada en esos días de las guarimbas fue la colocación de guayas para degollar motorizados. Nuevamente, no importa el medio para lograr el fin.
Este ha sido el lugar común al que a lo largo de 17 años nos tiene acostumbrados la oposición para lograr sus objetivos y alcanzar el poder político. No les importa matar al pueblo de hambre a través del desabastecimiento programado y la inflación inducida mediante el nefasto dólar today. Una guerra económica diseñada por los sectores de la burguesía representados por los políticos de oposición que hoy se sientan en la Asamblea Nacional para defender sus intereses.
Por todo lo anteriormente expuesto, como venezolana, revolucionaria, responsable de mis actos, hija de la tierra sagrada de Bolívar y Chávez, defensora de la vida en todas sus formas, y de los derechos humanos, me resulta absolutamente inmoral aceptar la mera posibilidad de una ley de amnistía y mucho menos reconciliarme con aquellos que tanto daño le han hecho a mi pueblo, a la figura de Chávez y a la Patria.
Olvidar imposible, reconciliarme una quimera. Que nadie se equivoque, pensar es gratis. La impunidad es la que los ha hecho a ellos fuertes. Combatámosla y los debilitaremos.
Honor y gloria a todos los compatriotas caídos y justicia para las víctimas. Amando venceremos.
Zulika King
Coordinadora del Movimiento de Batalla Social Punta de Lanza
Sábado, 27 de febrero de 2016